La clásica pizza napolitana y otras recomendaciones culinarias en Nápoles

Es bien sabido por todos que Nápoles es la cuna de la pizza y si alguien se aventura a visitar la capital de la Campania sin saberlo, le quedará del todo claro a los primeros minutos de pasear por sus calles.

La pizza tradicional tiene su origen en el siglo XVIII y en algunos restaurantes observaréis que apenas han cambiado la forma de elaborarlas desde entonces: horno de leña y apenas dos tipos de pizza a escoger, la marinana y la margherita. Lo demás, según los conservadores napolitanos amantes de la pizza, son filigranas innecesarias.

Durante nuestra estancia por Nápoles comimos en diferentes establecimientos, no todo pizzas o pastas, de los que destacamos los siguientes tres restaurantes:

Antica Pizzeria Da Michele

Este lugar vendría a ser la Meca de la pizza en Nápoles y no pudimos evitar pasarnos por ahí. Desde las 8 de la mañana hasta la madrugada van saliendo pizzas continuamente de sus hornos cuyos clientes se zampan a modo café expresso sin apenas tiempo para preámbulos o epílogos en la mesa.

Llegamos pronto, sobre las siete y media de la tarde, y ya existía una abundante multitud frente a la puerta. En Da Michele el sistema funciona al estilo carnicería: debemos coger un número y esperar a nuestro turno. En nuestro caso tardamos aproximadamente una hora y media. Os recomiendo evitar las terrazas de las pizzerías para tomaros una cerveza mientras esperáis. Acostumbran a estar medio vacías y te pondrán cara de malos amigos si solo pretendes tomarte una birra.

Una vez nos tocó el turno nos sentamos junto a otros comensales y rápidamente nos vinieron a pedir nota. La pizzería Da Michele lleva abierta desde finales del siglo XIX y apenas han cambiado las cosas desde entonces. Las mesas, aunque ofrecen entre cuatro y seis sillas, se mezclan con parejas, gente que viene a tomarse su propia pizza o familias.

Lo importante en Da Michele es disfrutar de la pizza, de su sabor a leña, del exquisito tomate, la finísima mozzarella y el estupendo aceite de oliva.

El interior de Da Michele está decorado con fotos de algunos famosos que han acudido al lugar como el semi dios Maradona o la actriz Julia Roberts cuya película Come, reza, ama tuvo escenas rodadas en la misma pizzería que catapultó todavía más si cabe el éxito del establecimiento.

Siguiendo el estilo clásico y conservador del lugar, en la pizzería Da Michele tienes solo dos opciones: la marinana y la margherita. Cada una de ellas no supera los 4,5 euros. Las pizzas son bien grandes y abundantes en sus escasos ingredientes. En cuanto a los refrescos también van cortos con la única opción para pedir una birra Nastro Azzurri o algún refresco ambos servidos con vaso de plástico.

Cabe decir que la pizza estaba estupenda, con una base finísima y crujiente y unos ingredientes exquisitos. No obstante, me pareció que Da Michele es uno de esos lugares que pruebas una vez y ya tienes suficiente. La rapidez del servicio sin apenas poderme tomar un cafetito al terminar, la sensación de ser un número esperando un buen rato en la calle. Comer no es solo disfrutar de la composición de ciertos ingredientes unidos sino también de toda la ceremonia que circunda el acto y, precisamente en Da Michele, esa parte queda bastante olvidada.

Cantina della Tofa

En el Barrio Español encontramos menos restaurantes abiertos durante la noche de los que en principio nos imaginamos. Se trata de una zona más bien tranquila y tuvimos que dar unas cuantas vueltas hasta encontrar un lugar donde sentarnos a cenar. Pasando frente a la Cantina della Tofa en la calle Vico Tofa numero 71, vimos que se anunciaba como un restaurante de cocina típica napolitana y no dudamos en entrar.

En su interior encontramos apenas una media docena de mesas, un servicio amable, una decoración sencilla y una clientela que parecía local o al menos italiana en su gran mayoría. El propietario nos acogió con mucha simpatía y los entrantes acompañaron las buenas vibraciones: unas almejas rociadas con vino blanco y un plato de pasta con marisco delicioso. El vino tinto de la casa era más que correcto. Lo único negativo del lugar fue nuestra elección de los segundos, no acertamos con las cotelette -costillas en francés- que al final acabó siendo una sencilla escalopa en italiano aunque el variado de marisco y pescado fue capaz de volvernos a seducir.

Entrante y plato principal junto con el vino y postre nos salió por unos 20 euros por cabeza. Recomendable por la sencillez de los patos y la encantadora acogida de su personal.

Pizzeria Trianon

Repetimos pizza y en esta ocasión lo hicimos en una pizzería cercana a la clásica Da Michele. Lo hicimos por recomendación de un buen amigo napolitano y en esta ocasión, en lugar de las habituales marinana y margherita, pudimos disfrutar de un largo menú de pizzas a escoger.

El restaurante también es un histórico que abrió sus puertas durante los años veinte. Hoy en día se levanta sobre un edificio de tres plantas con horno de leña en cada una de ellas y su nombre procede del antiguo teatro Trianon que vio pasar a los mejores actores de Nápoles durante décadas.

Disfruté de una espectacular pizza napolitana con sus anchoas, alcaparras y exquisito tomate y aceite de oliva. El precio, como es habitual en casi toda Italia, no superó los seis euros por pizza. Tras comprobar la calidad de productos y sus precios económicos, se hace incomprensible volver a España y observar que las pizzerías habitualmente cobran el doble de precio por el mismo producto -sin calidad asegurada-.