Hace unos días Paco Nadal (viajero, periodista y compañero en la aventura de Travel Inspirers) publicaba en su Facebook una foto subacuática de esas que impresionan: un tiburón de 300 kilos, sin pinta de ser vegetariano, frente a un submarinista cuya arma más aparente era una cámara con la que rodaba un documental. El submarinista era él.
Paco lleva años echándose a la espalda bombonas de oxígeno por (casi) todos los mares del planeta, e incluso escribió un libro sobre el buceo en España. Imitarle no está al alcance de cualquiera, pero si quieres iniciarte en el mundo del submarinismo a lo grande y en un entorno controlado y seguro ¿qué te parecería hacerlo rodeado de multitud de especies distintas, incluyendo tiburones, en el tanque de un acuario? Pues así fue mi bautizo en el submarinismo.
En el país-isla de Singapur, probablemente el menos asiático de todos los países de Asia, la pequeña isla de Sentosa (que significa “Paz y Tranquilidad”) es su parque de atracciones. En él no podía faltar un acuario con más de 2.500 animales de 250 especies, de agua dulce y salada, el Underwater World y una de sus ofertas lúdicas más interactivas (bonita palabra que en el mundo de la divulgación a veces sólo se traduce por pantallas de ordenador donde accedemos a información) es la de “Bucear con tiburones” (“Dive with the Sharks”).
Nada de pantallas de ordenador. Después de firmar unos tranquilizadores documentos de exención de responsabilidad (al acuario, en caso de algún imprevisto) te metes en un traje de neopreno (donde se marca exageradamente la necesidad de apuntarte a un gimnasio), te calzas unos escarpines, te colocas un chaleco, unos plomos, a la espalda la castigas con una bombona de oxígeno y ya estaba listo para la primera inmersión de mi vida.
Bueno, no, porque de los 90 minutos que dura la actividad sólo 30 son bajo el agua. Antes de que llegues a mojarte los pies, el instructor repasa contigo la correcta colocación de todo el equipo, te enseña a usarlo y te da las instrucciones a seguir en caso de que tengas algún problema. Aunque en esa ocasión y hora iba a ser una actividad realmente particular, porque estaba sólo yo, se admiten un máximo de cuatro buceadores certificados o dos sin certificación o uno certificado y otro no, siempre con un monitor.
Una pequeña plataforma sumergida es el campo de prueba antes de la inmersión al fondo del acuario. En ella, que sólo te cubre si te pones en cuclillas, probarás el equipo, comprobarás que las gafas se ajustan bien a tu cara, y darás las primeras bocanadas del oxígeno, que no te rodea, como en la superficie, sino que te llega a través de un tubo. No nos pongamos nerviosos.
Pasados unos minutos para acostumbrarse al nuevo medio, donde las distancias engañan y en tus oídos resuena la respiración de Darth Vader, bajas por una escalera y sales a la pista, porque, como si de un circo se tratara, te acabas de convertir en la nueva – y temporal – atracción para los visitantes del Underwater World.
Y es que el tanque por donde te vas a mover durante una fugaz media hora está a la vista de todos los visitantes, que te van a inmortalizar en fotografías y vídeos (vamos ¿a quién no se le ocurre hacer eso mismo cuando está en un acuario y aparece un buceador para dar de comer a los peces?).
Resulta que el acuario tiene un túnel de 83 metros de largo cuyas paredes y techo son de cristal y dan a una serie de tanques con distintas especies y escenas de vida marina. Es por una de ellas por donde se realiza la actividad de “Bucear con tiburones”.
¿Hay tiburones? Sí, y como podéis ver en el vídeo, hasta puedes llegar a tocarlos, pero, estad todos tranquilos (yo el primero) porque no son de las especies peligrosas (como el de la foto que aparece al principio del post, que está en un tanque aislado del resto). Además de ese pacífico escualo, también acaricié una raya (había muchas nadando sobre nuestras cabezas) y algún otro pez.
¿Merece la pena? Los 74 euros que cuesta (120 dólares de Singapur en realidad) pueden ser para muchos la primera toma de contacto, como decía al principio “en un ambiente controlado”, de lo que supone estar a varios metros de profundidad en un entorno para el que el cuerpo del hombre no está preparado sin ayudas técnicas.
Si tienes alguna duda sobre si te pondrás nervioso o como reaccionarás en un ambiente en que los movimientos se ralentizan (menos el de la respiración, que ha de ser uniforme), una de estas experiencias junto a un monitor, a pocos metros bajo el agua (sin necesidad de hacer paradas de descompresión al subir a la superficie) y rodeado de una multitud de peces de distintos colores y tamaños, es una buena forma de hacerlo.
Además de que es mucho más entretenida que “bautizarse” como submarinista en una piscina, te servirá de referencia si te planteas gastar 300 euros en un certificado (PADI, FEDAS, CEMAS, SSI, etcétera), el “carnet de submarinista”. Y te regalan una camiseta.
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No todos podemos ser Paco Nadal pero si después de leer sus historias de inmersiones (y otras en tierra firme) en su blog de El País, te pica la curiosidad por el mundo que hay bajo las olas, apunta esta experiencia en tu libreta.
Página Web | Dive with the Sharks (en inglés)
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que increible experiencia, ojala algun dia la pueda tener! para fin de curso de la escuela de turismo donde estoy estudiando nos haran proponer una destinacion para hacer un viaje…seguro que voy a proponer que nos lleven aqui aunque lo veo complicado pero bueno…por porbar que no quede!
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I really hope that next time you dnt dive in an aquarium, but your adventure takes you too some deep down ocean & you have an up, close & personal meeting with this unique & colorful Marine World!
Cheers,
D
Hi Dev,
Fishes tend to stay away from humans unless they are being fed but they are docile and easy to be grabbed…if you are used to do it, as the instructor shows.
Truly an amazing introduction to the marine world ;)
Cheers,
J
Hey lucky you! But why are you away from the fishes? Was it easy to touch the fishes?
Must be an amazing experience with the Marine world..
Cheers,
D