Durante nuestra estancia de una semana entre Trieste y la región croata de Istria no paramos ni un segundo, pero sin duda la actividad que más nos gustó fue el día que alquilamos unas bicicletas y exploramos el sur de la provincia de Pula.
En la oficina de información turística de Pula nos dieron el nombre de uno de los pocos establecimientos que alquilan bicicletas en esta ciudad: Svera Bike. Situada en la calle Štiglićeva 28, ofrece buenas bicicletas por 13 Euros el día. Otros comercios de alquilers on BRB Sport y Eurobike.
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La provincia tiene 8 rutas distintas que cubren casi la totalidad de su bella extensión y puedes conseguir planos gratuitos en la oficina de turismo en Pula, que se encuentra en la plaza principal del casco antiguo.
Desde ese mismo punto partimos pronto por la mañana bajo un sol radiante que nos acompañaría el resto de la jornada. Tuvimos bastante suerte con el clima porque los días anteriores habíamos seguido disfrutando de la misma mierda de tiempo que tuvimos en Dublín durante todo el verano.
La ruta 8, que parte desde Pula, te lleva hacia el Sur por la costa de la ciudad. Llegamos en pocos minutos al bonito parque que hay en la pequeña Península de Stoja, donde varios jóvenes tomaban el Sol y se bañaban en una pequeña cala de piedra con agua de distintos azules, a cuál más bello.
Tras esta parada, retomamos la carretera y atravesamos Veruda para llegar a Verudela donde está situado un Youth Hostel altamente recomendable por su localización. Es, literalmente, despertarse junto al mar. Además, mi amigo Manu se alojó allí y me comentó que es un buen hostal en cuanto a prestaciones y precio.
Íbamos parando cada poco, tomando fotos y echando un vistazo al mapa ya que la ruta no está muy bien señalizada y es fácil despistarse.
Tras el paso por la costa de Verudela volvimos al interior, conectamos con la ruta 2 y pasamos por Vinkuran para desviarnos poco después a Bagnole. El pueblo no merece mucho la pena y sólo paramos en un supermercado para comprar algo más de fruta, agua y unas básicas gafas de bucear que nos permitieran ver la variada vida submarina que podíamos observar desde la orilla.
El calor apretaba y los kilómetros iban haciendo mella en nuestras piernas. Aún quedaba la parte más dura de nuestro camino hacia Premantura –el parque natural que nos fijamos como objetivo al principio del día- el tramo entre Bagnole y Premantura, que incluye una pista de tierra y piedra de la que nuestros traseros recordarían por varios días. Y me pregunto, ¿cómo aguantábamos tanto en la bici cuando éramos pequeños?
Por fin llegamos y la recompensa fue mucho mejor de lo que pensamos. Playas naturales excavadas en la roca, vegetación mediterránea lamiendo la costa, aguas cristalinas, paz total y fauna submarina impresionante. Todo esto lo encuentras en Premantura, un lugar en el que tumbarte al sol, disfrutar de la vida y abandonarte a tus propios pensamientos.
La entrada al parque es gratuita si accedes en bici, teniendo los coches y motos que pagar una pequeña cantidad no superior a los 5 euros.
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El regreso lo hicimos por carretera y llegamos a Pula cuando ya anochecía, reventados pero felices. Sin duda, nuestro mejor día en la aventura croata.