Le tenía muchas ganas al sendero de largo recorrido que bordea la zona del Cap de Creus y por extensión la Costa Brava en Catalunya. Con el nombre de GR-92 este sendero que, aprovecha los antiguos caminos de ronda que la Guardia Civil usaba para controlar la zona, cruza de norte a sur todo el litoral catalán desde la frontera con Francia hasta el delta del ebro.
Nosotros realizamos un pequeño tramo desde la fronteriza Portbou hasta Cadaqués. Un precioso trekking de 30 kilómetros siguiendo el perfil del Cap de Creus entre calas poco visitadas y pueblecitos pesqueros hasta llegar a Port Lligat y Cadaqués, la localidad que el gran Salvador Dalí puso en el mapa internacional.
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El viernes partimos desde Barcelona con el tren en dirección a Portbou. Un cómodo media distancia nos dejó en poco más de dos horas en la estación de trenes de Portbou por unos 16 euros el trayecto.
Habíamos reservado con antelación en un hotel del pueblo y tras dejar la pequeña mochila, nos fuimos a degustar una buena paella en uno de los pocos restaurantes que vimos abiertos en Portbou.
Al día siguiente nos levantamos a las siete de la mañana y empezamos el recorrido siguiendo las marcas rojas y blancas del GR-92 en dirección Colera. El día se levantó nublado y el parte meteorógico no falló. Las nubes no nos abandonaron durante todo el día.
El primer tramo del recorrido abandona Portbou con una abrupta subida que nos ofrece vistas a la gran estación de trenes de mercancías y a la bahía del pueblo. A poco más de 200 metros llegamos a un collado junto a la carretera principal. La cruzamos y seguimos el sendero que lentamente descendía en dirección Colera. No habíamos desayunado y esperábamos llegar al pueblo para poder llevarnos algo al estómago.
Solo encontramos un bar abierto en Colera y no lo desaprovechamos. Tras un buen desayuno proseguimos el camino en dirección a Llançà. El sendero vuelve a la costa y bodea una serie de playas y calas preciosas como la playa de Garbet, de Borró o la de Grifeu. El mal tiempo impedía hacer buenas fotografías pero la sensación de naturaleza salvaje sin apenas gente merodeando las playas también era un aliciente más para el disfrute.
Seguimos el camino en dirección a Llançà y una vez llegados a la población aprovechamos para realizar nuestro segundo desayuno del día mientras contemplábamos a un grupo de gente dispuestos a emprender una competición en kayak.
Desde Llançà hasta el siguiente núcleo de casas, El Port de la Selva, el camino está muy bien conservado con plataformas de madera, señalizaciones e incluso pequeñas luces apostadas a los lados. La roca domina el litoral mientras que de vez en cuando alguna cala aparece por sorpresa entre las oquedades de la roca y la furia de las olas.
Una vez podemos divisar las casitas blancas del pueblo del Port de la Selva, la gran bahía que lo precede realiza una larga curva que parece interminable.
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Llegados al Port de la Selva realizamos una breve parada para recoger fuerzas y optamos por abandonar el GR-92 para tomar en esta ocasión el GR-11 que cruza los Pirineos de cabo a rabo. La razón fue porque el GR-92 lanza una linea directa por el interior hasta Cadaqués mientras que el GR-11, si bien también discurre por el interior, finaliza en el Cap de Creus y de ahí podíamos seguir la ruta hasta llegar a nuestro destino final, Cadaqués.
Esta decisión aumentaba unos cuantos kilómetros a nuestra jornada senderista. Sin embargo, existen diferentes variantes a lo largo del recorrido por el Cap de Creus por si, en algún momento dado, teníamos que repensarlo y recortar kilometraje.
Tras abandonar El Port de la Selva, emprendimos un leve ascenso que nos introdujo al interior del parque natural del Cap de Creus. Los pinos y la ginesta fueron nuestros compañeros durante un buen rato del recorrido. Pasamos por la iglesia de Sant Baldiri de Taballera en un estado dudoso entre semidestrucción o semireconstrucción.
El recorrido realizaba pequeñas subidas y bajadas por el monte y a medio camino encontramos una señal que bifuracaba Cadaqués con el tramo final del GR-11 que lleva al Cap de Creus. Contabilizamos y observamos que si queríamos llegar al faro aumentáriamos 7 kilómetros más a los ya extensos 30 kilómetros de la jornada.
Decidimos usar el sentido común y dejamos el faro del Cap de Creus para otra ocasión y seguimos rumbo hasta Cadaqués.
Por el camino atravesamos enormes casas con campos privados, mayoría vacías, que nos hizo crecer una malsana envidia en nuestro interior. Tras jugar al «a este le doy yo un sopapo y a ti te toca al siguiente» llegamos a la bahía de Port Lligat y al famoso museo-casa de Dalí.
Apenas un kilómetro y medio más tarde la pequeña y acogedora bahía de Cadaqués con sus paredes blancas se abría ante nosotros. El GPS marcaba 30 kilómetros justos y lo celebramos con una buena cerveza en una de sus terrazas con vistas al mediterráneo.
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Buen Post.
Muy bien explicado la ruta por el parque natural de Cap de creus, con bonitas fotografiás, espero poder hacerlo un día que tenga ganas de andar bastante. Y poder ir informando de más información sobre cap de creus en nuestro blog.
Seguid así
Saludos
Cris
Tiene muy buena pinta el recorrido aunque la pena fue el día que os hizo.
Me lo apunto entre los sitios que visitar, Abrazos!