Rutas de senderismo en Madrid: de Bustarviejo al Puerto de Canencia (con mapa)

Madrid puede ser el centro financiero y cultural de España, con ejemplos como el Museo del Prado o el Museo Reina Sofía, pero a kilómetros de las cotizaciones de Bolsa y la Plaza Mayor, puedes disfrutar de la naturaleza haciendo senderismo, como esta ruta por la Sierra Norte de Bustarviejo al Puerto de Canencia.

Con el fin del confinamiento por el Coronavirus y la aparición en nuestras vidas de la Neonormalidad (lo de “Nueva Normalidad” es demasiado Orwelliano para mi gusto, aunque esos sean los tiempos que nos ha tocado vivir) ya podemos salir a pasear, con restricciones y volver a eso que en Viajablog tanto nos gusta, patear el monte.

El pueblecito de Bustarviejo está situado en la Sierra Norte, en las faldas de la Sierra de Guadarrama, a unos 70 km de la Puerta del Sol. Desde él, concretamente desde el parking junto al campo de fútbol, parten varias rutas de senderismo y de bicicleta de montaña (MBT) para disfrutar de las leves alturas de los verdes alrededores.

Acompañado de mi novia y una pareja de amigos, emprendimos una de las rutas que nos debía llevar hasta el Puerto de Canencia, en teoría lineal pero que por accidente convertimos en circular, bajo la sombra de robles y pinos o a la vera de campos y con espectaculares vistas a valles y montañas de alrededor.

Conforme a cómo lo he señalado en el mapa al final del artículo, aquí están las distintas etapas de la ruta de Bustarviejo al Puerto de Canencia, tal y como lo he dividido yo.

Primer tramo: Inicio de ruta a bifurcación 1 (unos 10 minutos)

Nuestra ruta arranca en una explanada al lado del Campo de Fútbol de Bustarviejo, donde podemos dejar el coche (o bien al otro lado de la carretera, en una zona similar).

Seguiremos el sendero amplio, apto para el paso de vehículos autorizados, paralelo a la carretera M-610 pero pronto nos separaremos de esta y continuamos paralelos a la línea de árboles de uno de los montes de la zona.

Unos 700 metros después de iniciada la ruta, llegaremos a una bifurcación. Podemos optar por tomar la senda de la izquierda o la derecha, que lleva a otra ruta distinta (Ruta 3: Mondalindo por el Camino de la Mina) pero que tiene un punto de interés cercano, la Torre de la Mina (torre del molino de la mina) a 1430 m de altitud.

Desvío opcional: Torre de la Mina (unos 20 minutos de ida)

Si optáis por tomar el desvío de la Torre de la Mina, como hicimos nosotros, os espera una leve subida paralela a los árboles que crecen al amparo del Arroyo del Valle (donde moran salamandras, tritones y el gallipato, amén de sapos y ranas) y la arboleda que mencionamos antes, pero no esperéis nada de sombra hasta bien caída la tarde.

Después, una empinada subida, complicada por la presencia en el camino de multitud de rocas y piedras hasta llegar, unos 25 minutos después a la Torre de la Mina de Plata, el antiguo molino de viento donde se trituraban en primera estancia las rocas.

Las minas de plata de esta zona de Madrid ostentan el récord de mayor tiempo total de actividad, pues arrancan en el siglo XVII, tienen un pequeño parón en el siglo XVIII, sufren una reconversión de su función y se abandonan temporalmente, para en 1978 hacerlo definitivamente tras sólo unos meses de intentar volverla a poner en funcionamiento.

La Torre de la Mina data de 1660 y es la única estructura que podemos visitar hoy. Se prepara un proyecto para musealizar la mina que se encuentra más arriba, pero de momento sólo se puede contemplar la bocamina del exterior no acceder a ella.

Sí podemos admirar desde el exterior esta atalaya de piedra entre las montañas, rodeada de escoriales de la fundición de plata y de piedras que, desechadas en busca del precioso material, son las que hoy dificultan para nuestras piernas la subida a verla.

Segundo tramo: Bifurcación 1 a bifurcación 2 (unos 20 minutos)

Si no habéis tomado el desvío de la Torre de la Mina para hacer otra ruta, o si lo habéis hecho pero sólo para visitar la torre y apreciar las vistas, en este punto debéis tomar la senda del lado izquierdo.

En la señalización vertical aparece como Ruta 5: Bustarviejo – Valle Hermoso.

Pasaremos por zonas de prados y caminos practicados en medio de bosques de árboles bajos, de modo que tendremos, por fin, sombra bajo la que refugiarnos con más asiduidad.

Y llegaremos a una bifurcación en la que decidimos si hacer la ruta de manera lineal, con ida y vuelta por el mismo camino hacia el Puerto de Canencia, o hacerla de manera circular.

Nosotros no lo sabíamos entonces pero en ese punto nuestra ruta lineal se convirtió en circular gracias a uno de los clásicos despistes de ir más pendiente de la charla que de los postes indicadores.

Uno, aunque escondido entre la maleza, que hubiéramos visto perfectamente de saber que estaba ahí y que tenía no menos de cuatro carteles distintos.

Es decir, si en el punto triangular que yo he llamado “Bifurcación 2” optáis por el sendero que asciende a la derecha, continuáis por la ruta clásica hacia el Puerto de Canencia, a unos 2,6 km o 55 minutos como parte del “Camino del Pinar de Rascafría”.

Pero si en ese punto triangular, en esa bifurcación optáis por continuar de frente, lo haréis siguiendo la indicación de los carteles que indican tanto “Ruta 5 Valle Hermoso” como “Camino de las Beceas” (7,7 km al Puerto de Canencia).

Lo que ocurre es que esa distancia al Puerto de Canencia era para una ruta de bici de montaña. Los carteles suelen indicar distancias y tiempos tanto en bici (MTB) como a pie cuando son rutas mixtas, así indicadas por el icono de un senderista y de un ciclista, o sólo a pie o sólo ciclistas cuando tiene nada más que uno de esos iconos.

Sin darnos cuenta, seguíamos las indicaciones de una ruta hacia el Puerto de Canencia, y más allá, en un cartel que sólo tenía el icono de un ciclista.

Tercer tramo: Bifurcación 2 a bifurcación 3 (unos 10 minutos)

Ignorantes de lo anterior, que no afectó para nada a nuestra excursión, continuamos el paseo junto a campos silvestres por un lado y árboles altos por el otro, hasta llegar a una bifurcación en el camino.

Estábamos a pocos metros de la Base del Helicóptero de Bustarviejo y ahí fue donde nos dimos cuenta de que en algún momento habíamos tomado la senda que no era.

En lugar de desandar el camino andado, sin la certeza de saber cuál era el punto concreto en que tomamos una senda distinta, optamos por tomar un camino a la derecha, en la dirección general en la que se encontraba el Puerto de Canencia y amparados en los senderos que se veían en el modo satélite de Google Maps.

Cuarto tramo: Bifurcación 3 a Salida a la carretera M-629 (unos 50 minutos)

A expensas de saber que era una ruta más larga, aunque más cierta en su dirección y final, continuamos camino.

Este continuó con la tónica de ser llano, exento de dificultad y si bien al principio bordeó pequeñas explotaciones agrícolas o ganaderas, pronto se convirtió en un sendero por el bosque con los ocasionales carteles de precaución por abejas.

Entramos en una vía pecuaria cruzando, y cerrando, una valla para evitar el paso incontrolado del ganado, y cuando salimos de ella estábamos en al arcén de la carretera M-629 que llevaba al Puerto de Canencia.

Quinto tramo: Salida a la carretera M-629 a Puerto de Canencia (unos 14 minutos)

Este tramo es el menos vistoso, por así decirlo, pues no es que siga la carretera, es que se realiza por su arcén, inexistente a veces.

Hartos de asfalto, llegó un momento que optamos por ir por el monte, pero se retrasaba nuestro avance y estábamos en una zona ya en la que, como bien indicaba un cartel, nos faltaba sólo 1 km para llegar al puerto, aunque con una pendiente del 8%.

Optamos por afrontar con resignación el último tramo y pronto llegamos al Puerto de Canencia, donde paramos a comer y descansar.

Descanso: Comida en el Puerto de Canencia

El Puerto de Canencia se encuentra a una altitud de 1524 m y cuenta con un aparcamiento y un área recreativa.

Antes del muro de piedra donde Bustarviejo nos desea que volvamos, con un “Hasta Pronto”, un poste nos indica varias rutas desde ese punto, algunas con finalización tan lejana como el Monasterio de El Paular (23 km y 6 horas) o Venturada (20 km y algo más de 5 h).

Desechando la sombra de los robles y pinos del área recreativa, continuamos hacia la derecha, pasando la fuente de piedra, donde sobre unas rocas nos pusimos a comer, donde la vista llegaba hasta un punto tan lejano como el centro de Madrid.

Entre mordisco y mordisco a los bocadillos de tortilla y pollo, descansamos y charlamos mirando ocasionalmente cómo se dibujaban en la bruma las torres del Paseo de la Castellana, a más de 50 km de distancia en línea recta.

Sexto tramo: Puerto de Canencia a bifurcación 4 (unos 10 minutos)

El regreso a Bustarviejo lo emprendimos por la ruta lineal que originalmente deberíamos haber seguido para llegar hasta aquí, conocida desde es punto como “Camino del Pinar a Bustarviejo”, prometiendo recorrer los 5,9 km en 1 h 35 min.

Cumpliendo la promesa del cartel direccional, atravesamos una agradable zona arbolada en este primer tramo, ofreciendo cierta protección ante el sol.

Repentinamente, desaparecen la sombra de las ramas y nos encontramos en una zona más rala, paralela a un muro de piedras que delimitan un campo.

Séptimo tramo: Bifurcación 4 a bifurcación 2 (unos 33 minutos)

A partir de ahí, se vuelve imprescindible la gorra y volver a echarnos crema solar, pues tardaremos un rato en volver a estar a la sombra, aunque sea temporalmente.

El camino es cuesta abajo, con zonas inicialmente poco inclinadas, aunque habrá puntos en que las rodillas acaban notando el esfuerzo.

Octavo tramo: Bifurcación 2 a (pasando por bifurcación 1) Punto de Inicio

Recorrimos este tramo pisando suelo ya conocido por nosotros y lo empezamos en el triángulo de vegetación donde inicialmente habíamos tomado el sendero descendente de la izquierda, cuando lo suyo – para hacerlo lineal – hubiera sido el ascendente de la derecha.

De todos modos, salvo por el desvío hacia la Torre de la Mina y el tramo final de subida al Puerto de Canencia, creo que acertamos sin saberlo. Desde mi punto de vista, es más sencillo y agradable bajar el Camino del Pinar al regreso del Puerto de Canencia que afrontarlo a la ida.

Esta ruta la emprendimos la mañana de un soleado día de junio, con todas las webs de meteorología consultadas jurando que no iba a cambiar ni un ápice el estado del cielo y la temperatura.

Acertaron de pleno, pero eso no era óbice para que en la mochila lleváramos chubasqueros y más que suficiente agua y comida, precauciones que siempre recomendamos cuando se sale al monte. No es una ruta de montaña y estaba bien señalizada, aunque sin saberlo convertimos en circular una ruta lineal.

La recompensa fueron más calorías quemadas de las que pensaba y más vistas a los verdes paisajes de la Sierra Norte de Madrid.