
Crónica de seis maravillosos días en las islas Gili saltando de isla en isla
A las 7:30 de la mañana vino a recogernos el autobús de la compañía Serama que habíamos contratado para llegar desde Sengiggi en Lombok a las islas Gili. Nos salió por 90,000 rupias y se trata de un corto viaje de unos 30 minutos hasta Bangsal desde donde parten los barcos en dirección a las tres islas Gili. Una vez en el puerto, subimos a un pequeño barco y en apenas 15 minutos llegamos a Gili Trawangan.
Las islas Gili son el último descubrimiento en Indonesia y cada una es una maravilla. Hay Gili para todos los públicos:
- Gili Trawangan es donde está la marcha y la gente joven aunque en diciembre hay poco turismo y se está de maravilla.
- En Gili Meno te sentirás como un auténtico Robinson Crusoe con playas de ensueño y muy poca gente paseando.
- Gili Air es un entremedio de las dos con algún restaurante más pero muy tranquilo por la noche.
Lo mejor de todo es que el único medio de transporte en las tres islas es el caballo o la bicicleta. No se oye ni un ruido de moto, salvo algún barco, un pájaro y el rumor de las olas.
Gili Trawangan

Pensaba quedarme entre cuatro o cinco noches en las islas y mi primer contacto fue con Gili Trawangan. Llegué con una pareja inglesa y buscamos algo barato en el interior del pueblo. Encontramos habitaciones decentes que tras el regateo conseguimos instalarnos por 90,000 rupias con baño en la habitación y desayuno incluido. Se llamaba Famunaya.
Los bungalows que se encuentran a primera línea de mar son abstante más caros. Se mueven sobre los 200 y hacia el norte, donde el tiempo se detiene con el movimiento de las olas existen preciosos bungalows donde el precio ya pica un poco más. De todas maneras, en temporada baja el precio se puede bajar y mucho.
Eran las 11 y no tenía otra cosa que hacer que explorar las islas. Alquilé una bicicleta por 35,000 y me dispuse a dar una vuelta entera por la isla parando donde me apatecía y pegándome un buen baño en cada playa.
El agua de color turquesa rodea la fina arena blanca como si de una postal se tratara. Da igual ir al norte o al sur. Las playas son preciosas y la única diferencia es encontrar turistas o quedarte con un pedazo de isla para ti solo por un rato. Un auténtico paraíso.
Me sorprendió observar que había dado la vuelta a la isla en apenas un par de horas incluyendo chapuzones.
En la parte este se tienen vistas a la cercana Gili Meno mientras que en la desierta parte oeste se vislumbran las montañas de Bali. Esta es la zona ideal si buscais un lugar donde no os encuentre el ministerio de hacienda.
Según la Lonely Planet en las Gili nunca llueve. Pues bien, la primera tarde en la que estuve empezó a chispear un poco aunque los enormes nubarrones sobre Lombok no acabaron de llegar a la isla.
Por la noche salí a tomar copas con mis nuevos amigos ingleses. Como en temporada baja hay pocos turistas, los bares se turnan las noches de marcha. Fuimos donde estaba la acción y encontramos el bar bastante lleno especialmente de australianos jóvenes. los ron dobles con cola salían por unas 20,000 rupias y aunque tenían un extraño sabor hicieron su labor.
Al segundo día permanecí en Gili Trawangan y fui dando una vuelta por la isla en busca de sombra para pasar bien la resaca.
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Gili Meno

Al tercer día decidí irme a Gili Meno. Los barcos que parten de isla en isla lo hacen a las 9:30 desde Gili Trawangan y llegan a los 20 minutos a Gili Meno y luego otros 20 minutos para llegar a Gili Air. Desde ahí se dirigen a Bangsal en Lombok. Existe otro barco a las tres de la tarde realizando el mismo recorrido cosa que permite visitar otra isla durante el día sin necesidad de dormir en ella.
El billete cuesta 20,000 rupias y en breve llegamos a Gili Meno. No fue difícil encontrar alojamiento. Me metí hacia el interior donde siempre es más barato y conseguí una choza por 80,000 con desayuno incluido. El agua en el baño, como en la mayoría de sitios en las islas Gili, es de agua salada. Si quieres agua natural deberás pagar bastante más.
Me puse a explorar Gili Meno, la menor y menos frecuentada de las islas. Realmente es una gozada encontrarte en una isla paradisíaca con un máximo de una docena de turistas en total desperdigados por sus playas. Fomenta el charlar con gente y encontrar rincones preciosos sin un atisbo de humanidad. Alquilé unas gafas para hacer snorkel al mismo precio que en Gili Trawangan: 15,000 y pude ver un par de enromes tortugas, muchos peces y un coral mucho más colorido e interesante que el de Gili Trawangan.
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Por la noche la tranquilidad en Gili Meno es absoluta. Apenas 3 o 4 restaurantes abiertos y alguna parejita.
El único inconveniente en Gili Meno es que la isla está plagada de mosquitos. Existen muchos más que en las islas vecinas y aun untándome con el anti-mosquitos y vistiendo manga larga me acribillaron.
Gili Air

Al cuarto día en las islas Gili partí en dirección a la última de las islas y la más cercana a Lombok: Gili Air.
Esta última se encuentra a camino entre la activa Trawangan y la calma de Meno. No obstante, a principios de diciembre las tres islas son un remanso de paz.
El billete para ir de isla en isla sale por lo mismo: 20,000 rupias. Al llegar solo me abordaron un par y me fui a un homestay que ofrecía un bungalow hecho en piedra por 80,000 rupias con desayuno incluido. Se llama Chin y se encuentra a 4 minutos andando hacia el interior de la isla desde el puerto. Según me dijo el chico en temporada alta el precio de la habitación sube a 200,000 rupias.
La rutina en la isla de Gili Air no difirió del resto de los otros días en Trawangan o Meno: bucear, comer, dormir y charlar con los pocos turistas que se encuentran en las islas.
A la hora de cenar hay que controlar los precios de los menús en los restaurantes de las tres islas. En algunos casos los precios son los que aparecen en la carta, en otros se añade una tasa que he visto fluctuar desde el 3% al 21%.
Permanecí una segunda noche en Gili Air. Cuando te quedas más de un día en un sitio tranquilo como en las islas Gili empiezas a conocer a otros viajeros y junto a una húngara nos dimos una vuelta por la isla pegándonos chapuzones en la playa en busca de tortugas.
En temporada baja se pueden encontrar bungalows delante de la playa por apenas 80,000 rupias con desayuno. Era el caso de la húngara y me supo mal haberme quedado en el interior de la isla y carecer de días para quedarme más tiempo en las Gili. En temporada alta las islas están atiborradas especialmente de australianos y los precios pueden subir hasta 250 o 300. Incluso me comentaron que algunos viajeros duermen en la playa por falta de alojamiento en las islas.
En mi última noche en Gili Air me sorprendí gratamente al encontrarme con los alemanes con quienes compartí la experiencia del trekking en la jungla de Sumatra en Bukit Lawang. Nos tomamos una cerveza para rememorar viejos tiempos de lo que había ocurrido hacia apenas dos semanas. El tiempo cuando uno viaja parece discurrir en una dimensión completamente distinta de la realidad en la que estamos acostumbrados.
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