En el noroeste de Irlanda, la Isla Esmeralda, se esconden joyas que pasan desapercibidas para el turista que visita el país. Dramáticos acantilados cubiertos de hierbas y arbustos de distintas tonalidades verdes, amarillos y marrones; largas y anchas playas desiertas, atrapadas entre dunas y el bravo océano Atlántico; bosques donde aún perduran las antiguas especies de árboles que cubrían la práctica totalidad de la superficie de Irlanda hace siglos. Es Donegal, un condado lleno de gente amistosa, tranquila, buena bebedora de cerveza y diestra con el uso del arpa y el violín. Una zona donde el idioma gaélico aún se habla entre sus vecinos y donde uno parece asomarse al fin del mundo cuando observa la vista desde sus gigantes acantilados de roca.
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Allí me dirigí conduciendo desde Dublín en un largo día de carretera. Mi GPS no tenía como destino final Donegal, la capital del condado, sino una pequeña población situada una hora más al norte: Dunfanaghy.
Es aquí donde Brendan Rohan, un exmilitar irlandés, decidió cumplir su sueño de mostrar los secretos de su tierra a los viajeros que decidieran conocer esta zona de Irlanda mucho menos explorada. Para asentar su base de operaciones, compró una gran casa junto con algunas tierras verdes y montó uno de los mejores alojamientos rurales que he conocido en mis numerosos viajes a lo ancho y largo de este mundo.
El Corcreggan Millhouse Lodge and Motorhome Park, que encontré al buscar en la web de Hostels Club, es un lugar ideado para cualquier tipo de amante de la naturaleza, los paisajes, la vida al aire libre o la simple calma.
El amigo Brendan creó un espacio que puede acomodar a todo tipo de viajeros. Habitaciones familiares, dobles con baño compartido o en-suite, dormitorios para grupos, apartamentos individuales, zona para caravanas y furgonetas, zona de acampada y grandes tiendas para el glamping (ese nuevo término acuñado para designar los alojamientos que aunan “glamour” con “camping”).
Pero no penséis que todo esto está dispuesto de una forma tradicional. No. Brendan es un tipo imaginativo, muy viajado y una de esas personas que parecen no desfallecer nunca mientras persiguen sus sueños. Hablando con él, uno puede advertir un carácter fuerte y perseverante que le ha hecho poder sacar adelante un negocio que vio peligrar su existencia con el crash inmobiliario que vivió toda la isla.
A pesar de las dificultades siguió dotando de personalidad al Corcreggan Millhouse. Así lo demuestra el viejo vagón de tren cuyo interior fue restaurado y ofrece hoy habitaciones con literas o cama de matrimonio. Uno parece encontrarse viajando en un antiguo compartimento del Orient Express.
Al lado de la zona de caravanas, me encontré con otro ejemplo de originalidad. Un pequeño barco de madera se había convertido en una habitación doble, con baño y un pequeño mueble, situado junto al timón de la embarcación. Cuando el Sol se pone por el oeste, es el momento de subir las pequeñas escaleras que llevan al puente de mando del barco, donde puedes disfrutar de la visión del hundimiento del astro rey tras el lago New Lake y los acantilados del Atlántico mientras te tomas una cerveza sentado en tu butacón de madera.
El barco y el vagón atraen la atención de manera especial, pero el resto de la casa y anexos no se quedan atrás.
Tres grandes tiendas de campaña servirán de hogar por unos días a aquellos que se decanten por probar el glamping. En su interior están equipadas con cómodas camas y mesilla de noche, contando alguna con un tarimado exterior donde poder sentarse a escuchar los sonidos de la naturaleza. Entre los que puedes sentir se incluye el correr del agua del cercano riachuelo que Brendan ha creado y el cacareo de las gallinas y las ocas.
Junto al pequeño curso de agua hay una cueva que atrae a los más pequeños. Aquí se dice que se encontraban las hadas y es considerado como un punto de energía en la propiedad. Y es que Dunfanaghy está considerado como uno de los lugares de mayor energía de la isla irlandesa.
En la casa, decorada de una forma recargada con algunos recuerdos relacionados con el pasado militar de Brendan y otros objetos típicos de la zona, hay distintas habitaciones y salas dispuestas en tres plantas.
Al entrar, en la planta baja, encontramos el comedor a nuestra izquierda. Es sólo uno de los tres que tiene el lugar, porque también hay otros para los que se alojan en el vagón y la zona de acampada. Aquí se sirve un completo desayuno continental incluido en el precio de la habitación. Tostadas, zumo, mantequilla, mermeladas, miel, quesos, cereales y leche están a disposición de los clientes. Si queréis probar el desayuno irlandés (judías en salsa de tomate, dos huevos fritos, pan y bacon) tenéis que pagar 5 euros extras y avisar la noche anterior.
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Justo enfrente de la cocina está la sala de estar. Es grande y está equipada con cómodos sillones y chimenea. Aquí es el lugar donde mejor se puede coger la señal de Wi-Fi y suele ser el punto de encuentro de los viajeros que tienen ganas de conversar con otra gente.
Detrás de la recepción y abriendo una puerta que muestra estanterías con libros pintados hay una de las habitaciones familiares, que más parece un apartamento. Tiene cocina propia, camas para cinco personas, chimenea, sillones y baño, además de un pequeño patio exterior.
En la segunda planta hay habitaciones dobles y un salón-bar muy bien decorado y equipado con algunos juegos de mesa a disposición de los viajeros. Los vinos que atesora Brendan aquí hacen que se considere uno de los mejores wine bars de la zona. Otra cocina está a disposición para aquellos que prefieran hacerse su propia comida o cena.
Pero, a parte de las fantásticas instalaciones que tiene Brendan en el Millhouse, lo que verdaderamente da un valor añadido a tu estancia aquí es la forma en que él te va a tratar. Su misión es una: hacer que descubras todos los secretos de la zona y disfrutes tu viaje al máximo.
Él mismo ha dibujado un mapa gratuito de los alrededores. en el que ha señalado los acantilados de Horn Head, la playa de Tramore, el parque forestal de Ards, la villa de Dunfanaghy, miradores, senderos, sitios arqueológicos, etc. Y todo en un radio de no más de 8 kilómetros. Tal es la belleza de la tierra que rodea al Corcreggan Millhouse Lodge.
Escuchad los consejos de Brendan, seguid su ruta, relajaos y quedaos por la zona al menos un par de días para sacarle el máximo jugo posible.
Un lugar especial para descubrir los mejores secretos de la gran isla que es Irlanda.