Durante los últimos años, debido a la pandemia, hemos visto como una gran mayoría dejábamos a un lado los largos viajes y optábamos por destinos cercanos con un componente elevado de naturaleza. Afortunadamente, a nuestro país no le faltan parques nacionales ni rincones donde disfrutar de un excelente entorno natural. Entre ellos, es un privilegio escaparse de Barcelona y en menos de dos horas plantarse en comarcas como el Ripollés.
En la comarca del Ripollés encontramos el Parque natural de las Cabeceras del Ter y del Freser que incluye un amplio territorio verde que se extiende entre Núria, Ribes, Setcases, Toses y Molló.
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El parque ofrece una gran variedad paisajística con un ecosistema donde la ganadería, los animales salvajes y la flora autóctona conviven en armonía.
Concretamente en la zona más al este del parque se sitúa el municipio de Molló, con un montón de actividades que podemos hacer tanto en verano como en invierno. A continuación repasaremos las mejores cosas que hacer en Molló y sus alrededores.
Índice de contenidos
- 1. Admira la iglesia de Santa Cecilia de Molló
- 2. Visita al Parque de animales de Molló
- 3. Ascensión al pico de Costabona
- 4. El Camino de Retirada
- 5. La Torre del Mir
- 6. Visitar Camprodon
- 7. La escénica ruta en coche desde Espinavell a Setacases
- 8. Una visita a Espinavell
- 9. Practicar running en la Estación de Trail Running del valle de Camprodón
- 10. Tirolinas en Molló Parc Aventura
1. Admira la iglesia de Santa Cecilia de Molló
Cuando te acerques por primera vez a la iglesia de Santa Cecilia de Molló es posible que debas detenerte y examinar varias veces el campanario. Puede que incluso te quites las gafas, las limpies con un paño y trates de observar la torre nuevamente. La vista no engaña. La torre ofrece proporciones correctas pero su ubicación produce un curioso efecto visual y da la sensación que la parte superior del campanario es más gruesa que su zona inferior.
La iglesia de Santa Cecilia de Molló disfruta de unas vistas privilegiadas a la valle del río Ritort desde principios del siglo XII y ofrece un estilo románico pirenaico. En su interior encontramos una sola nave y sus puertas suelen estar abiertas desde las 9 de la mañana hasta las 8 de la tarde.
Sin lugar a dudas, es uno de los ejemplos de románico más bonitos en Molló y alrededores.
2. Visita al Parque de animales de Molló
Si estáis de viaje en familia en Molló -o por la comarca del Ripollés por extensión- no os podéis perder una visita al Parque de animales de Molló.
Situado en un entorno de prados y bosques, el parque ofrece un bonito recorrido de unas tres horas en el que podréis ver animales autóctonos del Pirineo. Entre ellos, osos, águilas, marmotas, zorros, jabalíes, rebecos, linces, lobos, ciervos y muchos más.
Los animales viven en un estado de semi-libertad gracias a la extensión del territorio en el que se ubican las distintas especies. Asimismo, existe una zona en la que los más pequeños podrán dar de comer a las cabras o incluso montar en poni.
A lo largo del circuito encontraréis zona para hacer el picnic y completar una jornada ideal descubriendo los animales del parque.
Tarifas: adultos (de 14 a 64 años) 15 euros. Niños: 11 euros.
Sitio oficial: Mollo Parc
3. Ascensión al pico de Costabona
La silueta del Costabona es la cumbre más alta del Parque natural de las Cabeceras del Ter y del Freser en esta zona de Molló.
Este pico cuenta con 2,465 metros de altura y se presenta con una ascensión bastante asequible desde Espinavell. Sin lugar a dudas, si eres un amante del senderismo y de la montaña, la ascensión al pico de Costabona es una de las cosas imprescindibles que debes hacer en Molló.
Desde su cumbre granítica, si el tiempo acompaña, podemos disfrutar de espectaculares vistas al Golfo de Roses, el Roselló, la montaña del Canigó en el lado francés y los picos que circundan el circo de Ulldeter como el Bastiments.
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Si disponéis de un fin de semana entero os podéis lanzar a completar la Volta al Costabona. Una ruta circular de 31 kilómetros que une los dos refugios de montaña (lado catalán y lado francés) atravesando alguno de los sitios más bonitos del parque.
Asimismo, el Ripollés es una de las comarcas claves en las que se realiza anualmente el Festival de Senderisme de los Pirineos.
https://festivalssenderismepirineus.cat/?lang=es
4. El Camino de Retirada
La Guerra Civil dejó una gran huella en los valles de Camprodón y en las inmediaciones de Molló. Una manera de trasladarse en el tiempo y, a su vez, disfrutar del paisaje natural de la comarca, consiste en seguir el Camino de la Retirada, los caminos que trazaron los exiliados para escapar de las garras del fascismo para cruzar la frontera con Francia. Existe más de uno porque fue, literalmente, una desbandada. Se calcula que unas 90,000 personas cruzaron a pie los picos y collados de este vértice pirenaico entre enero y marzo de 1939.
Los lugares más emblemáticos de esta ruta son el Col d’Ares y el coll Pregón. La ruta completa está debidamente señalizada y consta de 14 kilómetros uniendo Molló con Prats de Molló pasando por el Col d’Ares.
Donde alojarse en Molló
Durante nuestra estancia en Molló nos alojamos en la Cabaña de Can Jordi. Una antigua casa de montaña remodelada que desde hace tres años se ha convertido en una espléndida casa rural independiente. Consta de dos plantas con el salón y la cocina en la primera y con una habitación de matrimonio y otra con dos camas en la planta baja. Encontramos la casa con todo tipo de detalles que fácilmente enamoran y otros prácticos, como el aceite, la sal, el azúcar y varios productos básicos que nos facilitan la vida.
Desde la habitación de matrimonio se accede a una terraza con preciosas vistas al Comabona. Si volvemos a Molló, no dudaremos en repetir la estancia.
5. La Torre del Mir
La antigua Torre del Mir nos remonta a las épocas de los primeros condes de Cataluña en la Edad Media. Se trata de una torre de vigilancia cerca de Prats de Molló, en la vertiente francesa, con vistas privilegiadas a todo el valle. Sin lugar a dudas, visitar la Torre del Mir es una de las cosas interesantes que podemos hacer en Molló.
La torre formaba parte de una red de edificios de vigilancia de los reyes de Mallorca que, como en el Señor de los Anillos, se comunicaba mediante humo con otras torres cercanas para avisar de posibles ataques inminentes.
Sus inicios se remontan al siglo XIII y con su altura de 1500 metros nos permite divisar una gran parte de los valles catalanes y del Roselló.
La torre se puede visitar e incluso podemos subir a su terraza superior para contemplar sus privilegiadas vistas.
6. Visitar Camprodon
Camprodón forma parte de nuestra lista de los 20 pueblos más bonitos de la provincia de Girona.
Se encuentra a pocos minutos en coche de Molló y sus características la hacen el lugar perfecto en el valle para hacer nuestras compras, pasear, comer y conocer sus orígenes medievales. El Puente Nuevo que, muy al contrario de lo que su nombre indica, fue construido durante el siglo XII y comunicaba las comarcas del Ripollés con La Cerdanya.
Durante vuestra visita no os perdáis el Monasterio de San Pedro, la iglesia de Santa María ni un paseo por la calle Maristany donde veréis las originales casas de los antiguos burgueses de Camprodón.
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Si buscáis una ruta con grandes vistas, esta es la vuestra. La carretera que une por el norte las poblaciones de Espinavell con Setcases ofrece unas visuales al Parque natural de las Cabeceras del Ter y del Freser asombrosas. Os aviso que no está asfaltada aunque es de tierra compacta y no debería entramar ningún tipo de dificultad a los turismos de tipo standard.
La ruta suele ser bastante solitaria y cubre la distancia de unos 23 kilómetros entre ambas poblaciones. Sus curvas serpentean por la montaña y se encaraman hasta los 1,900 metros de altura, muy cerca del pico de Costabona. El trayecto dura una hora aproximadamente aunque seguro que vais a parar en más de una ocasión durante la ruta y os lleve un buen rato más.
Espinavell es un núcleo de casas que pertenece a Molló y se sitúa al norte del término municipal. De aquí parten varias excursiones como el Camino de la Retirada o la circular alrededor del Costabona.
Espinavell cuenta con tres calles, literalmente: El carrer d’Avall, carrer d’Amunt y carrer d’Enllà (La calle de abajo, la de arriba y la de más allá). Cuenta con una bonita iglesia medieval, un refugio de montaña y el pueblo es principalmente famoso por la fiesta de La Tria de Mulats que tiene lugar cada 13 de octubre, la feria de equinos del Ripollés. Durante ese día, acuden todos las yeguas de la comarca con sus camadas. A continuación, los pequeños potros son separados de sus madres y entonces empieza la compraventa del ganado.
En Espinavell también encontraréis el espléndido restaurante Can Jordi regentado por la todoterreno Eva Martínez, una persona capaz de poner el territorio de patas arriba gracias a sus ideas y a su impulso. Un restaurante ideal para degustar la comida tradicional de la zona. No os perdáis el estofado de potro, especialidad de la casa, el arroz de montaña o los canelones de pato con beixamel de setas. Una auténtica delicia.
9. Practicar running en la Estación de Trail Running del valle de Camprodón
Running, ultratrail, correr, hacer el cabra por la montaña… Para mi sinónimos, para otros, nada que ver. Si eres un apasionado de las carreras de montaña o del senderismo, en la estación de Train Running de Domini D’Isards encontrarás un conjunto de 10 circuitos por la montaña de diferentes niveles marcados por dificultad. Puedes hacerlo en solitario, en grupo o apuntarte a cualquiera de las actividades que se realizan en este espacio natural.
Además, parecen tener en cuenta al resto de la familia incluyendo todo tipo de actividades para los que no corren. Una buena manera de evitar futuros divorcios haciendo que las jornadas en la montaña sean divertidas para todos los miembros de la familia. Encontraréis todos los detalles en la página oficial de Domini d’Isards.
10. Tirolinas en Molló Parc Aventura
En un viaje en familia a la montaña no puede faltar el típico día de quemar adrenalina saltando en tirolinas y otras locuras varias. El Molló Parc Aventura se encuentra a poca distancia del Parque de Animales de Molló y encontraréis circuitos para todas las edades, incluso a partir de los dos años.
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El Molló Parc Aventura está abierto laborables y festivos (a excepción del 25 de diciembre, 1 y 6 de enero) y los precios varían entre los 6 y los 21 euros según circuito y edad.