Cinco restaurantes recomendados de Ferrol para todos los bolsillos

Ferrol es una ciudad que ha crecido con el mar, de él llegó el trabajo para legiones de obreros y un nuevo diseño de sus calles, con el urbanismo racionalista de la Ilustración presente en cada rincón del Barrio de la Magdalena. Del mar procede también la mayor parte de lo que conocemos como gastronomía de Galiciay si uno decide viajar a Ferrol ¿dónde puede probar lo mejor de la misma? Por ejemplo, en estos cinco restaurantes de Ferrol en los que nos hemos sentado a la mesa.

Estas son mis experiencias, en orden cronológico, en cinco restaurantes de Ferrol en los que he comido o cenado durante mi último, hasta la fecha, viaje a la ciudad. Asistí a una feria temática dedicada al vino (FEVINO), porque Ferrol también es ciudad adecuada para el turismo de negocios y congresos pero ninguno de estos restaurantes tenían relación alguna con el evento. Con las lógicas variaciones para no caer en la rutina pero los menús, las cartas y, espero, el esmerado servicio, deberían ser los mismos si vosotros los visitáis. ¡Buen provecho!

El Caserío Vasco

Céntricamente situado un par de calles más allá de la Plaza del Ayuntamiento, ni el edificio ni el interior asemejan en modo alguno a un caserío vasco, pero el nombre era el que tenía el establecimiento cuando Eduardo se hizo cargo de él en 1982 y decidió mantenerlo. La comida que se sirve en las mesas junto a la barra o en sus salones interiores es, tal vez no lo hayáis adivinado, eminentemente gallega, pese al nombre (que, ya digo, no es descriptivo de lo que uno se encuentra en la carta).

Mariscos y pescados son la estrella de la cocina, aunque no se descuida el apartado de carnes pese a no ser el punto que más quieren destacar. Los precios de los platos principales oscilan entre los moderados 14 Euros y los 18 Eur, aunque cuentan con un Menú del Día de 9 Euros.

La noche que cené allí, nos decantamos por unos entrantes entre los que no podía faltar una pequeña bandeja de pulpo, salpicón de rape y marisco, ensaladilla y una selección de croquetas (de carne, marisco y bacalao). Para el plato principal mi acompañante se decidió por unos lomos de merluza con marisco y yo opté por el pescado que Eduardo confesó ser el más vendido del establecimiento, el rape (peixe sapo en gallego). Lo probé en salsa verde y estaba delicioso aunque se resistía a ser fotografiado.

Pese a que las raciones resultaron suficientes, logramos mantener aislado un hueco en el estómago para el postre, en forma de surtido de pasteles (chocolate, galleta y caramelo, naranja con zumo de naranja). Un moscatel Gran Feudo fue la despedida digestiva tras haber acompañado la comida con un Albariño (Gran Bazán, etiqueta ámbar).

Taberna do Cantón

La Taberna do Cantón es un poco más céntrica que El Caserio Vasco sólo porque la Calle Carmen, paralela a la Pardo Bajo, está situada unos metros más cerca del Ayuntamiento. Aunque lo que destaca más de su ubicación es que la puerta principal se abre al Cantón de Molíns, una alameda antes tranquila y que invitaba al paseo pero que durante mi visita sufría con resignación las vallas y el suelo levantado de una obra municipal que la tiene patas arriba desde hace meses.

Interiormente destacan las paredes de piedra, un espacio luminoso merced a sus amplios ventanales y dos zonas distintas para comer o tomar algo (asientos y mesas altos frente a la barra, mesas bajas en el resto). No es una taberna como uno se espera, si le hace caso a las reminiscencias dieciochescas de la palabra. De hecho, la Taberna do Cantón es la “hermana pequeña” del restaurante Illas Gabeiras que también realiza servicios de catering.

Jibia Estofada, Taberna do Cantón, FerrolCuentan con un menú de mediodía de martes (los lunes cierran) a viernes a un precio de 15 Euros por persona. Abrí el apetito con una suave crema de verduras, que en dosis moderadas se puede tomar en casi cualquier clima y un revuelto de pulpo, gambas y trigueros que alcanzó ese difícil equilibrio entre el poco hecho y el demasiado seco.

No lo tomé yo, pero no puedo dejar de poner la foto de un plato curioso que degustó mi compañero de mesa, huevo en pasta brik con pisto. Y, si, el huevo estaba dentro de la masa. Mi plato principal fue una sencilla jibia (sepia, choco o cachón) estofada, acompañada de arroz.

Restaurante Enxebre (Parador de Ferrol)

Tuve la fortuna de que mi estancia en el Parador de Ferrol coincidiera con la apertura del Restaurante Enxebre, que está situado en el mismo edificio, junto a su cafetería. No tiene nada que ver con el restaurante principal del parador (La Fragata) en el que desayunaba cada mañana, un espacio amplio y luminoso con vistas a la Ría, el Arsenal…y las obras de adecuación del parque y paseo adyacentes (que deberían terminar antes del verano).

El Parador, por cierto, se encuentra en un extremo de ese tablero de ajedrez que es el barrio de La Magdalena en Ferrol, dando la espalda a lo que queda del Ferrol Vello.

El Enxebre es un espacio fácil de definir (al contrario que la complicada traducción al castellano, que por consenso se aproxima a “puro”): sencillo, rústico e íntimo. Un salón interior con decoración con toques tradicionales, pocas mesas y un ambiente en el que se respira la tranquilidad.

Mi compañero de cena y yo nos dividimos tácitamente la carta, aunque a ambos nos sirvieron unas tostas de anchoa y alioli, como tapas antes de los entrantes. Si él se decantó por una parrillada de verduras, yo dejé los productos de la huerta para mejor ocasión y opté por los del mar. Mis riquísimas croquetas de marisco sobre tiras de puerro frito (se lo tuve que preguntar a la amable camarera para confirmar que todo lo que se sirve en un plato es comestible) llegaron presentadas con originalidad en una (bien limpia) cesta de freidora.

Para el plato principal hubo un nuevo reparto de papeles y el solomillo de ternera con foie se quedó al otro lado de la mesa. Al mío llegaban nuevamente productos marineros, ya que estaba en una ciudad que tanto le debía al mar, con unas sabrosas brochetas de langostino y rape y salsa de piquillo (que yo, porque había confianza, me comí como debe hacerse en estos casos, prescindiendo de cubiertos). Unos “freixós flambeados al orujo” y un licor de hierbas se conjugaron para darle el perfecto toque final a la cena.

Los precios, como se ve a modo de ejemplo en la pizarra que anunciaba los dos platos principales, no son nada descabellados para tratarse de un restaurante ubicado en la casa señorial que es el Parador de Ferrol. Cuentan también con un menú, de dos entrantes, un principal y un postre por 18 Euros (incluye bebida).

Cervecería La Bodega de Estrella

La Bodega de Estrella está en la Avenida de Esteiro, a menos de dos minutos del Caserío Vasco y la Taberna do Cantón, por si uno quiere hacer una rápida comparación de menús. Juega a su favor que se alzó con la segunda posición del Concurso de Tapas “Tapéate Ferrol” de Diciembre pasado, lo que es una buena recomendación.

Pese a lo que pueda parecer por la decoración interior, La Bodega de Estrella no es una franquicia de la marca de cerveza “Estrella Galicia”, aunque si que sirven su producto desde 4 tanques refrigerados de 500 litros cada uno (algo único en Galicia). Las mesas amplias denotan el carácter de un establecimiento donde ronda la juventud noctámbula en grupo (a cien metros hay varias facultades universitarias).

Para la comida del mediodía llegó el fuerte sabor del mar con unos delicados erizos con espinacas en tempura. No subimos a la superficie pues el gallego pulpo llegó en una modalidad menos convencional, a la brasa con cachelos y ajada. Yo soy un entusiasta del tradicional pulpo con cachelos, ese bocado blando que casi se puede derretir en la boca, y aún me está costando acostumbrarme al pulpo más duro que sale de la sartén cuando ha pasado, y bien pasado, por el fogón.

Para el plato principal me fuí esta vez al campo, con un “solombo de porco de castaña con salsa de pementa verde” que estaba tierno y jugoso. El postre, de la huerta, “amorodos (fresas) salteados a o Grand Marnier con laranxa confitada nata e amorodos crispy”. Habiendo acompañado la comida con cerveza, Estrella Galicia, probamos los nuevos productos de la marca, que bajo el nombre “Hijos de Rivera” comercializa licores, concretamente uno de café y uno de crema de licor.

En La Bodega de Estrella tienen un menú del día de 10 Euros y una carta de tapas (desde 3,75 Eur) y raciones (de 4 a 12 Euros) con los platos que uno espera (y alguna sorpresa, como los “paquetitos” de pasta rellenos de brandada de bacalao con pasas). También bocadillos y hamburguesas para los que miran aún más el bolsillo.

Restaurante O Parrulo

O Parrulo es el único de los cinco restaurantes de esta lista que ya conocía de una visita anterior, cuando probé su sencilla pero rica tapa de pulpo y grelos, participante en el “Tapéate Ferrol” de Diciembre de 2014. En esta ocasión, Julio Martínez (Jefe de Sala e hijo del fundador y propietario, José Martínez Vidal “Parrulo”, a quien aún se ve por el restaurante), no dejaría que nos levantáramos de la mesa sin probar una variedad de platos con el sello de la casa. En O Parrulo se trabaja con productos de la zona, de alta calidad y cocinados de manera sencilla bajo la dirección ahora y antes en los fogones, desde 1958 de Celestina Martínez de O Parrulo en Ferrol (el apellido no es coincidencia sino indicio de la saga familiar).

Percebes, O Parrulo, FerrolMi última cena (por el momento) en Ferrol iba a ser marinera al 99%. Los entrantes eran unas tiernas gambas de las que dimos cuenta en un abrir y cerrar de ojos. Volvimos a abrirlos, con destellos de placer, cuando vimos que una bandeja de percebes llegaba a la mesa. Este es, junto al erizo (oricio), un bocado que tiene todo el sabor del mar del que procede. Tal vez por su peculiar textura no sea del agrado de todo el mundo pero para los que no le pongan pegas, es toda una delicia.

La siguiente exquisitez llegó apenas nos habíamos limpiado los dedos. Si, los percebes se comen con las manos y si a alguien se le ocurre intentar hacerlo de otra manera, los comensales que le rodean tienen mi beneplácito para darle una colleja.

Es más pequeña que una vieira pero la buena esencia, dicen, viene en frascos pequeños. Y las zamburiñas que llegaron a continuación eran de la mejor esencia. Después de ellas apareció, por segunda vez en el día (aunque en O Parrulo no lo supieran) el pulpo a la brasa. Estaba tan rico como el de la Bodega La Estrella, aunque sigo manifestando mi preferencia por el tradicional pulpo con cachelos.

Acto seguido me tocó comprobar la veracidad del dicho “Pementos de Padrón, uns pican e outros non” y para suerte, o desgracia, mía, el fuego no apareció en la boca. Soy muy aficionado a las comidas picantes así que ganar en esta ruleta rusa con balas verdes me dejó un sabor amargo, y nunca mejor dicho.

Si de sabores peculiares se trata, la lamprea no es plato para todos los paladares así que al aparecer esta en el menú piqué educadamente pero no me lancé a devorarla. De todos modos, mi estómago apenas tenía espacio disponible para nada que no fuera el postre, en forma de tarta de tres chocolates. Y un chupito de hierbas, para mejorar la digestión, claro.

El Restaurante O Parrulo es socio fundador del Club Gastronómico das Rías Altas, pertenece al Club Gastronómico de la Buena Mesa y ostenta la “Q” del Instituto de Calidad Turística. Todo lo anterior justifica que, según la Guía Michelín, los precios de la carta lleguen hasta los 52 Eur. No es un restaurante para comer a diario pero si, sin duda, para disfrutar ocasionalmente de un pequeño homenaje de calidad.

Agradecemos a la Diputación de Coruña, al Concello de Ferrol, a la Sociedad Mixta de Turismo (especialmente a su Gerente, Marisa López) sus recomendaciones y la colaboración prestada para la elaboración de este artículo. No dejes de visitar la página en Facebook de Turismo de Ferrol para obtener información actualizada sobre eventos y actividades en la ciudad.