
Rotorua es una pequeña población de unos 60.000 habitantes que se encuentra casi en el centro de la isla Norte de Nueva Zelanda. Pero estos datos no son los que atraen aquí a tantos viajeros cada año. Tampoco el mal olor que se siente en algunas de sus calles y la mayoría de sus parques.
Rotorua es famosa por ser una zona de gran actividad geotérmica y sus geysers, balnearios y pozas de azufre y barro son los activos que hacen que el turismo sea su principal fuente de ingresos.
Llegamos bien entrada la noche tras hacer una visita a las Huka Falls y fuimos directos al Youth International Hostel de la ciudad. Hacía un frío importante y dejamos la exploración del lugar para la mañana siguiente.
La ciudad, debido al gran flujo de turistas que recibe cada año, ofrece muchísimas alternativas de alojamiento para el pequeño tamaño que tiene. El hostal en el que nos quedamos estaba realmente bien equipado y dormimos calentitos después de varias noches helándonos en nuestra furgoneta.
Por la mañana salimos del hostal y caminamos menos de 200 metros para llegar al parque municipal de Kuirau.
No esperéis el típico parque con árboles, plantas y flores que inundan el aire de un fresco fragor a jazmín y demás. Huele a huevos podridos. Así de claro.

La culpa la tienen las diferentes pozas de azufre y barro que salpican -literalmente, así que no os acerquéis demasiado a las vallas cuando estén en buena ebullición- lodo hirviendo y sueltan un olor digno de la cueva de los Trolls de El Hobbit.
Es este olor del parque y de otras partes de la ciudad lo que ha hecho que se le ponga el apodo de Rotten(podrido)-rua.
El paseo es muy curioso y siempre podéis relajaros un rato metiendo los pies en los estanques de agua caliente.
Pero las atracciones principales de la zona son los espectaculares geysers que hay a las afueras, en la zona de Whakarewarewa. Hay unos 500 estanques de agua caliente y 60 geysers en activo. El más famoso es el Pohutu, que dispara su mezcla de agua y vapor a más de 30 metros de altura cada hora.

Whakarewarewa es ideal para recorrerlo a pie o, mejor aún, en bicicleta. Sus bosques ofrecen uno de los recorridos más deseados por los amantes del mountain biking e incluso ha sido sede de alguna prueba del Campeonato del Mundo.
Para los que prefieren el agua a la bicicleta, decirles que tienen 17 lagos en la zona para poder nadar -en Verano mejor-, hacer esquí acuático o pasear en barca.
Nosotros nos inclinamos por otro deporte de agua: el rafting. Encontramos una agencia en nuestra guía y les llamamos por teléfono para reservar una bajada por el río al día siguiente. Era nivel III y disfrutamos de unos buenos rápidos, gran paisaje y muy buena compañía. Lo hicimos en Invierno, así que, que no os imponga el frío que el neopreno lo cura todo.
Pasamos un buen par de días en Rotorua que me hicieron olvidar la mala experiencia del 2004.
Aquel Verano fue una de nuestras últimas paradas antes de regresar a Auckland para tomar el avión hacia Santiago de Chile. Allí nos abrieron el maletero de nuestro coche alquilado y nos robaron las mochilas con toda nuestra ropa dentro. Si queréis echaros unas risas, aquí os dejo el artículo en el que conté la historia hace unos años.