Los 20 pueblos más bonitos de Girona

Ya lo vieron los griegos y más tarde los romanos, la provincia de Girona se encuentra en un rincón privilegiado de la península flanqueado por el perfil sinuoso de la Costa Brava, las primeras colinas de los Pirineos y por un bendecido clima mediterráneo.

Girona es un destino perfecto para alternar montaña, mar, cultura y gastronomía. Lo tiene todo y a escasa distancia. En algunas épocas del año, te puedes pegar un día de esquí y terminar la jornada disfrutando de un buen arroz en un chiringuito con tus pies descalzos jugando con la arena de la playa.

Disfrutando de un paseo por los caminos de Ronda cerca de Calella de Palafrugell (c) Quique

A lo largo de la provincia de Girona encontramos alguno de los pueblos más bonitos de España. Por su costa, algunos pueblos pesqueros todavía presentan sus casitas blancas y puertos tal y como los conocieron ilustres gerundenses como Josep Pla o Salvador Dalí. Por su interior, el legado medieval os dejará asombrados con varias joyas arquitectónicas que se mantienen en un excelente estado de conservación.

En todos los pueblos encontraréis amplios espacios para dejar el coche en las inmediaciones del centro, algo que facilita el paseo al evitar la circulación de vehículos por los cascos históricos y nos ayuda a visitar varios pueblos en un misma día.

Tras varias visitas a uno de los rincones de Cataluña que más nos gustan, a continuación os mostramos los pueblos más bonitos y con más encanto de la provincia de Girona.

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Peratallada

Castillo de Peratallada (c) Quique

Cuando llegas a Peratallada te da la sensación de esta frente a un decorado. Este pueblo medieval a pocos kilómetros de distancia de Pals, ofrece otro bello escenario de legado medieval y un cuidado inmaculado en sus calles y paredes.

Peratallada es bastante pequeño y en menos de una hora podremos pasear por los lugares más importantes del pueblo como la iglesia de Sant Esteve (justo frente al parking), la Torre del Homenaje, la Plaza del Castell o la Calle Mayor.

Pals

Pals es una de las maravillas medievales más bonitas de Girona. Este pequeño pueblo de interior y a pocos minutos en coche de Calella de Palafrugell, ofrece un formidable paseo que nos transporta al medievo a través de sus callejuelas con adoquines y una presencia impoluta.

Lo primero que debéis hacer al llegar a Pals es saludar en la Oficina de Turismo del pueblo donde os darán un folleto con un estupendo recorrido para descubrir los lugares más bonitos e importantes de Pals.

Al terminar la ruta no podéis marcharos de Pals sin probar alguno de sus arroces, famosos en la región con constancia de su buen hacer desde el siglo XV.

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Palau Sator

Torre y murallas de Palau Sator (c) Quique

A escasa distancia de Peratallada, Palau Sator es otra joya medieval que ha llegado a nuestros días con una excelente estado de conservación. Como sus compañeros de viaje, encontraréis un parking frente al centro para dejar el coche a un lado y explorar sus callejuelas.

Sus dimensiones son más reducidas que su vecina Peratallada y podremos ver sus lugares más importantes como la Torre de las Horas o la iglesia de Sant Pere. Asimismo, os recomendamos una visita al Museo Rural del Mas Pou para entrar más a fondo en la vida diaria de los campesinos de época.

Monells

Si has visto la famosa película 8 apellidos catalanes, seguro que recordarás el lugar donde tiene lugar la boda, con su preciosa plaza, los pórticos y los adoquines que decoran las calles del pueblo. El escenario de la película, como habréis adivinado es Monells.

Al llegar a Monells, andando desde el parking principal a las puertas del pueblo, en pocos minutos llegarás a la plaza Mayor que, con una arquitectura de estilo románico y gótico es el centro neurálgico de Monells desde donde parten la mayoría de callejuelas por el interior de esta preciosidad medieval. Un consejo, perderos por ellas y disfrutad del paseo.

Besalú

Panorámica de Besalú desde el puente (c) Pixabay

Besalú tiene uno de los puentes más bellos y conocidos del país. Esta localidad de dimensiones más grandes que los anteriores citados, se encuentra a caballo entre Girona y la comarca de La Garrotxa, y ofrece una de las visitas más singulares de la región.

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Besalú fue una de las ciudades más importantes de Cataluña durante la Edad Media y su legado nos ha llegado hasta nuestros días con uno de los barrios judíos mejor conservados y más bonito de España, un puente medieval que supuso un antes y un después en la arquitectura de la época y más edificios de relevantes como el Monasterio de Sant Pere.

Santa Pau

Mecido entre los volcanes extinguidos de La Garrotxa, Santa Pau es una localidad con uno de los conjuntos medievales mejor conservados de Girona. Las murallas rodean Santa Pau y en varios puestos encontrarás miradores preciosos a esta zona tan verde y fértil.

Por el interior, déjate llevar por sus callejuelas y tómate alguna cosa en la la Plaza Mayor, disfrutando de sus soportales, sus galerías porticadas y en definitiva, de la belleza arquitéctonica y paz que transmite el nombre de esta preciosa localidad.

Castellfollit de la Roca

La espectacular puesta en escena de Castellfollit de la Roca (c) Quique

Castellfollit de la Roca parece desafiar las leyes de la gravedad. Si llegas en coche por la A-26 procedente de Besalú, te sorprenderás de la espectacular estampa que ofrece Castellfollit sobre un risco de grandes proporciones y afilado como un cuchillo gigante.

El interior del pueblo tampoco tiene desperdicio. Asimismo, encontraréis varios miradores al risco de formación basáltica, entre ellos, la pasarela que cruza el río Fluvia con preciosas vistas.

Recomendaciones para alojarse en La Garrotxa

Si vais con niños: Nuestra opción preferida es un bungalow en camping, es la forma ideal para hacer amigos y disfrutar del aire libre. Destacamos el Camping Les Preses gracias a su ubicación a pocos minutos de Olot y de los volcanes y los servicios que encontramos.

Si vas en pareja: Si quieres escapar del mundanal ruido y buscas una experiencia romántica te recomiendo la casa rural Mas Baié en la localidad de Sant Esteve de Llémena. La normativa del establecimiento es clara, nada de niños y la gastronomía es de km 0 y espectacular.

Cadaqués

Cadaqués antes de la tempestad (c) Quique

Sin necesidad de irnos tan lejos como Santorini en Grecia, Cadaqués, con su estampa de casas blancas frente al mar es la imagen idílica que tenemos en mente cuando pensamos en un pueblo pescador frente al Mediterráneo. Anclado entre las montañas del Cabo de Creus y el viento de la Tramuntana, Cadaqués es uno de los pueblos más bonitos de Cataluña.

Si su preciosa estampa no es suficiente, a escasa distancia de Cadaqués encontramos Port Lligat con el museo y casa del genial artista Salvador Dalí.

Tossa de Mar

Quizás las curvas que van desde Lloret de Mar hasta Tossa de Mar sean las preferidas en la Costa Brava para aquellos que les gusta conducir. El olor a pino embarga la carretera y las calas se van sucediendo en cada recodo de la carretera.

La muralla medieval se encuentra muy bien conservada y recorre el cabo de Tossa así como el casco antiguo de Tossa de Mar. Las murallas son de libre acceso y por ellas podemos obtener panorámicas fantásticas de la costa y del pueblo. No os perdáis las vistas desde el faro de Tossa, de infarto.

Calella de Palafrugell

La cala Canadell en Calella de Palafrugell (c) Quique

Calella de Palafrugell es sinónimo de habaneras y cremats. Este pueblo pesquero de casas blancas y calas preciosas a cada recodo del escarpado perfil de la costa, es la quintaesencia de la Costa Brava.

No te pierdas un paseo por el Camino de Ronda, el tramo desde Calella hasta Llafranc es una maravilla con alguna de las calas más bonitas de la Costa Brava como el Golfet.

Begur

Begur es otra delicia siguiendo el perfil de la Costa Brava. A pocos kilómetros al norte de Calella de Palafrugell, lo primero que veréis al llegar es su castillo del siglo XI que se levanta desde lo alto de la colina.

Conviene acercarse a él para disfrutar de las espectaculares vistas. El interior del pueblo conservado su legado medieval. Entre sus mejores calas no os perdáis Sa Riera y Sa Tuna.

Ullastret

En el interior del Bajo Ampurdán, cerca de otras poblaciones como Peratallada o Palau Sator, se levanta Ullastret, otra delicia medieval con murallas rodeando el centro histórico que se remontan al siglo XIII y se encuentran en muy buen estado de conservación.

Asimismo, a dos kilómetros de distancia encontramos el poblado ibérico de Ullastret, uno de los mejores legados de los íberos que podemos ver en la provincia de Girona. La antigua ciudad tiene sus orígenes en el siglo XI a.C.

Beget

Iglesia medieval de Beget (c) Pixabay

Beget se encuentra en la zona de la Alta Garrtoxa, en una zona más alejada de las rutas turísticas y quizás por ello ofrece un estado de conservación espléndido con grandes ejemplos medievales como la iglesia de Sant Cristófol y un par de puentes medievales. Pasear por sus calles es como adentrarse en un pesebre viviente.

El sendero de largo recorrido que cruza los Pirineos de lado a lado, el GR11, pasa por Beget y a poca distancia tenéis rutas senderistas preciosas como las que nos acercan a Talaixa o Rocabruna.

La Bisbal de L’Empordà

Entre Monells y Peratallada se encuentra esta población de proporciones más elevadas. La Bisbal ofrece una mezcla medieval y modernista. Por un lado, parte de sus murallas todavía siguen en pie recordando su pasado medieval así como su castillo palacio levantado en el siglo XI. Por otro lado, varios edificios modernistas le ofrecen un toque distinto a la piedra y la arquitectura medieval.

La cerámica está muy ligada a la historia de La Bisbal de l’Empordà y podemos verlo en el Museo de la Terracota y también en el mercado semanal que tiene lugar todos los viernes.

Camprodón

El Puente Nuevo de Camprodón (c) Quique

En el interior de la comarca del Ripollès, se levanta Camprodón, un pueblo mecido por el valle que lleva su propio nombre y con una extensión suficiente para convertirlo en un punto de referencia de la comarca para las compras y la gastronomía. El Puente Nuevo que, a pesar de su nombre fue construido en el siglo XII, preside la visual de Camprodón y desde él partía el antiguo camino que conectaba el Ripollés con La Cerdanya.

De visita por Camprodón, dos paradas obligadas son el Monasterio de San Pedro cuyos orígenes se remontan en el siglo X y la iglesía Santa María, otro ejemplo arquitectónico que sigue varios estilos desde el románico hasta el barroco. Y por supuesto, no dejéis de probar el embutido de la zona, para mi gusto, Camprodón se encuentra en lo más alto del podium en esta categoría.

Hostalets d’en Bas

Volvemos a la Garrotxa para descubrir este precioso pueblo a caballo entre la Fageda d’en Jordà (un hayedo cuyo paseo se hace imprescindible) y los volcanes extinguidos de Girona como el de Santa Margarida. Se encuentra en la Vall d’en Bas y como la mayoría de los mencionados en el post, está declarado Bien de Interés Cultural.

Cuando lleguéis a Hostalets, pasead por la calle Teixeda donde veréis las antiguas casas bien restauradas y con sus macetas repletas de flores que decoran el escenario. Os aconsejo seguir la ruta que lleva hasta la ermita de Sant Miquel de Falgars donde disfrutaréis de unas espectaculares vistas al pueblo y al entorno.

Banyoles

El lago de Banyoles (c) Quique

El lago de Banyoles es el segundo más grande en toda Cataluña y los caminos que lo rodean invitan a largos paseos en bicicleta, picnic y a unas vacaciones de relax rodeados de naturaleza.

En la plaza Mayor la arena domina la zona central y sus 40 arcos invitan al vermut. Entre otros edificios emblemáticos destacan el Monasterio de Sant Esteve, la antigua muralla de Banyoles y la Llotja del Tint (una antigua fábrica medieval de tinte).

Puigcerdà

La capital de La Cerdanya es un reclamo tanto en invierno con la temporada de esquí como en verano gracias a la enrome cantidad de excursiones que pueden hacerse en La Cerdanya.

Aprovechad para ir de compras por sus calles adoquinadas, por su mercado de los domingos por la mañana y, sobre todo, no os perdáis una vuelta alrededor de su lago, ya sea congelado en invierno y mostrando sus mejores reflejos en la primavera.

Roses

Vistas a Roses desde el puerto (c) Quique

Roses apenas se encuentra a 30 kilómetros de la frontera con Francia y en un lugar privilegiado a caballo entre el Parque Natural de las Marismas del Ampurdán (Parc Natural dels Aiguamolls de l’Empordà) y el Cabo de Creus. Sus orígenes son griegos con vestigios del siglo VIII a.C. de la antigua ciudad de Rhodes.

El Camino de Ronda sigue el precioso perfil de la costa, las playas son de arena blanca y fina y el centro de la ciudad alterna espacios históricos como la ciudadela de Roses con todos los servicios de hostelería, mercados y sanitarios que aporta una ciudad.

Llançà

Ya al norte del Cabo de Creus y apenas a 15 kilómetros de distancia con Francia, Llançà es el exponente más al norte de la Costa Brava con algunas calas escondidas de gran belleza. No dejéis de visitar el Monasterio de Sant Pere de Rodes así como practicar el senderismo por la salvaje naturaleza del Cabo de Creus, uno de los lugares más bonitos de la costa catalana.

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Frente a la playa del puerto de Llançà encontraréis varios restaurantes y un bonito paseo para disfrutar de las últimas horas del día.

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