
Los cementerios no deberían inspirarle miedo a nadie, aunque nuestra imaginación, permeable a los éxitos más terroríficos de Hollywood y aún cautiva de viejos relatos de la infancia, haya convertido esas parcelas de tranquilidad en escenarios de trágicos sucesos.
Los cementerios de verdad, como los cementerios más bonitos de Europa, son – además de lugar para honrar a los muertos – verdaderos museos con obras de arte de otras épocas.
Desde el año 2001 existe en Europa un asociación, sin ánimo de lucro, que agrupa a cementerios de importancia histórica o artística, la Association of Significant Cemeteries in Europe (ASCE, Asociación de Cementerios Significativos de Europa).
Desde el Cementerio Inglés de Málaga (Andalucía, España) al Cementerio Mjösund (Njurunda, Sundsvall, Suecia), pasando por el Cementerio Nuevo de Podgorze (Cracovia, Polonia) o el Cementerio de Bare (Sarajevo, Bosnia Herzegovina), 179 cementerios de 22 países del continente integran esta asociación.
Y tal vez, sin saberlo, tengas cerca uno de ellos, pues en España hay casi una treintena, prácticamente la mitad de ellos en Cataluña. Existen cuatro reconocidos en Galicia, uno sólo en Asturias, uno en Cantabria, dos en el País Vasco, doce en Cataluña, uno en Madrid, tres en la Comunidad Valenciana y cuatro en Andalucía.

Los hay verdaderos monumentos de monumentos, como el Cementerio de Montjuic o el de Poblenou en Barcelona, de fe no católica, como el protestante Cementerio Inglés de Málaga o ligados a recurrentes tragedias marinas, como el Cementerio de los Ingleses (Camariñas, Coruña) en plena Costa de la Muerte.
Cementerio de Montjuic (Barcelona) de ASCE en Vimeo.
Mañana, 1 de Noviembre, será el día en que muchos de nosotros visitemos un cementerio en el que reposan los restos de un familiar o amigo. Dentro del natural respeto de una ocasión así, a lo mejor en este listado de cementerios reconoces al que vas a ir.
Si es así, tal vez puedas aprovechar la visita para mirar con otros ojos el último lugar de descanso de aquel o aquella a quien vas a ver. Quizá te des cuenta de que a su alrededor hay un verdadero museo para la eternidad.

Podría haber acompañado este artículo de fotografías dramáticas, en un blanco y negro casi trágico, que llevara la mente a rincones a los que generalmente no quiere acceder. Sin embargo, he optado por fotografías con cielos despejados y un sol vital, porque un cementerio, pese a lo que custodia, no es un sitio para la tristeza sino para el homenaje a quienes ya no están y para darse cuenta de que debemos vivir cada día como si cada minuto contara.
Porque cada minuto cuenta.