Hacer el Camino de Santiago a pie es, posiblemente, una de las rutas más populares y conocidas del mundo.
No en vano, cada año, decenas de miles de peregrinos llegados de todos los rincones del mundo recorren alguna parte de los distintos caminos que llevan a Santiago de Compostela. Se trata de una ruta de aventura, conocimiento interior y exterior, cultura, gastronomía, monumental… Tiene un poco de todo para cada peregrino.
Si estás pensando en embarcarte en esta magnífica aventura este año, el próximo, o cuando sea, aquí te dejo algunos buenos consejos para hacer el Camino de Santiago a pie.
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Índice de contenidos
- 1. Elige qué Camino de Santiago a pie vas a seguir
- 2. Sopesa realizar el Camino con una agencia experta en él
- 3. Entrena algo en casa
- 4. Prepara una mochila no muy pesada… ¡O que te la lleven!
- 5. Haz el Camino de Santiago a tu manera
- 6. Lleva la ropa adecuada
- 7. Camina los 100 últimos kilómetros
- 8. No tienes por qué hacerlo todo de una vez
- 9. Ábrete a las eventualidades y sorpresas
- 10. Recuerda que te pongan los sellos en tu pasaporte de peregrino
- 11. Lleva un pequeño botiquín
- 12. Disfruta sin prisas
1. Elige qué Camino de Santiago a pie vas a seguir
Antes de comenzar a hacer el Camino de Santiago a pie, debes elegir entre las distintas variantes que del Camino existen. Las más populares son el Francés y el del Norte, pero también tienes el Primitivo, el Portugués, el Catalán, la Vía de la Plata y alguno más. Aunque es cierto que todos ellos llevan a la impresionante catedral de Santiago de Compostela, hay muchas diferencias entre las distintas rutas. En las más populares encontrarás, como es normal, más gente. Los paisajes serán bellos y los monumentos muy interesantes, pero lo mejor será poder conocer mucha gente interesante y diferente en la ruta.
Sin embargo, si quiere disfrutar de la belleza natural y rural, pero tener una experiencia más introspectiva, quizás te convenga elegir uno de los caminos menos transitados como, por ejemplo, el Camino Primitivo.
A la hora de elegir adecuadamente el Camino que más se ajusta a tus deseos, también tendrás que considerar tu nivel físico porque, por ejemplo, el Camino Primitivo es bastante exigente, con 7 puertos de montaña concentrados en poco más de 320 km de ruta.
2. Sopesa realizar el Camino con una agencia experta en él
Si quieres vivir el Camino como una completa inmersión y sin preocuparte de temas de logística y demás, la mejor manera de hacerlo es contratando los servicios de una agencia especializada en el Camino de Santiago.
Una perfecta elección es Tubuencamino, una agencia de viajes que trata con esmero y cariño a todos los peregrinos que depositan su confianza e ilusiones en ella.
Tubuencamino ofrece rutas planificadas en el Camino Francés, el Portugués, el Inglés y el Primitivo. Ellos se encargan de todo, trabajando con pequeños alojamientos que dispensan un trato cercano y familiar, además de una oferta gastronómica que hará las delicias de los paladares más exigentes. Otros servicios que te ofrecen son:
- Servicios de transfer a tu llegada para trasladarte a los puntos de inicio
- Transporte de equipaje entre los puntos de inicio y final de cada etapa
- Asistencia 24 horas
- Los mejores alojamientos la mejor precio
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- Organización total de todo lo que puedas necesitar para el camino
3. Entrena algo en casa
Aunque personas de todas las edades se lanzan a hacer el Camino de Santiago a pie, lo cierto es que debes tener un mínimo de condición física. Saltar directamente del sofá al asfalto y los senderos suele conllevar sufrimientos – e incluso lesiones – innecesarios.
Si quieres evitar esto, lo mejor es que entrenes algo en casa durante las semanas previas a la aventura. No tienes que hacerte maratones, pero sí caminatas por los alrededores de tu casa, incrementando levemente la distancia cada día, hasta que llegues a recorrer algo parecido a una etapa media del Camino de Santiago. Tu cuerpo te agradecerá esta adaptación gradual cuando estés ya en la pomada.
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4. Prepara una mochila no muy pesada… ¡O que te la lleven!
La mochila es otra de las grandes preocupaciones de aquellos que se disponen a hacer el Camino de Santiago a pie. Siempre surgen decenas de dudas que se pueden resumir, de manera muy general, en la siguiente frase: ¿llevo esto o no?
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Si estás seguro de que vas a llevar la mochila a tu espalda durante cada jornada del Camino, el peso ideal de la misma no debe sobrepasar los 5-6 kg. Cualquier otra cosa, empezarás a notar molestias de espalda más pronto que tarde. Aunque parece que esos kilos no dan para mucho, piensa que no necesitas llevar nada de comida (salvo algunas barritas energéticas o dulces para recuperar azúcar en un momento puntual), que la ropa se puede (y debe lavar) en los albergues, pueblos y ríos, y que las necesidades materiales en el Camino se reducen a muy poco.
Cosas indispensables son un pequeño kit médico, protección solar, protección contra la lluvia, un frontal de luz, bastones para caminar (quien los use), algo de dinero, batería externa para el móvil (por si te ocurre algo en un lugar solitario), agua, 3 mudas de ropa interior, 3 camisetas, unos pantalones de repuesto, productos de aseo (desodorante, jabón para lavar, cepillo y pasta de dientes, básicamente) y una toalla pequeña, de las que se secan rápido. Lo demás, sobra.
Si necesitas muchas más cosas y tu mochila comienza a convertirse en una especie de caparazón de caracol gigante, siempre puedes recurrir al estupendo servicio que ofrecen muchas agencias en el Camino de Santiago: el de llevarte la mochila de A a B. No lo veas como una claudicación, sino un alivio por unos 5 euros diarios.
5. Haz el Camino de Santiago a tu manera

Aunque la gente te puede aconsejar cómo hacer el Camino de Santiago a pie – yo puedo estar formando, con este artículo, parte de esa «gente»- al final cada uno debe hacerlo como quiere y desea. Muchos te dirán que no puedes perderte esto o aquello, que la mejor parte es esta o aquella… Sin embargo, solo tú sabes que es lo que realmente esperas de tu Camino, y debes intentar acercarte lo máximo posible a ello.
Hazlo a tu ritmo, con tranquilidad, y con los sentidos bien alerta – también el alma – para no perderte nada ni nadie y llevarte una experiencia única que puedas recordar para toda la vida.
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6. Lleva la ropa adecuada
Recuerda que hacer el Camino de Santiago a pie no es como salir a dar un paseo por el campo un día cualquiera. Para empezar, ese «paseo» va a durar días, o semanas, y lo vas a llevar a cabo por algunas de las regiones de España donde el clima es más inestable. Por ello, debes intentar llevar siempre la ropa adecuada.
Para esto, también debes tener en cuenta la época del año en la que vas a caminar. En otoño e invierno no podrá faltar en tu mochila buena ropa de abrigo. Mientras que en primavera y verano podrás ir más liviano, pero siempre sin olvidar llevar prendas de manga larga y, por supuesto, otras que te protejan del sol y la lluvia. Tendrás parte de ambos, con casi total seguridad.
7. Camina los 100 últimos kilómetros
Independientemente del camino o ruta que elijas, casi todo el mundo coincide en que los últimos 100 km, ya en tierras gallegas, son los más bellos del Camino de Santiago. Esa parte de la ruta discurre por mágicos y densos bosques gallegos, con meigas, duendes y otros seres maravillosos acechando detrás de cada árbol. Ríos, puentes de piedra, pequeñas aldeas rurales… Un ambiente relajante y bello en el que los efectos de la Madre Naturaleza hace que la sientas realmente cerca.
Además, y ya en un ambiente más terrenal (o religioso, según se vea), si demuestras (con los sellos de tu pasaporte de peregrino) que has caminado los últimos 100 km hasta Santiago de Compostela te darán la Compostela.
8. No tienes por qué hacerlo todo de una vez
Hacer el Camino de Santiago a pie es un placer aventurero y una experiencia espiritual que, en mi opinión, debe ser saboreada poco a poco. Por eso, nunca debes hacer el Camino como si de una carrera se tratase, apurando los días de caminata, alargando las etapas para cubrir distancias exageradas. No, el Camino debe ser hecho mientras se disfruta de los pueblos, ciudades, ríos, valles, montañas, bosques, campos, planicies… Y la gente. Tanto los locales como los otros peregrinos tendrán siempre mucho que enseñarte.
Por todo esto, si no puedes hacer el Camino de Santiago de una sola vez, no te preocupes, porque son muchísimos los que lo hacen por etapas, en años diferentes. Así, puedes ir una semana aquí y otra allá. Sin prisas, con deleite. A tu ritmo.
9. Ábrete a las eventualidades y sorpresas
En España, conozco pocos viajes o aventuras tan dadas a la improvisación como el de hacer el Camino de Santiago a pie. Es uno de esos periplos en los que sabes cómo empieza y tienes cierta idea de cómo va a acabar, pero lo que sucede en el medio es casi totalmente impredecible.
En tu ruta puedes tener eventualidades climáticas o en forma de lesiones, pero lo que más se suele dar – si estás abierto a ellos – son los cambios de planes al escuchar el consejo de otros peregrinos o los lugareños. Así, acabas descubriendo rincones secretos y auténticos que suelen pasar desapercibidos para muchos de los viajeros. También, puedes acabar conociendo a alguien de quien no te quieras separar – el amor ha surgido incontables veces en el Camino – y ajustes tu ruta a la suya.
En cualquier caso, mantén tu corazón y mente abiertos a estos posibles cambios y verás como la experiencia puede pasar de buena a inolvidable cuando menos lo esperes.
10. Recuerda que te pongan los sellos en tu pasaporte de peregrino
A diferencia que los coleccionistas de sellos de países en los pasaportes, los sellos que irás acumulando en tu pasaporte de peregrino tienen cierta valía emocional y real. Con ellos podrás, por ejemplo, demostrar que caminaste los últimos 100 km del Camino, cosa que te da derecho a que te den la mítica Compostela. Pero, sobre todo, podrás asociar a cada sello los recuerdos de esa etapa, ese albergue, ese hostal, esos amigos que hiciste allí, esa mujer (u hombre) del que te enamoraste, esas charlas hasta las tantas de la madrugada, esas risas sin fin… Marcas en el pasaporte. Muescas en tu alma.
11. Lleva un pequeño botiquín

El clásico mal del peregrino que hace el Camino de Santiago a pie es el de las ampollas. Las posibilidades de sufrir este molesto mal aumentan considerablemente si el caminante tiene la brillante idea de estrenar calzado para la ocasión. Puede sonar a algo increíble, pero te aseguro que esto es algo que pasa con muchísima frecuencia. Recuerda: aunque te hayas comprado las mejores zapatillas o botas de senderismo del mundo, siempre pruébalas y dale algo de tute en tu casa, antes de salir. Así, tu pie se irá acostumbrando a ellas y las partes duras del calzado irán reblandeciéndose, no causándote heridas más tarde. Si, a pesar de seguir este consejo, te salen ampollas, unas compeed son un buen remedio.
Pero no este el único mal: lesiones, infecciones, diarreas, insolaciones, constipados…
Debes llevar también desinfectante, alguna pequeña venda elástica, apósitos, tijeras pequeñas, pastillas potabilizadoras de agua, antidiarreicos, loción para las quemaduras solares, otra para las picaduras de insectos y algún ibuprofeno y paracetamol. Eso formaría un botiquín pequeño y decente.
12. Disfruta sin prisas
Dejo para el final el que, para mí, es el consejo más importante de todos, y no solo para hacer el Camino de Santiago a pie, sino para cualquier tipo de viaje.
Y es que cuando viajas se trata de disfrutar. No tienes que tener prisa. Nunca. Si te gusta mucho un pueblo, no te levantes a las 5 de la mañana al día siguiente para continuar caminando. Relájate, madruga si quieres, pero dedica el día a conocer las callejuelas, hablar con los lugareños, conocer el entorno natural y cómo es la vida diaria allí. Si, por el contrario te has enamorado de un paisaje, explóralo a fondo. Deja la senda transitada e intérnate en él de manera íntima. Hasta que sientas su soledad y mires en su interior como nadie antes lo había hecho.
Son esos momentos, y no el sonido sordo de tus pisadas al caminar sobre el asfalto o la senda, lo que recordarás para siempre cuando evoques los sentimientos que te despertó la aventura de hacer el Camino de Santiago a pie.