Cómo es la subida al Alpe-d’Huez en bicicleta

La localidad de Bourg d’Oisans sería otro pueblo bonito más de los Alpes franceses si no fuera por ser el lugar donde se inicia la mítica ascensión al Alpe-d’Huez, la etapa reina del Tour de Francia, cuyas curvas atesoran algunas de las mejores leyendas de la historia del ciclismo mundial. Este verano hemos visitado los Alpes franceses y, entre otras cosas, hemos alquilado una bici de carretera para realizar la clásica subida al Alpe-d’Huez en bicicleta. Os contamos nuestra experiencia.

La «carretera a los Alpes», tal y como se conoce también a la subida al Alpe-d’Huez, se ha convertido en un santuario para ciclistas. Su itinerario, las preciosas vistas al valle y curvas cerradas lo convierten en un lugar mágico y único. Cada una de sus 21 curvas está numerada, de abajo a arriba, y muestra el nombre de los ciclistas que ganaron la etapa coincidiendo con el sitio donde demarraron para conseguir su victoria. Durante el día de la etapa del Tour de Francia, la carretera del Alpe-d’Huez se llena de espectadores animando a los ciclistas desde ambos lados convirtiendo la ascensión en un auténtico estruendo.

Conviene saber que durante los meses de verano, varios de los puertos de montaña más famosos de los Alpes, como el Alpe-d’Huez, el Galibier o la Marmota, se cierran durante unas horas a los coches para que los ciclistas o corredores puedan disfrutar de su ascensión al máximo y sin peligro. No obstante, los turismos están acostumbrados a la gran afluencia de ciclistas y la ascensión es segura.

El inicio a la subida a la cumbre del ciclismo alpino se origina tras cruzar el río Romanche en las inmediaciones de Bourg d’Oisans. Antes de subirme a la bicicleta tanteé un par de tiendas de alquiler en Bourg d’Oisans. Esta localidad ha ganado fama entre los amantes del ciclismo y veréis un montón de aficionados, ya sea en familia o nivel deportivo. Especialmente encontraréis bastantes turistas holandeses o belgas aupados por las leyendas como Hennie Kuiper, Joop Zoetemelk, Theunisse o Steven Rooks.

Me decanté por una de ellas situada en la carretera principal donde ofrecían varios modelos. Por unos 50 euros alquilé una bicicleta de carretera profesional más casco para todo el día y me puse en marcha. Os aconsejo hacer un poco de rodaje antes de realizar la ascensión para calentar el cuerpo y habituarse a la bicicleta ya que los primeros kilómetros son los más duros.

Desde Bourg d’Oisans debemos cruzar el río Romanche, girar a la izquierda y seguir la carretera D211. Aquí se inicia la ascensión al Alpe-d’Huez clásica. Justo en estos metros podemos empezar a a escribir nuestra leyenda en nuestro pequeño universo ciclista personal.

Es importante empezar con un ritmo tranquilo y conservador ya que los primeros kilómetros son probablemente los más fuertes de toda la ascensión. La primera recta es larga y con un continuado ascenso que nos deja en la primera curva del recorrido, la número 21, la primera de todas situada a 806 metros de altura. La subida sigue fuerte hasta llegar aproximadamente hasta la curva 17 a 965 metros.

A medida que vamos llegando a la localidad de La Garde, entre las curvas 16 y 14, podemos relajarnos un poco, gracias al suave ascenso en el que nos encontramos.

Las siguientes curvas, desde la 13 a la 6, seguimos con un ascenso fuerte aunque lejos de los embates de las primeras curvas. La carretera nos acerca a Ribot d’en Haut, ya a 1161 metros de altura, y al cementerio de Huez, a 1390 metros.

Es a partir de la curva número 5 cuando el desnivel vuelve a aumentar y el Alpe-d’Huez te pide lo máximo en las piernas. Las últimas 3 curvas se empinan de forma tremenda hasta que llegamos a la población de Alpe-d’Huez.

La última curva nos acerca al final de la ascensión y al último kilómetro que nos hace pasar por un túnel, algún turista que nos anima mientras le damos a los pedales, y las últimas rotondas antes de encarar los metros finales de la subida. A lo largo del centro de Alpe-d’Huez, veréis marcas en el suelo indicando el recorrido de la clásica etapa del Tour de Francia. Es un último kilómetro sin apenas subida pero según nuestro estado físico se nos puede hacer eterno.

Al llegar a la meta encontraréis una señalización y los clásicos podios a los que podéis subir para haceros una foto para rememorar vuestra momento Pantani.

Una de las cosas más bonitas de la ascensión al Alpe-d’Huez es la familiaridad con la que entramas complicidad con otros ciclistas. Cada día se apuntan un montón de deportistas para realizar la etapa y es habitual animarse entre sí, pasarse y volverse a reencontrar. Una fiesta para los amantes del deporte a dos ruedas.

A medio camino me encontré un par de fotógrafos que os inmortalizarán el momento y, sin ningún tipo de obligatoriedad, podréis comprar las fotos. Basta con estar atento en el momento y recordar el nombre de su página web. En mi caso, se llamaba Photo Breton y por 15 euros me pude descargar la foto original.

Una vez terminada la ascensión al Alpe-d’Huez en bicicleta se os abren varias opciones: volver por el mismo recorrido, disfrutando del paisaje y leyendo atentamente los nombres de los míticos ganadores de la etapa en cada curva, seguir la subida hasta llegar al bonito lago de Besson o realizar una circular completa pasando por el Col de Sarenne a 1990 metros de altura antes de volver a Bourg-d’Oisans.

Alpe-d’Huez es un resort de esquí muy frecuentado y con un montón de pistas espectaculares. Si lo visitáis fuera de temporada de esquí tenéis un montón de opciones como la subida en teleférico al Pic du Blanc, recorridos en luge (similar al bobsleigh) y un montón de rutas de BBT o senderistas.

En la página de wikipedia dedicada a Alpe-d’Huez encontraréis un buen resumen de la mítica etapa del Tour de France con todos los ganadores históricos tras cubrir las 21 curvas de la ascensión.