Hay un antiguo proverbio gallego que reza que «A San Andrés de Teixido, vai de morto o que non foi de vivo« («A San Andrés de Teixido va de muerto el que no fue de vivo»). Es decir, que todo gallego debe ir al santuario al menos una vez en la vida. Si no lo hace, tendrá que saldar su deuda una vez haya fallecido. Esto es algo que da lugar a curiosísimas situaciones como encontrarse a alguien que paga dos billetes de autobús hasta el santuario porque dice que está viajando con el alma de un familiar que no fue a ver a San Andrés en vida. Al menos, así me han contado que ocurre. Sea como fuere, tras visitar el lugar, te lo recomiendo encarecidamente, seas gallego o no. Y es que visitar San Andrés de Teixido es una experiencia cultural y paisajística que siempre quedará en tu memoria.
No en vano, la iglesia se levanta entre los que, según cuentan, son los acantilados más altos de la Europa continental. La estampa natural que rodea a la localidad incluye las oscuras y bravas aguas del Cantábrico, impresionantes paredes de roca que mueren en el mar y el verde de prados y árboles que lo ocupan todo.
Esa es la imagen que se encuentran los peregrinos que deciden visitar San Andrés de Teixido caminando desde Cedeira, pero hay otras formas de llegar a esta aldea gallega.
Índice de contenidos
Cómo llegar a San Andrés de Teixido

La localidad de Cedeira, antiguo puerto ballenero que hoy en día es famoso por sus percebes y como lugar de vacaciones, se encuentra a tan solo 12 km por carretera de la aldea de San Andrés de Teixido. La distancia se puede recorrer en algo menos de 20 minutos en coche. Si partes desde Ferrol el viaje te llevará poco más de una hora, mientras que tendrás hora y media desde A Coruña y casi 2 horas desde Santiago de Compostela.
Sin embargo, no hay mejor manera de llegar a San Andrés de Teixido que realizando la peregrinación desde Cedeira. La ruta lleva cerca de 3 horas y regalas unos paisajes muy hermosos. Si no estás muy por la labor, siempre pueden dejarte cerca de un mirador situado a las afueras del pueblo y recorrer el último tramo que baja por un sendero que corta a través de los campos y árboles.
Leyenda de San Andrés de Teixido

No puedes visitar San Andrés de Teixido sin estar al tanto de la leyenda que rodea al santuario.
Según parece, todo surge de algo tan inusual en un santo como los celos. San Andrés estaba algo harto de que todo el mundo fuera a visitar la cercana tumba del Apóstol Santiago y que a él lo ignoraran. Por ello, se sumió en una gran tristeza. Esto lo captó Dios, que visitó a San Andrés acompañado de San Pedro, su mano derecha. Entonces, para mitigar esa tristeza, el Todopoderoso le prometió que, a partir de ese momento, acudirían a su santuario todos los mortales en procesión. Quien no lo hiciese, tendría que cumplir su promesa después de muerto y reencarnado en un animal.
Esa última condición es la que provoca que los peregrinos que se dirigen a San Andrés tengan mucho cuidado con pisar a cualquier insecto que se arrastre – como caracoles – pues puede ser que se trate de un peregrino reencarnado.
La gente local también opta por acompañar a las almas de sus allegados fallecidos hasta San Andrés. Para ello dan unos golpes, a modo de llamada, al ataúd y se llevan el alma en un viaje por el que, si incluye autobús o alojamiento, debe abonar la correspondiente tarifa de viajero. No sé a vosotros, pero a mí estas costumbres tan esotéricas y ancestrales me encantan.
La visita a San Andrés de Teixido
Una vez has llegado a San Andrés de Teixido, te das cuenta rápidamente de que el lugar no es muy grande, haciendo bueno aquel dicho que afirma que las mejores esencias se guardan en frascos pequeños. Estos son algunos de los atractivos de San Andrés que no te puedes perder:
Iglesia

La iglesia en la que se encuentra la reliquia de San Andrés (un dedo, o al menos parte de él, según cuentan) es un bonito y pequeño templo que se halla en un lugar de inestimable belleza paisajística. Tiene su origen en el siglo XII, pero la estructura actual fue levantada entre los siglos XVI y XVIII en estilo gótico marinero.
Una vez en su sencillo interior, es de admirar su retablo barroco del XVII y su bella puerta lateral del siglo XV. Durante los meses de verano, es casi imposible acceder al templo (bueno, al pueblo en general), pues los peregrinos llega a centenares cada hora. Por eso, te aconsejaría que realizases la visita en primavera u otoño, cuando el tiempo aún puede ser benigno y San Andrés reposa con mayor tranquilidad.
La fuente de los tres caños

Un poco más abajo de la iglesia, camino del mar, una pequeña fuente de piedra tiene tres caños por los que vierte agua. Según cuenta la tradición, debes pedir un deseo a San Andrés, beber agua de cada uno de los tres caños y, acto seguido, lanzar un trozo de pan al cercano estanque. Si se hunde, quiere decir que tu deseo no se cumplirá, pero si flota sí que lo hará. Nuestra guía, la fabulosa Emma, nos contó una versión un poco más macabra que asegura que si el pan se hunde tendrás un problema grave de salud en menos de un año. Como confiábamos totalmente en ella, nadie sacó ni una sola miga de pan. ¡Mejor no arriesgar en estos casos!
Los milladoiros
Si realizas el peregrinaje a San Andrés de Teixido caminando, seguro que encontrarás cúmulos de piedras amontonadas. Y es que, en una tradición que parece que se remonta a tiempos medievales, los romeros dejan piedras en el camino, para que el día del Juicio Final se sepa que realizaron la promesa de peregrinar al santuario. Esta creencia sigue viva a día de hoy.
Haz click para más info y llévate un 5% de descuento.
Puestecitos y otras curiosidades

A pesar de visitar San Andrés de Teixido una fría tarde de principios de noviembre, algunos valientes atendían sus puestos de souvenirs y artesanías. En uno de ellos, Don Xosé nos contaba que las cosas habían cambiado mucho desde que él era niño y atendía a la antigua escuela de la aldea. Mientras nos decía esto, señalaba con el dedo a un caserón de fachada blanca que parecía colgado a mitad del acantilado. Hace tiempo, nos contaba Xosé, que la escuela cerró por falta de niños.
Antes, los peregrinos venían acompañados de gaitas e incluso algunos se quedaban a pasar la noche en las casas de los paisanos. Bebían, comían, cantaban canciones y contaban historias hasta bien entrada la madrugada. Xosé recordaba aquello con la mirada y la voz de aquel que cree que cualquier tiempo pasado fue mejor. Una sensación que creo que nos llega a todos con la edad y que yo mismo comienzo a experimentar.

En su puesto vendía camisetas, llaveros, dedales, cucharitas, bolsos y dos tipos de objetos que se encuentran a medio camino entre lo pagano y lo cristiano: los exvotos y los sanandresiños.
Los exvotos son velas de cera hechas con la forma de una parte del cuerpo humano (principalmente, brazos, piernas, pies o manos). Después, los devotos las ofrecerán a San Andrés para que así cure sus dolencias y enfermedades.
En cuanto a los sanandresiños, son figuras representativas de la romería hechas con migas de pan y pintadas con colores llamativos. Actualmente, existen ocho tipos distintos de figuras:
Pincha aquí para hacer tu reserva.
- El Santo: para pedir por salud y amistad.
- La Flor: para males de amor.
- La Mano: ayuda a superar exámenes a los estudiantes.
- El Pez: relacionado con los alimentos.
- La Escalera: prosperidad económica.
- La Barca: ayuda a los viajeros que emprenden nuevas aventuras.
- La Corona de San Andrés: protección.
- La Paloma: el símbolo internacional de la paz.
Otros lugares que ver cerca de San Andrés de Teixido
Tras visitar San Andrés de Teixido, puedes aprovechar para acercarte a un par de lugares que bien merece la pena descubrir.
El Mirador de Garita da Herbeira

Se trata de un mirador que regala unas vistas espectaculares a los acantilados de la costa y el mar. Aquí, el punto más alto se eleva 613 metros sobre el nivel del mar. Junto a ellos, una granja de molinos de viento completa una estampa que se muestra insuperable al atardecer.
El faro del Cabo Ortegal

La belleza del faro Ortegal – con ese contraste del blanco y el rojo con el azul del mar – es un complemento ideal a la espectacularidad de la panorámica que regala y la importancia geológica del lugar. Y es que en este punto que no pocos señalan como el verdadero lugar que delimita las aguas del Cantábrico y el Atlántico, se encuentran las rocas más antiguas de la península ibérica. Se trata de un granito negro que se formó bajo la superficie terrestre, a partir del magma, hace unos 1.160 millones de años.
Estas rocas permanecieron en el interior de la Tierra hasta que Pangea, el continente unitario y original, se fragmentó. Recuerda que al contemplar esas oscuras rocas estarás mirando cara a cara a la historia de nuestro planeta.