A Coruña está rodeada de océano por tres de sus cuatro costados y te puede pasar que, si la visitas en verano, te encuentres con la regata Tall Ships Races. Hasta día de hoy esto había sucedido en ocho ocasiones, la primera de ellas en 1958. Pero además este año no hemos podido ver cualquier edición, sino la de su 60 aniversario.
La ciudad que se asoma al Atlántico se ha puesto sus mejores galas para recibir a la antigua regata Cutty Sark. Aquí estos días se ha respirado mar, se lleva lo náutico y se bailan canciones marineras, entre otras de Enrique Iglesias que forman parte de lo que, inevitablemente, nos trae cada verano. Lo importante es celebrar y vivir el ambiente que este importantísimo evento aporta a la ciudad y para la que se ha adaptado convenientemente el programa de fiestas.
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El miércoles era el día central de llegada y el viento soplaba fuerte -fuerza 7, rozando el temporal- en el entorno de la Torre de Hércules. Este faro, el único romano que sigue en funcionamiento, acoge estos días a ritmo de gaita a los numerosos turistas que lo visitan. Pero tras una temporada muy tranquila el mar azotaba con cierta intensidad las rocas del entorno del Parque Escultórico.
Aquí, precisamente a los pies de esta torre de luz dispuesta para guiar a los barcos en la entrada a la ciudad, encalló el petrolero Mar Egeo en diciembre de 1992, cubriendo toda la su población de humo negro y demostrando la peligrosa conjunción entre petroleros y sus medidas de seguridad y las costas a las que se aproximan.
En esta edición 30 de los 49 barcos que participan en este evento deportivo recalaron en aguas coruñesas tras completar cuatro etapas que les han llevado de viaje por Amberes, Lisboa y Cádiz. Y entre el 11 y el 14 de agosto, sus cerca de 2.000 tripulantes exhibieron el particular estilo marinero de concordia que inspira esta concentración de veleros que viajan por el placer de hacerlo, con el viento como única fuerza motora.
La flota ha estado amarrada en la ciudad de cristal, precisamente frente a las tradicionales galerías de la Marina que estos días además del sol reflejan los altísimos mástiles de estos espectaculares veleros.
Y los coruñeses han podido visitar las entrañas de sus embarcaciones habitadas por un ejército de grumetes muy especiales: marineros profesionales como capitanes o responsables de cada embarcación y numerosos jóvenes, de entre 16 y 25 años, aprendiendo navegación como ejercicio para su propia vida.
Y es que la Sail Training International nació en 1953 en Inglaterra para que los jóvenes vivieran la gran aventura de la navegación, y hoy recibe barcos en donación o préstamo para llevar a cabo un proyecto social de integración que sigue interesando y aportando una gran enseñanza a sus participantes. Esto se hace palpable en veleros como el Rupel, con 13 tripulantes a bordo en una convivencia muy estrecha, o el Lord Nelson, con siete tripulantes en silla de ruedas y adaptado para personas con discapacidad.
A nivel náutico, el evento es una de las más grandes concentraciones de veleros del mundo, y a nivel turístico se podría decir que a la Tall Ships Races le gusta A Coruña y a los coruñeses la Tall Ships Races. Porque cada vez que recalan en el muelle de transatlánticos de la ciudad con uno de los mayores paseos marítimos de Europa reciben un lleno total.
Pero también porque sus participantes disfrutan del entorno de la Marina y sus terrazas, desfilan por los Cantones a ritmo de canciones marineras y disfrutan de la gastronomía atlántica.
La despedida de esta regata nos dejó la ciudad inmersa en una espesa niebla. Apenas se vio el disparo pirotécnico del sábado por la noche ni el desfile de salida del domingo. Pero este fenómeno forma parte de la fisonomía de la ciudad, y le confirió cierto halo de misterio a estos veleros que doblaron punta Herminia y despidieron a la Torre de Hércules para perderse en el océano, hasta la próxima edición.
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Carmen Delia Díaz, la autora invitada que ha escrito este post, escribe habitualmente en Escapalandia, un blog para compartir experiencias de ocio y viajes con padres recientes. Según cuenta, el gran reto de tener hijos es que tienes que ir aprendiendo a ser madre o padre con ellos, buscar intereses comunes, así que en Escapalandia se publican destinos interesantes, planes de ocio o escapadas de un día o fin de semana que ella ha realizado con su familia.