Ligeramente apartada de los grandes resorts de la costa de Baja California la paz envuelve las coloridas calles del centro de San José del Cabo.
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Nos desplazamos en autobús desde el Cabo San Lucas y tras dos intentos dimos con el corazón de San José. Existen líneas de autobuses frecuentes que unen ambas ciudades y el aeropuerto. Parten de la zona este de San Lucas y encontraréis la parada bien señalada justo después del centro comercial. El billete cuesta 27 pesos mexicanos y tarda unos 40 minutos en llegar.
En la primera ocasión que nos desplazamos hasta San José del Cabo nos pasamos de largo. No supimos observar bien donde empezaba el centro y paramos a medio camino del aeropuerto a unos cuantos kilómetros al norte del centro histórico. El error nos sirvió para conocer un pequeño restaurante a pie de carretera llamado Patricio donde disfrutamos de un buen ceviche de camarón y pescado y charlamos con el amable dueño del local. Los precios se movían entre los 50-60 pesos por ceviche y salimos la mar de satisfechos.
En la segunda ocasión sí dimos con el centro. Hernán Cortés (que más tarde daría nombre al mar que separaba la península de Baja California con México) fue de los primeros en explorar este territorio y finalmente la ciudad de San José del Cabo se fundó como una misión jesuita a mediados del siglo XVIII.
Antiguamente San José era famosa por su manantial de agua dulce y muchos barcos durante la época pre-colonial realizaban sus paradas habituales en esta población para reponer subsistencias en sus galeones mientras realizaban sus travesías de Europa a Asia.
El centro neurálgico de esta población se vertebra a partir de la gran Plaza donde ondea una enorme bandera mexicana . Las calles alrededor de la plaza ofrecen vivos colores, árboles frondosos y el arte parece haber contagiado el espíritu de los locales. Encontraréis múltiples tiendas de todo tipo cuyo exquisito estilo parece invitarnos a entrar aunque no nos apetezca comprar. En el centro abundan las galerías de arte con un amplio surtido de joyas, ropa y cultura artesanal. La muerte, tan presente en la conciencia colectiva y literaria de México, abunda e incluso podemos encontrar maniquíes que en lugar de una larga cabellera muestran una elegante calavera.
La iglesia lleva por nombre la Misión de San José del Cabo Anuiti y fue levantada a principios del siglo XVIII aunque tras un devastador huracán se volvió a reconstruir en 1918.
El Boulevard Mijares se extiende a lo largo de San José del Cabo y viene a ser la avenida principal donde encontraremos un buen repertorio de restaurantes con precios más asequibles que la turística Cabo San Lucas. No obstante, os recomiendo visitar la tasca La Margarita, un poco más apartado del centro donde disfrutaréis a la sombra de unas buenas coronas, un ambiente agradable y buenos platos de carne y pescado a buen precio.
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A modo comparativo, San José del Cabo ofrece una sensación más real que San Lucas. La masificación de hoteles en la costa de San Lucas y la casi inexistente historia en su centro contrasta con las callejuelas coloridas y galerías de arte de San José que se encuentran relativamente alejadas de la zona de hoteles y resorts de la costa del mar de Cortés.