El centro histórico de Düsseldorf (Ciudad Vieja o Altstadt en alemán) es, en sí, un ejemplo de superación.
La ciudad era un importante motor industrial y centro de producción de armamento para la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Cuando las tornas del conflicto cambiaron, los bombardeos aliados se cebaron en la urbe y el 90% de los edificios de su centro histórico quedaron reducidos a ceniza.
Pero, como todo el mundo sabe, el pueblo alemán es tenaz y trabajador y un experto en resurgir de la destrucción. Así que, tomando como base las antiguas murallas originales de la ciudad, reconstruyeron todo el centro, dando lugar a lo que podemos observar hoy en día.
Recorrí sus limpias y estrechas calles peatonales varias veces durante los días que pasé en la ciudad. El ambiente diurno y nocturno es bastante desigual y aquí os dejo una pequeña selección de lo que podéis ver y hacer en el Altstadt de Düsseldorf.
Situada cerca de la ribera del Rhin, la Burgplatz (plaza del Castillo) lleva ese nombre porque aquí se encontraba el castillo de los condes de Berg. A finales del XIX el castillo se convirtió en un palacio de estilo barroco antes de ser devorado por un incendio. Las ruinas se desalojaron dejando sólo la torre, que, hoy en día, es un museo de navegación en cuya cúpula hay una cafetería con vistas espectaculares de la ciudad y el Rhin.
La rambla del Rhin
Paseo en la ribera este del Rhin
Es el lugar perfecto para pasear en los días soleados. Y bien alto lucía el Sol el día en que anduve por ella. Siendo un día de mediados de febrero, resultaba extraño ver a familias enteras pasear por la rambla, jugando al fútbol en la hierba, patinando o paseando con la bicicleta.
Muchos se sientan en bancos, escaleras o sillas de cualquiera de los bares y cafeterías que jalonan el lugar y observan el fluir del Rhin, con sus barcazas de transporte de mercancías subiendo y bajando la corriente.
Está considerada como una de las ramblas más bonitas de Alemania y su pavimento es sinuoso, representando las olas del Rhin.
La Basílica de San Lambertus
San Lambertus
Esta muestra del gótico (siglo XIII) es uno de los edificios más emblemáticos de Düsseldorf.
La torre de la Basílica está ligeramente doblada y hay una leyenda popular que explica el por qué. Según cuenta, una novia se dirigió al altar ataviada con un pulcro vestido blanco declarando llegar virgen al matrimonio. Al no ser cierto, la torre se giró como protesta y dicen que se enderezará cuando una virgen de verdad venga a casarse a este altar. ¿Alguna voluntaria?. Después de la destrucción de la torre en la Segunda Guerra Mundial, la reconstruyeron exactamente igual de doblada.
El monumento de la ciudad
Monumento de la ciudad
Esta escultura situada en la Burgplatz representa, en gran medida, hechos de la historia antigua de Düsseldorf.
Los caballeros en armas de la izquierda es un símbolo de la sangrienta batalla de Worringen. En ella los partidarios de Adolf V (conde de Berg) se impusieron a los del arzobispo de Colonia, Sigfredo de Westerburg. Cuentan que la batalla fue muy confusa ya que lucharon muchos campesinos que desconocían los símbolos que lucían los escudos de armas de sus señores. Al final acabó siendo un todos contra todos.
Si te fijas bien, observarás que los brazos de los caballeros forman el número 1288, año en el que tuvo lugar la batalla.
En el centro está representado el documento de fundación de la ciudad firmado por el conde de Berg y a la derecha tenemos las figuras de varios Papas.
El bar más grande del mundo
Cerveza fabricada en el interior del Kürzer
No, no se trata de un local que ha batido el record del bar más grande del mundo. En este caso se llama así a la aglomeración de bares que existe en las calles del la ciudad vieja.
En un kilómetro cuadrado encontrarás más de 250 bares, cafeterías o, incluso, locales donde se fabrica y vende cerveza. Por el día visitamos la vieja cervecería Kürzer. Resulta muy curioso ver las grandes máquinas de elaboración de cerveza justo al lado de las mesas donde se sientan los clientes para consumirla recién hecha. Nos explicaron cómo funcionaba aquello y probamos una cerveza tostada pero ligeramente dulce. Por la noche parece que el local se pone a rebosar.
Sin embargo nosotros fuimos de pub en pub el sábado por la noche y comprobamos que Düsseldorf es un gran foco de fiesta nocturna. Os lo recomiendo.
Plaza del Ayuntamiento y escultura de Jan Wellem
Marktplatz y Ayuntamiento
En la Marktplatz se encuentra el imponente edificio del Ayuntamiento. El original fue levantado a finales del siglo XVI pero dicen que la copia realizada tras el bombardeo de la II Guerra es totalmente fiel al primigenio.
Frente a él tenemos una de las esculturas del barroco ecuestre más famosa al norte de los Alpes. El artista Gabriel Grupello esculpió en 1711 a Johann Wilhelm II (llamado coloquialmente Jan Wellem) sobre su caballo. El amigo Jan fue uno de los personajes aristocráticos más famosos de la historia de la ciudad.
Kunstsammlung Nordhein-Westfale (K20) Museum
Museo K20
En el mismo centro de Düsseldorf (Grabbeplatz) se encuentra el museo K20. Es famoso por albergar un gran número de pinturas de los más renombrados artistas contemporáneos como Picasso, Klee, Matisse y otros.
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Os recomiendo también que os deis un pequeño paseo hasta el museo K21 Ständehaus (Ständehausstrasse) y probéis la experiencia de colgaros en la red creada por el artista argentino afincado en Berlín, Tomás Saraceno. Es como una tela de araña hecha con cable de acero y permite al visitante moverse por ella a unos 30 metros del suelo en una de las galerías principales del museo. Estará en exposición hasta finales del 2015.
Y esto es sólo una muestra de todo lo que tiene que ofrecer la pequeña ciudad vieja de Düsseldorf. Os aconsejo que la recorráis sin prisas, aspirando la historia que destila cada callejuela y cada rincón, probando las cervezas aquí y allá y participando de la alegría de vivir que destila este lugar resurgido de sus propias cenizas.
¡Viva el profesor John Keating y su Carpe Diem! Con el corazón dividido entre España e Irlanda y 3 viajes de larga duración a mis espaldas me vengo aquí a arengar al personal a viajar. ¡Que la vida es muy corta gente!