Para la mañana de nuestro segundo día en Estambul nos guardamos el palacio Topkapi.
Gracias a la proximidad del hostal podíamos empezar el día pronto y visitar el palacio en unas horas. Se trata de un complejo enorme y su visita nos va a robar bastante tiempo. Si vais justo tampoco es necesario que os paséis por todas las salas. Quizás las más recomendables de las que vi son el harén, los patios y las cocinas. No me preguntéis por las piedras preciosas porque pasé literalmente de ellas.
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Para este palacio necesitaréis una emplear bastante tiempo, ya que es inmensamente grande. Es mejor ir con tiempo para ver las cosas con una cierta tranquilidad. También depende el gentío que encontréis ya que en lugares como el harén cuando estuvimos había una cola de mil demonios para visitarla así que decidimos hacer tiempo por otras partes del palacio como en los patios donde se gozan de vistas espléndidas al Bósforo.
Entre autobuses, ferries y taxis es muy fácil moverse por Estambul. Preguntad por una guía de autobuses en la oficina de turismo y simplemente tenéis que aprenderos unos tres o cuatro números que os acerquen al centro y ya tenéis resuelto el tema de la comunicación en Estambul y de la forma más barata. De todas maneras, el taxi está bien de precio pero acuerda el precio antes de emprender la marcha. Ya se sabe.
Tras visitar el palacio nos dirigimos al puente de Galata. Al mítico puente donde se la parte antigua y nueva de la ciudad y la gente no para de pescar sardinas y freírlas ahí mismo. Nos subimos a un barco y cruzamos el continente.
Desde el muelle de Eminönü arribamos a la parque asiática y merodeamos por la zona. Lo ideal en Estambul es tener tiempo, pegarse una afeitadita en un barbero, tomar un té, meterse en un hamam, tomar un té, pasear por algún mercadito, tomar otro té y así pasa la vida y va suspirando inshalá de vez en cuando.
Junto con los hamanes, los salones de té en Estambul es una de las visitas obligadas “fuera de programa”. La mayoría tienen un lindo patio en el interior con alfombras, sofás y uno puede jugar al ajedrez o charlar tranquilamente mientras le da a shisha y al té. Lo mejor para disfrutar las horas muertas de unas vacaciones merecidas.
Al atardecer nos dirigimos a Taksim. Parecía ser la zona del follón y sin duda no nos defraudó. La calle de Istiklal Caddesi , en el distrito de Beyoglu -una de las avenidas más famosas de la moderna Estambul- y sus alrededores rebosan de marcha, gente joven, locales donde bailar hasta bien entrada la noche y un montón de lugares donde comer en terraza o en el interior. No se ve a mucho turista y abunda la gente local, estudiantes con todo tipo de bares y música para escoger. Fue un gran acierto donde pillamos nuestra primera “turca” en el sentido más español de la palabra.
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Buenas Willy!
pues bastante cosas. Tienes razón en lo del puente de galata, ya lo he modificado. En cuanto a los verdeles, pues la verdad chico, mi conocimiento sobre peces no va mas alla de las sardinas, los meros y los atunes… asi que eso de verdeles es la primera vez que lo escucho. De todas maneras estaban bien buenos!
Gracias por la informacion
Chico, no se que hiciste en Estambul, pero enterarte de mucho no, desde luego. El puente de galata no separa los dos continentes, sino la zona nueva de la vieja y lo que pescan no son sardinas sino verdeles.