Dónde comer en el Puerto de Santa María (Cádiz): comidas marineras, bodegas tradicionales y cenas en ambiente local

El Puerto de Santa María tiene una larga historia (incluyendo una mitológica fundación), y una importancia económica que le hizo ganar el sobrenombre de la Ciudad de los 100 Palacios. No sabemos si hay 100 restaurantes dignos de tal nombre, pero esta es nuestra experiencia y recomendaciones comiendo y cenando en El Puerto de Santa María.

Taberna Bodega Obregón

Una bodega que se precie ha de tener una atmósfera en permanente peligro de combustión. El olor a alcohol y madera de las barricas tiene que impregnar el ambiente, tiene que parecer que se pega a la ropa y nuestra mirada tiene que confirmar lo que nos grita la nariz.

La Bodega Obregón es auténtica.

La Taberna Bodega Obregón es un pequeño en tamaño, pero grande en carácter, secreto a voces en el Puerto de Santa María. Carteles taurinos, calendarios y fotografías de otros tiempos decoran las paredes, en aquellos sitios en los que no reinan los barriles de vino.

Varias sombrillas en la acera ofrecen refugio a quienes optan por tomar algo allí, imposición sólo prudente cuando el primer cuarto, que sirve de barra de bar y tienda, está lleno.

En el interior hay tres salas más, también llenas de barriles, y alguna mesa junto a la pared del pasillo al que dan ambas.

Sólo dos de las salas están habitualmente preparadas para ofrecer comida, una de ellas de manera tradicional, con la gente de pie, picando de mesas (como si fuera una espicha en Asturias o una sidrería en el País Vasco), y la otra con sillas. La primera es la más demandada a la hora de hacer reservas para grupos.

Obregón es primero Bodega y después Taberna, es primero gastronomía líquida y después sólida. Por ello, puedes encontrar platos sencillos, como embutidos varios, torreznos, huevas de merluza o patatas cocidas aliñadas (riquísimas).

Su mayor tesoro, sin embargo, son los vinos, que vende al por menor en recipientes de 0,75 litros, 1 litro (estos son los más habituales) o garrafas de 2, 5 y 8 litros.

Sin irse a la exclusividad de un (famoso) palo cortado, desde poco más de 3 Eur puedes comprar ya una botella de fino aunque mi preferido, y que he comprado en las dos ocasiones en que he estado allí, es el Pedro Ximenez Viejo.

El mosto viene de Pedro Ximenez y en la Bodega Obregón se mima, se acuna, para hacerle la crianza, como me contaba Álvaro, el hijo de Manolo Obregón. Ese cariño se traslada, sin duda, al paladar del que lo disfruta.

Romerijo

Empresa creada en 1952, el Cocedero Romerijo es una institución en el Puerto de Santa María. Su terraza acabó estando siempre tan llena que hoy en día hay dos Romerijos, el uno frente al otro.

Uno puede acercarse al mostrador y seleccionar el tipo de marisco o pescado que, proveniente lo mismo del Golfo de Cádiz que de Sudáfrica, se exhibe en él para la venta.

A partir de ahí podemos optar por llevarlo a casa o bien dejar que nos lo preparen para comerlo allí mismo. O, la opción más cómoda, sentarnos en una de sus mesas – las de la terraza a la sombra son las más demandadas – y escoger de entre su amplia selección de productos cocidos o fritos.

La “Ensaladilla de Marisco” (a 3 Eur la tapa), “Tortillitas de Camarones” (2,40 Eur la tapa), y, por supuesto, los langostinos y las gambas, son los productos más recomendados. Hay postres en la carta pero no es este un sitio en el que destaquen, así que mi opinión para una dulce guinda metafórica en el “pastel” que es comer en Romerijo la encontraréis más adelante en este artículo.

Eso sí, para algo digestivo pero líquido probad el vodka de caramelo (bajad la ceja, si os gustan los licores dulces, este os encantará).

Si hemos pasado por el Puerto de Santa María, comido en Romerijo y, de regreso a casa, echamos de menos sus productos, también ofrecen servicio de venta on line.

Restaurante Los Portales

La Ribera del Marisco es el extenso homenaje a la gastronomía basada en pescado y marisco en el Puerto de Santa María.

Ubicarse en esta zona aporta un pedigrí añadido a restaurantes ya clásicos en la ciudad, como “Los Portales” (aunque si quedáis con alguien en su puerta, preguntad en cual de las dos, pues también tiene acceso por la Calle Ribera del Río, que no es la que da al Río Guadalete, sino la interior).

Una decoración de bar típico, con abundancia de colores y motivos andaluces (como los bancos con azulejos de la pared de uno de los salones) os dejarán mucho que admirar. Se puede picar algo en la barra, comer en una de sus mesas altas u optar por hacerlo en los salones interiores.

Aunque abundan los platos principales en su carta (por cierto, su página web no sólo los llama por su nombre sino que además aporta testimonio fotográfico de los mismos), en la ocasión en que cené allí nuestro grupo compartió una serie de tapas y raciones.

Una ensalada de patatas al vinagre (donde el protagonista era el rico tubérculo), unas croquetas caseras y el inevitable pescado troceado y rebozado fueron para mí las estrellas de la noche.

Después de tres establecimientos de comida de tres estilos distintos, aquí van dos recomendaciones adicionales, una de desayuno vanguardista y otra para los más golosos.

Aunque me alojé en el Hotel Monasterio de San Miguel, si buscas un sitio para desayunar, los Apartamentos Larga 70 (C/Larga, 70) tiene n la reputación de servir una sana y reconfortante “comida más importante del día”, estés o no alojado en ellos.

Tuve la ocasión de probar las virtudes de su cocinera en una cena especial que incluía queso viejo con mermelada casera, minihamburguesa de pan Bao y ensalada wakame, pollo al curry con cuscús y dátiles (además de ser un sitio donde puedes encontrar cerveza japonesa, como la Kirin Ichiban). Si para muestra vale un botón, yo admito que me hice todo un traje.

La culpabilidad de la báscula puede redimirse, o al menos endulzarse, de la mano de un italiano. El Da Massimo no tiene nombre italiano por marketing, sino porque detrás está Massimo Pozzi que abrió en el 2010 un establecimiento que ahora es el lugar de paso imprescindible después de una buena comida o como recompensa tras un paseo.

El Da Massimo clásico está en la Calle Luna junto a la Calle Misericordia (un segundo Da Massimo se encuentra en la Calle Luna, aunque se especializa más en helados de yogur y mantecados( y de entre los sabores fijos yo me aboné al de Kinder Bueno.

Después de todo el helado es digestivo y sano ¿no?

Este artículo refleja mi opinión personal. Comí en los restaurantes mencionados en este post durante mi asistencia al I Professional Travel Blogger Meeting del Puerto de Santa María, pero ni la organización del evento ni los propietarios de los establecimientos han influido en qué escribir o cómo contar mi experiencia.