
La costa de Asturias, moldeada ola a ola por un habitualmente embravecido Mar Cantábrico, es una sucesión de acantilados y playas, a cada cual más escarpado a cada cual más virgen.
En el occidente de Asturias, os hemos hablado de – y descubierto con vosotros – playas como Barayo o Porcía y pueblos como Viavelez, Puerto de Vega y Ortiguera en el concejo de Navia, y lo hicimos pisando sus calles o su arena.
Sin despreciar algunos privilegiados puntos de la costa, como esos o las inmediaciones del Cabo Peñas y su solitario faro, es desde el aire como mejor se aprecia que al verde de Asturias sólo le frenan los mordiscos del azul del mar.
Quien se decide a viajar a Asturias en avión tiene, si la niebla lo permite, la oportunidad de acceder a un punto de vista único de todo lo anterior. Al despegar del aeropuerto de Asturias, el final de la pista se encuentra a poco menos de 500 metros del kilométrico playón de Bayas y del Mar Cantábrico. Las maniobras del aparato para girar y embocar la ruta a Barcelona o Madrid, las más comunes, permiten a los pasajeros atisbar durante unos segundos unos kilómetros del escarpado perfil de la costa asturiana.
Sin embargo fue realizando el trayecto inverso, a bordo de un Vueling que procedía de Barcelona, cuando tuve la oportunidad de grabar el vídeo que os he mostrado. Se trata de un trayecto paralelo a la costa durante casi 30 kilómetros de acantilados y playas de Asturias, antes del giro para aterrizar en el aeropuerto.
Aunque el horizonte era una capa de nubes, el sol no estaba a mis espaldas y es una grabación con móvil, se aprecia bastante bien que en el trayecto (tal vez apenas 1/8 de la costa de Asturias) podemos contemplar uno de los principales atractivos para el visitante, la Naturaleza. Desde el Cantábrico que lame su costa, el verde que arranca en prados muy cerca del mar y se prolonga en montañas que se atisban a los lejos, el mejor reclamo de Asturias es ser un “Paraíso Natural”.