Tres países y dos fronteras en un día: Jordania, Israel y Egipto

Egipto Israel Jordania

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¡Tres países, dos fronteras y un manoseo de pasaporte y preguntas que no veas! De Jordania a Israel a través de la frontera en Aqaba con Eliat y de Israel a Egipto por la frontera de Taba.

El minibus partió de Wadi Rum a las siete de la mañana y aproximadamente en una hora y tres dinares me encontré nuevamente en el centro de Aqaba. Me despedí del desierto y de las montañas mágicas de Wadi Rum con la silueta de los Siete Pilares de la Sabiduría famosos gracias a Lawrence de Arabia.

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En Aqaba recogí la bolsa con ropa que había dejado en el hotel Almira y subí a un taxi que por siete dinares me dejó en la frontera con Israel.

La salida de Jordania fue bastante rápida. Era el único ser vivo a salvo de los militares y demás servicio gubernamental. Pagué los 5 dinares para salir del país y me preguntaron si quería que me sellaran la salida de Jordania en un papel aparte. Todo un detalle. Existe una serie de países musulmanes donde no es posible entrar con una estampita israelí en el pasaporte: Siria, Líbano, Irán, Arabia Saudí, Libia y Yemen. Evidentemente, la salida a Jordania estampada en el pasaporte no es lo mismo pero la policia no es tonta y si ven que has salido por Aqaba no hace falta pensar mucho para suponer que has pisado suelo israelí.

Les dije que no me importaba ya que tenía pensado entrar en Sinaí y acabar mi viaje en Israel donde con toda seguridad me invalidarían el pasaporte a mi salida desde el aeropuerto de Tel Aviv.

Abandoné el territorio jordano y entré en territorio israelí. Me dio la bienvenida un militar con metralleta preguntándome si llevaba pistola o explosivos. Ni buenos días tan siquiera.

israel frontera
Afortunadamente volvía a ser el único ser vivo entre los funcionarios y militares que pululaban la frontera. Seguí el pasillo para peatones como un corderito y llegué la primer mostrador donde empezaron a interrogarme.

¿Cuál era el motivo de mi visita? ¿Conocía a alguien en Israel? ¿Qué itinerario realizaría? ¿Cual era el nombre de mi padre, mi madre, mis abuelos y casi toda la parentela junta…? ¿Donde trabajaba? ¿En qué? Dirección. Teléfono móvil y de casa…

Cuando repasaron mi pasaporte y encontraron el sellito de Siria el funcionario se acercó a su supervisor y se pusieron a charlar a un lado. A la vuelta me preguntaron mil y una preguntas sobre mis razones para visitar Siria.

Terminaron y me indicaron un banco al exterior donde esperar. Al cabo de un rato pasé a otro mostrador donde volvieron a preguntarme más o menos las mismas cosa. Uno tiene que armarse de paciencia porque me volvieron nuevamente a sentar en el banco para volver a visitar más tarde otro mostrador donde pasé otros exámenes y un chequeo al completo de mi mochila. Por fortuna, mis calcetines sucios no los consideraron un arma de destrucción masiva y pude atravesar la frontera.

Cambié los billetes jordanos que me quedaban y subí a un taxi para que me dejara en la frontera de Taba con Egipto. Un pequeño regateo me lo dejó por 70 shequels y durante el viaje de 20 minutos me sorprendió volver a ver mujeres con pelo suelto al estilo occidental por las calles.

En la frontera volvieron a saludarme con el tema de las metralletas y los explosivos. Volvieron a abrir la mochila, registrarme y me indicaron que pasara a la siguiente sala. Allí un banco me esperaba con el impuesto de salida de Israel, algo que yo no esperaba y subía a la friolera de 95 shequels (unos 19 euros). Tras otra sobada de pasaporte entré en suelo egipcio. Uno de los policias incluso se pasó un buen rato riendo y repasando los animalitos dibujados en el pasaporte.


No tenía visado para entrar en Egipto. En la misma frontera con Israel ofrecen un visado de 15 días para visitar exclusivamente la península del Sinaí. Esperaba que la información que había encontrado por internet fuera correcta mientras rellenaba papeles y volvía a ser registrado por enésima vez.

Pasé los trámites y efectivamente no me pusieron pegas y me estamparon el sello exclusivo para la península del Sinaí. Me pidieron una dirección en Egipto y solté el primer hostal en Dahab que había encontrado por internet.

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Por fin parecía todo terminar. Pregunté a un policia -antes que los taxistas egipcios se abalanzaran- donde estaba la estación de autobuses. De hecho se hallaba solamente a un kilómetro de distancia por lo que decidí realizar el camino a patita y evité así a los taxistas que ya empezaban a acercarse.

Al cabo de un kilómetro y enfrente de la estación, me encontré con un control de aduana. Me pidieron 75 libras egipcias para entrar en el país. Entonces me dí cuenta que no había sacado todavía dinero egipcio. Tuve que volver atrás y me metí en un resort de Movenpick donde me registraron otra vez de arriba a abajo antes de entrar -¿qué pinta debo llevar?- para poder entrar y cambiar 50 euros.

Con dinero egipcio en el bolsillo volví a la aduana fronteriza, pagué, me invitaron a unas mandarinas y a té. Tras charlar un rato con ellos, finalmente entré en la estación de autobuses donde el próximo bus partiría a las 3 de la tarde en dirección a Dahab. Afortunadamente todo había terminado a las 2 de la tarde y me dio el tiempo suficiente para recobrar fuerzas y afrontar el nuevo destino con todas las energías de mi cuerpo.

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TFW

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29 Comentarios
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