Aigüestortes – travesía al estany Redó desde Boí.
Recorrido realizado en Mayo 2010 desde el parking del Pont de la Farga hasta el estany Redó pasando por el estany Llong. Cierta nieve todavía a partir de los 2,000 metros
Este fin de semana decidimos hincarle el diente a las montañas de Aigüestortes. Desde Madrid y Barcelona partimos en dirección a los Pirineos de Lleida y en poco más de cuatro horas nos encontramos en Erill la Vall donde nos esperaba una preciosa casa rural independiente donde alojarnos.
Desde Barcelona conviene desviarse por la carretera de Benabarre, en el interior de Aragón, en lugar de tomar la carretera de Sort. Aunque se hacen más kilómetros, se evitan muchas curvas y unos cuantos minutos de viaje.
Llegamos el viernes a medianoche y, cansados, decidimos descansar para disfrutar de las montañas al día siguiente.
Desde Erill la Vall nos dirigimos a Boí donde se encuentra la casa del parque nacional de Aigüestortes y desde donde parten los taxis hacia el corazón del área natural. Teníamos un par de ideas en mente: una travesía con raquetas al refugio de Ventosa y Calvell y una aproximación por el valle hasta el estany Llong que probablemente no precisaba de raquetas a estas épocas del año.
Decidimos ir al centro a preguntar sobre el estado de las rutas y el tiempo pronosticado. El personal es muy amable y nos convencieron por internarnos por el valle de Boí y llegar hasta el estany Llong. Parecía que habrían lluvias durante la mayor parte del día y la travesía hacia el refugio de Ventosa y Calvell se vería envuelta por las nubes y dificultaría la visibilidad de las montañas. En cambio, la travesía por el valle de Boí en dirección al estany Llong se realiza por un estrecho valle que muy probablemente dejaría las nubes a un lado y disfrutaríamos más.
Esa fue la ruta que finalmente realizamos y el guía no se equivocó. Subimos con el coche hasta el parking del Pont de la Farga. Desde ese mismo punto se puede ir en taxi 4×4 (5 euros la ida por persona) o bien a pie por un sendero alternativo. Optamos por la segunda opción y desde ahí realizamos un precioso recorrido que sigue una de las zonas más conocidas y famosos del parque natural de Aigüestortes.
El camino sigue unos hitos de color amarillo bien marcados y asciende paulatinamente el valle hasta llegar al estany de Llebreta. Se trata de los siete primeros kilómetros del recorrido que se hacen por el interior de este valle cerrado y generoso en vegetación. Más adelante descubrimos la cascada de Sant Esperit que en mayo bajaba con un caudal asombroso de agua.
Siguiendo el camino se llega al parking donde finalmente estacionan los taxis. Por si las moscas preguntamos a qué hora partían para volver. Nos apetecía más aprovechar el tiempo en la zona superior del valle que volver a realizar el mismo camino de vuelta. Nos indicaron que parten a cada hora en punto en dirección a Boí siendo el último a las seis de la tarde.
Seguimos el camino y llegamos a una zona que bien podría parecer Suiza o cualquier bosque pintado por algún soñador de la perfección. Parecía como si los guardas forestales hubieran limpiado de maleza y adornado con flores el escenario para hacerlo lo más bonito posible.
Llegamos al refugio de Llong. Todavía cerrado a principios de mayo aunque existe un refugio no guardado a pocos metros de distancia para aquellos senderistas que lleguen en época de cierre. Habían pasado unas cuatro horas desde que partimos. Llevábamos un ritmo tranquilo y realizamos algunas paradas para hacer nuestras fotos.
Llovía de vez en cuando pero la temperatura era ideal y el agua apenas molestaba. Únicamente nos apenaba no poder contemplar la silueta entera de los picos que cernían el valle con tanta glotonería.
El estany Llong, a principios de mayo todavía está medio congelado. El contraste primaveral es espectacular con las primeras flores de la temporada y el hielo partiéndose sobre las heladas aguas del lago. Empezamos a pisar nieve cuyo grosor, a medida que ascendíamos y nos íbamos acercando más y más hacia el este, fue aumentando progresivamente. Nos pusimos las polainas aunque no nos lamentamos de no llevar las raquetas encima.
Bordeamos el lago por su parte sur y seguimos ascendiendo en dirección al Estany Redó a 2,200 metros de altura. El camino es fácil de seguir aunque la nieve a esa altura ya llegaba en algunos momentos a las rodillas.
El estany Redó se encuentra en un perfecto círculo de montañas. Lo encontramos helado y con las paredes blancas con múltiples cascadas ofrecía un espectáculo digno de ser el colofón final de una espléndida escapada por las montañas de Aigüestortes.
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Descendimos por el mismo camino y, como un reloj, nos plantamos a las seis de la tarde en el parking de taxis que por 5 euros por cabeza nos devolvieron al coche.
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