Érase una vez un pequeño pueblo, llamado Conil de La Frontera, de estrechas calles empedradas y casitas blancas de estilo andaluz, que aguantaba, adormecido, el pasar del tiempo mientras sus habitantes se dedicaban al arte de la pesca y el cultivo de las tierras costeras.
Sin embargo, en la primera década del siglo XXI, un boom turístico hizo que, cada verano, decenas de miles de visitantes tomaran al asalto esta pequeña villa de la provincia de Cádiz. El fenómeno se ha ido afianzando con el tiempo y su población, que en invierno apenas llega a los 25.000 habitantes, se cuadriplica durante los meses de la época estival.
El motivo de esta avalancha de viajeros se puede encontrar en una equilibrada combinación que nunca falla en verano: bonitas playas y calas naturales, antiguo casco histórico monumental, una oferta gastronómica sabrosa y barata, y buenas opciones de ocio nocturno.
Vamos a desentrañaros los secretos que guarda Conil de La Frontera.
Playas y calas
Junto con la fiesta nocturna, es el mayor reclamo que atesora Conil.
En el mismo pueblo y alrededores, existen playas y calas para todos los gustos, desde las anchas y largas, donde puedes llegar a tener cierta intimidad, a las pequeñas calas rodeadas de dramáticos acantilados. Algunas de las más recomendables son:
Playa de los Bateles
Unida a la del Chorrillo, se encuentra justo frente al casco histórico de Conil y su límite viene marcado por la desembocadura del río Salado. Aquí se concentra el grueso de familias y grupos de jóvenes que se alojan en el pueblo. Llega a estar muy concurrida durante los meses de julio y agosto.
Playa de El Palmar
Viniendo de los Bateles, cruzamos el río Salado y nos encontramos con una larga playa de dunas y sin construcciones. Podremos poner nuestra sombrilla sin complicaciones y disfrutar con tranquilidad.
Playa de Castilnovo
Continuación de El Palmar, está aún menos concurrida y es normal la práctica del nudismo.
Cala del Aceite
Descendiendo unas escaleras horadadas en el acantilado, llegamos a la cala más grande de las que se encuentran en los alrededores del pueblo de Conil. Tiene un chiringuito donde el pescaito frito y la cerveza triunfan casi tanto como las cristalinas y frescas aguas del mar.
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Calas de Roche
Cercanas al faro de Roche, estas calas son las de mayor belleza natural del municipio de Conil. Se encuentran divididas por afilados acantilados salpicados por verdes arbustos. Se puede acceder a ellas mediantes escaleras labradas en roca y es frecuente la práctica del nudismo. Ideal para parejas que quieran disfrutar de mar, arena y sol en un entorno especial.
Fiesta y vida nocturna
Aunque en los últimos años, y tras las protestas de los vecinos, los horarios de fiesta se han limitado algo, Conil sigue siendo un punto de referencia para miles de jóvenes que buscan una buena marcha veraniega.
Cuando, al caer la noche, cruzas bajo el arco de la Puerta de la Villa y enfilas las estrechas calles del casco antiguo, entras en un mundo de color, gentío, música, bares y ambiente sin igual. El Conil histórico bulle hasta altas horas de la madrugada, con un primer pase que incluye a familias y una sesión golfa donde gente entre los 18 y 40 años acaban dándolo todo.
La ruta comienza, sobre las 11 de la noche, en los bares y restaurantes de picoteo. Pescaito frito, mariscos, jamón y muchas otras riquísimas tapas os esperan para ser regadas con sangría y frescos vinos blancos. Algunos de los más concurridos son La Delizia, El Tebeito, La Tasca de Juan y el Bar Ligero.
Cuando ya hemos cenado un poco podemos ir a uno de los muchos pubs que permanecen abiertos hasta las 4 de la mañana. Muchos de ellos tienen patio interior donde poder tomarte una copa y disfrutar de la música al aire libre. La Luna, La Cochera, La Tertulia, Palo Palo y Café de la Habana son algunos de los de mayor renombre.
Si aún te has quedado con ganas de continuar la fiesta, no tendrás que caminar mucho para entregarte a la música techno de las céntricas discotecas que acaban su sesión a las 8 de la mañana. Ícaro y La Luna son las favoritas de los party animals.
Monumentos y lugares de interés
Aunque es cierto que la fiesta y las playas son el mayor reclamo turístico para los veraneantes que acuden a Conil, el pueblo también ofrece una buena visita para aquellos que gustan de disfrutar de un incentivo cultural.
Hay varios conjuntos arquitectónicos eclesiásticos que datan de los siglos XV y XVI, como el convento de Nuestra Señora de las Virtudes (actual ayuntamiento), la parroquia de Santa Catalina, la iglesia de Nuestro Padre Jesús Nazareno y la ermita del Espíritu Santo, ubicada en el barrio de los pescadores.
El monumento más emblemático de la ciudad es la Torre de Guzmán, levantada por orden de Guzmán el Bueno en el siglo XIV.
En definitiva Conil ofrece dos caras bien distintas a sus visitantes. En verano se convierte en un auténtico hervidero de adoradores del sol y la fiesta, pero también es apto para una visita más relajada y pausada en cualquier otra estación del año, cuando se aprecia, más profundamente, el estilo de vida gaditano, los monumentos históricos y la privilegiada naturaleza en la que está enclavado.
Es un pueblo maravilloso, hemos estado 2 veces ya y nos quedamos encantados con sus playas y el trato de la gente.
Es uno de los rincones mas bonitos del sur de Cadiz con unas maravillosas playas de ensueño sin la masificacion de playas convencionales