Saly es probablemente una de las zonas más turísticas de la costa del Senegal. No solo encontraremos el sol y playa asegurado sino que a la vez nos permitirá movernos por otras regiones menos transitadas del país y conocer de más cerca las costumbres de Senegal, sus gentes y paisajes asombrosos.
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Durante nuestra semana de viaje por Senegal dormimos cuatro noches en Saly y cada día se convirtió en una nueva aventura recorriendo los secretos que se esconden en esta región del oeste africano.
Navegando por el Delta de Saloum
Desde Saly partimos en dirección a Ndangane con el objetivo de subirnos a una piragua y conocer de cerca el extenso delta del río Saloum. Circular en coche por Senegal ya es una aventura en sí misma y durante nuestro recorrido atravesamos la ciudad de M’bour contemplando el ajetreo de esta ciudad de más de 150 mil habitantes.
Al llegar al embarcadero en Ndangane, como es habitual en Senegal, un grupo de chavales nos recibieron pidiendo el habitual «cadeau» -regalo-. Fue en ese momento cuando me di cuenta que me había olvidado de llevarme los ammenities del hotel, algo muy útil si te sientes incómodo cuando un grupo de niños te observan con curiosidad o más bien te miran como si te hubieras convertido en un dolar con patas para ellos.
Frente al embarcadero se extendía el río Saloum con toda su envergadura. Este es uno de los ríos más grandes del oeste de África con un total de 36 afluentes que pasan a engrosar su enorme cauce. A lo largo del delta de Saloum existen más de 200 islas -19 de ellas habitadas- entre sus aguas y da vida a multitud de especies autóctonas así como a muchas aves migratorias que cruzan los continentes y en muchos casos terminan su periplo en el gran Serengeti. No en vano, esta región ha sido declarada patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde hace apenas tres años.
Y no solo la naturaleza envuelve esta preciosa región del Senegal. El pasado histórico también se deja palpar en Saloum. Cuando el Islam empezó a desplegarse por el norte del país durante el siglo XI de nuestra era los animistas huyeron hacia el sur y muchos de ellos se refugiaron en las islas de Saloum. En esta zona, apartados de las regiones más pobladas de Senegal, se dedicaron principalmente a la pesca y mantuvieron sus costumbres hasta la llegada de los portugueses quienes finalmente propagaron el cristianismo entre los locales. Eso sí, el animismo, tan arraigado en la cultura de Senegal y en extensión de toda África, con sus talismanes, males de ojo, conjuros, protecciones, hechiceros, vudú y con su fuerza vital que conecta a todos los seres vivos, se propagaron a lo largo del Caribe a partir de los millones de esclavos que fueron deportados especialmente durante el siglo XVII.
Durante una buena hora, circulamos sobre una piragua por el ancho cauce del río Saloum contemplando los múltiples manglares y solitarios baobabs cuya enorme silueta daba una pincelada poética a la estampa. Pudimos observar una buena colección de aves como los flamencos, garzas y gaviotas.
El mar y el río se fusionan y dan paso a tierras fértiles, islotes y bellas estampas a lo largo de su recorrido con poblaciones como Kaolack, al inicio del delta y capital de la región, o la isla de Foundiougne a la que puede accederse a través de un ferry.
A medio camino atracamos la piragua en una de las islas del delta de Saloum frente a un restaurante turístico donde nos dimos un buen festín probando uno de los platos principales de la gastronomía senegalesa: El Thiébou Dieune. Un estupendo plato consistente en pescado, arroz, salsa de tomate y una variada elección de verduras y hortalizas.
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El lugar, regentado por una francesa afincada en la zona, carece de wifi, tiendas y el pueblo se halla a unos cuantos kilómetros de distancia. Sin duda, un lugar muy especial en Senegal si queréis desconectar de todo el ajetreo habitual en un lugar mágico por un tiempo.
Gracias por dar a conocer senegal y sus gentes es un pais fantastico y tenemos mucho q aprender de ellos sobre todo de sus valores. Este verano voy a visitar el delta de saloum y estare en sant louis. Compartire la experiencia
Solo una aclaración: el delta no es Patrimonio de la Humanidad por sus cualidades naturales y ser paso de aves migratorias, ni por la belleza de sus canales, sino por restos arqueológicos: túmulos que han ido formando los pobladores del delante desde hace siglos.