Utrera… Antes de visitarla, su nombre me sonaba a la Andalucía más castiza. Tras haber recorrido sus calles, restaurantes, bares y puntos de interés, me reafirmo en mi idea preconcebida.
Utrera destila pasión. Por algo es considerada por muchos entendidos como la cuna del flamenco. De aquí han salido artistas tan notorios como Mercedes la Serneta, Enrique Montoya, Curro de Utrera, la Niña los Peines, Antonio Mairena, Juan Peña “Lebrijano”, Chocolate o La Macanita. En Utrera se celebra – el último sábado de junio – el festival flamenco más antiguo de España, el Potaje Gitano, que lleva arrancando palmas y llantos desde 1957.
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Otro de los símbolos de Utrera es el toro bravo. Dicen que fue aquí donde se originó, en el siglo XVIII, esta raza noble. Sólo tenemos que tener presente el monumento que se alza sobre la rotonda que da entrada a la ciudad desde la autovía y el gran número de ganaderías de renombre que hay en la campiña que rodea a la ciudad.
Además, también poseen buenas yeguadas, al igual que ocurre en Écija.
Visita al patrimonio de Utrera
Hay un gran número de bellezas monumentales que ver en Utrera. El centro histórico de la ciudad capital del municipio homónimo (el noveno más poblado de Andalucía), fue declarado, en 2002, Bien de Interés Cultural en calidad de Conjunto Histórico-Artístico.
Santuario de Nuestra Señora de la Consolación
Llegamos a Utrera una tarde de otoño. Ya estábamos a mediados de octubre y, sin embargo, el termómetro no bajaba de los 30 grados. El calor era insoportable.
Nuestra primera parada sería para visitar un templo ubicado a las afueras de la ciudad, el Santuario de Nuestra Señora de la Consolación.
El guía nos explicó que se construyó, en el siglo XVII, sobre los restos de una antigua ermita. El lugar tiene una gran historia, ya que aquí venían a encomendarse los navegantes y aventureros que iban a partir hacia las Américas en los tiempos coloniales españoles.
En esa época, Sevilla y los puertos fluviales de sus alrededores, desempeñaron un papel fundamental, ya que la mayoría de transportes y galeones partían de aquí. El intenso comercio con las Indias enriqueció la zona y supuso el desarrollo y el momento de oro de diversas ciudades.
Tras observar su fachada y escuchar la explicación histórica, di gracias a que podíamos pasar a su fresco interior.
El interior del templo está compuesto por una sola y amplia nave con crucero y una bella Capilla Mayor de planta cuadrada.
Ascendimos por unas escaleras laterales que nos condujeron a la escultura de la Virgen de la Consolación, patrona de Utrera, que preside el cuerpo central del precioso retablo mayor que cubre todo el testero frontal del santuario.
Desde allí podíamos contemplar a los escasos feligreses que habían venido a rezar un rato o, con el calor que hacía fuera, simplemente a refrescarse.
Tras ver algunas dependencias más – decoradas con frescos y cuadros y en las que observamos una mezcla de arte mudéjar y cristiano – salimos de la iglesia y pusimos rumbo al centro histórico de Utrera.
Centro histórico de Utrera
El centro histórico de Utrera es un conjunto de estrechas y típicas calles andaluzas, con sus casas bajas de fachadas blancas y balcones estrechos. Entre ellas, aparecen iglesias, conventos, antiguos hospitales, plazas y pequeño bares y restaurantes que se llenan de vida cuando la temperatura es cálida y los días se alargan.
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La mejor manera de disfrutarlo es callejear sin rumbo. Es así como se encuentran los rincones que más te atraen.
Sin embargo, nuestro guía ya tenía preparado un itinerario para nosotros, siendo cierto que, con el poco tiempo que teníamos para disfrutar de las muchas cosas que ver en Utrera, era la mejor opción.
Para comenzar con buen pie la visita, paramos en una panadería de la Plaza del Altozano. Esta es la plaza más emblemática que ver en Utrera. Sus bonitas casas de los siglos XVII y XVIII son testigos de la vibrante actividad que hay en esta plaza.
Esa tarde, los niños jugaban en la calle, la gente paseaba y nosotros nos metíamos unos ricos mostachones entre pecho y espalda.
El mostachón es el dulce más típico de Utrera. Se trata de un simple bizcocho aplanado que se cocina sobre un papel de estraza en horno de leña. Tiene un sabor dulce y suave y la verdad es que a esa hora – la de la merienda – entraba solo.
Después visitamos el edificio del ayuntamiento. El actual ayuntamiento de Utrera se halla ubicado en la casa-palacio Vistahermosa, que tomó ese nombre en el siglo XVIII, al ser adquirida por don Pedro Luis Ulloa Celis, conde de Vistahermosa.
La parte más bonita del edificio es el salón árabe, también conocido como la sala de los espejos. Se construyó en 1882 y su profusa decoración se inspiró en los palacios nazarís. Fue un regalo del dueño de la casa a su esposa y se reformó en 2014.
Otros bellos salones son el pompeyano, el chino y el alemán.
El atardecer nos sorprendió en las inmediaciones de la iglesia Santa María de la Mesa. Es la más emblemática del centro histórico y su alta torre es la más elevada de la ciudad. Este templo medieval ser reformó en 1401 y el siglo XVI y lucía esplendoroso con el bajo el juego de luces del atardecer.
No pudimos acceder a su interior así que, antes de cenar, hicimos tiempo sentándonos a tomar algo en una de las concurridas plazas.
La cena, en el restaurante El Arco (calle San Fernando, 35) fue exquisita. Tapas andaluzas y españolas en general que nos obligó a un paseo nocturno para poder dormir.
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No conseguí visitar los muchos lugares de interés que ver en Utrera, pero así tengo excusa para otra visita.