Pienso que África debería dejar de llamarse el Continente Negro para cambiar su nombre por el de Continente de los Niños. En África el corazón late rápido, impulsivo, emocionado y lleno de fuerza…Como el de un niño.
En mi viaje por Mozambique, Malawi y Sudáfrica me di cuenta de que una gran parte de la población la componían niños. Quizá no tanto en Sudáfrica, pero sí en Malawi y de manera desproporcionada en Mozambique. Imagino que habrá que buscar las causas de este fenómeno en el hecho del escaso sistema de planificación familiar y la menor esperanza de vida de sus gentes.
El ejemplo más claro de un Nunca Jamás terrenal que vi hasta ahora lo encontré en Ilha de Moçambique.
Esta isla, que forma parte de la provincia de Nampula y está situada cerca del extremo Norte del país, fue el asentamiento más antiguo de los europeos en todo el continente. Declarada capital del África del Este portuguesa fue un centro de comercio de especias, oro y esclavos. Esto último a pesar de ser, también, un importante centro misionero. Contradicciones de la iglesia, imagino.
Cuando llegamos a una plaza central de Ilha en la chapa (furgonetas de transporte colectivo que operan por todo Mozambique) fuimos caminando rápidamente a la casa de huéspedes a la que nos llevaba Handy, un mozambiqueño rasta al que habíamos conocido durante el viaje desde Caia -un pueblo perdido en medio de la nada- hasta allí.
Con el calor que hacía no había otra opción que zambullirse en el agua. Para ello tuvimos que cruzar el pequeño laberinto de calles destrozadas enmarcadas por antiguos edificios coloniales que se desmoronaban como si fueran castillos de arena expuestos a los embates del Índico.
En aquella playa, dominada por el imponente Fuerte de São Sebastião, tuvimos nuestro primer contacto con los Niños Perdidos de piel negra que eran dueños y señores de la isla.
Durante los cinco días que pasamos en Ilha conocimos a muchos de los chavales que campaban a sus anchas por su territorio. El lugar es minúsculo y los más desocupados se pasan la mayor parte de las horas en la zona Norte, donde se encuentran los escasos turistas que llegan a esta zona.
La sensación que me dejó esos días con los Niños Perdidos es agridulce. Como en todos lados, los hay de todas clases.
Considero -basándome en mi experiencia propia- que los niños africanos son muchísimo más despiertos que los que he conocido en Europa o demás lugares desarrollados. En la mayoría de los casos la razón es simple: están obligados a ello.
Las familias son numerosas -en el verdadero sentido de la palabra, no me refiero a tener sólo 3 hijos como aquí- y, desde muy temprana edad, los niños tienen responsabilidades dentro de ella. Algunos trabajan en el campo, otros recogen agua, otros pescan… Los que tienen más suerte van a la escuela y, siempre, los que son algo más mayores deben cuidar de los bebés de la casa con los que la madre no puede lidiar. No es por falta de sentido materno, sino porque la madre también está trabajando duro en el campo, el mar o la casa.
En las zonas donde ha llegado algo de turismo muchos chavales se dedican a acompañar a los extranjeros, pero esto es un arma de doble filo tanto para ellos como para el viajero.
¿Cómo tratar con ellos?. Algunos de los niños de Ilha sólo quieren pasar un buen rato, aprender cosas sobre el lugar de donde vienes, reirse, jugar, tomarte el pelo un poco, enseñarte lo que saben decir en tu idioma y -sobre todo en el caso mozambiqueño- pegarse un buen baile delante tuya. Son unos cracks.
Pero los hay que buscan el acercamiento pensando que pueden pedirte dinero u objetos una vez se hayan ganado tu cariño y confianza. Y os digo que es muy difícil no hacerlo, y yo mismo lo he hecho en más de una ocasión aunque después me haya regañado el cooperante internacional de turno. Y sé que tienen razón.
La gente africana se gana la vida como buenamente puede desde que tiene uso de razón. Los occidentales vemos las imágenes que nos ponen asociaciones como Oxfam, Caritas y demás y pensamos que todos los africanos están muertos de hambre y son unos infelices. Nada más lejos de la realidad.
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La suerte que tienen los Niños Perdidos del continente negro es que no tienen la necesidad de tener todas las cosas materiales con las que crecen los occidentales. Salvo que les des medicinas o algo de primera necesidad, todo lo demás sobra, sobre todo el dinero. Cariño y buena voluntad a raudales es suficiente. No les acostumbréis a la limosna.
He visto a una tropa de chiquillos y chiquillas seguirnos por los caminos montañosos de Gurué, jugando con una varilla empujando una rueda de metal, uno; otro con gusanos de seda en la punta de un palo; el de más allá, con una camiseta raída, va pegándose en broma con un amigo mientras los dos van camino del campo en el que ya está trabajando su familia. Una niña preciosa que no aparta la mirada de la mia -los demás sí lo hacen- me habla mientras carga en su espalda con su hermano pequeño. Quiere que vayamos con ella a misa en la iglesia de la aldea.
Todos ellos sonrien, brincan, juegan y tienen en los ojos un brillo especial. Capturaron, al poco de nacer, la luz potente del sol africano en lo más profundo de su ser.
Y cuando uno llega a África se contagia. Estar rodeado de niños todo el día despierta al que tú llevas dentro. Cuando lo era soñaba con paisajes exóticos, aventuras, viajar por todo el Mundo…Por la fascinante África.
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Y allí me encontraba, en ese continente vivo, arcaico, poderoso y profundo, donde mi alma de niño contemplaba con ojos de hombre paisajes largamente soñados.
Y se mete bien dentro de ti..
Africa es simplemente hermosa!
Eso es Noelia…y mucha suerte y fuerza en tu Camino de Santiago!
Hey Dev! Yes, people are happier than we think… they dont need shrinks there for stupid reasons like people do in the first world..hugs, my friend!
David, this really a very nice post !!
All we think & know of Africa apart its amazing & mysterious wilderness & scenic view is poverty & illness. But reading through the lines of your post we can imagine there is joy & smile hidden deep inside that continent …
Cheers,
Dev
Me ha encantado el post!! Una experiencia única!! Creo que de esos niños se puede aprender mucho!! Los habrá mejor o peor, como en todos los lugares, blancos o negros, pero lo que sí es de admirar es su sistema de supervivencia y el valorar lo verdaderamente imprescindible para vivir!!
Un saludo!!
WomanToSantiago