Dónde dormir barato en Dublín: Spire Hostel en el centro de la ciudad

Marlborough Street no es la calle más bonita de Dublín pero es realmente céntrica. Y precisamente por ello se agradece encontrar un alojamiento limpio, asequible y bonito como el Spire Hostel.

Al Spire Hostel llegan los turistas de fin de semana (como es mi caso), gente que necesita un alojamiento barato mientras se dedica a buscar trabajo en Dublín (cuando lo encuentran se mudan a pisos compartidos) o gente que, como es tan habitual en muchos hostales, trabaja allí a cambio de alojamiento.

El Spire Hostel lleva abierto sólo tres años (aunque antes en el mismo sitio hubo dos hostales) y está físicamente formado por la unión de dos edificios. Legalmente, y esto me sorprendió, el hostal pertenece a una empresa que no tiene nada que ver con este sector de mercado y es más conocida por otro, sus tiendas con regalos y souvenirs de Dublín e Irlanda, Carroll´s.

En la recepción hay una pequeña zona con cafetera tipo Nespresso (de pago) y junto a ella está una de las varias zonas de relax del hostel. Es allí donde está un ordenador para los inquilinos, aunque hay WiFi gratuito por todo el hotel. Desde este ordenador se pueden imprimir las tarjetas de embarque (se envían a Recepción) para los vuelos, no olvidemos que Ryanair es la aerolínea que más destinos y frecuencias tiene para llevar pasajeros que vuelan a Irlanda.

Sólo los huéspedes, y no sus invitados, pueden acceder al resto del edificio ya que una puerta con cerradura de tarjeta magnética (la que se entrega al hacer check in), separa esta zona común y Recepción de otras zonas. En la entreplanta hay una pequeña segunda zona común y desde ella se accede al patio, que funciona como zona de fumadores y espacio habilitado para fiestas (yo, que tenía a la misma hora una cena, me perdí las habilidades haciendo sangría de Joab).

En la primera planta hay un salón comedor, junto a la cocina, que cuenta con nevera y armarios para colocar las cosas de los huéspedes y los utensilios para que estos cocinen. El desayuno, de 07:30 a 10:00 e incluido en el precio de la habitación, incluye los habituales cereales (de dos tipos), leche, pan (con varias tostadoras), crema de cacao para untar en ellas, yogur, zumo y, al menos cuando yo dormí allí (sábado 18 de Julio), magdalenas y galletas con trozos de chocolate.

La cocina es accesible para los huéspedes a partir de las doce, después de que el personal haya limpiado a conciencia la zona. No, tus cubiertos y platos te los lavas tú, como tiene que ser.

Junto a la puerta de la cocina se accede al baño (dos, uno para cada género) y una ducha, que es la que usan los que se alojan en la habitación más cercana, la Número 3. Cuenta con dispensador de gel, el agua tiene una buena temperatura y la ducha se activa por presión, aunque no es necesario apretarla constantemente con una mano, el chorro aguanta unos segundos (apartaos antes de ponerla en marcha por primera vez, como es normal el agua saldrá inicialmente fría).

No puedo dejar de comentar una bienvenida silla en la ducha, además de ganchos para la toalla, para dejar la ropa y descalzarse y calzarse sentados. Uno de esos detalles que se agradecen cuando uno duerme compartiendo habitación en un sitio a varios metros, y un pasillo, que recorres vestido y con la ropa para cambiarte en la mano.

Mi habitación para esa noche fue la número 3, con espacio para 12 personas repartidas en 6 literas. Esa habitación la comparten huéspedes ocasionales con personal del hotel, la mayoría de los empleados optan por trabajar a cambio de alojamiento, una fórmula que es bastante normal. El Spire Hostel cuenta con un total de 120 camas dispuestas en 9 dormitorios que van desde las 4 a las 20 plazas, con baños privados o compartidos.

Eso tiene de positivo que los empleados no trasnochan porque madrugan, así que por su parte no hay que esperar ruidos nocturnos.

Como en cualquier hostel, un sábado de noche habrá quien vuelva a horas intempestivas, pero eso es inevitable y la gente suele ser bastante cuidadosa para no hacer ruido. Además, ese sábado me toco a mí ser el que volvía de madrugada (espero que no hubiera quejas si los muelles del colchón sonaron al tumbarme).

Aunque no lo creáis, en Julio puede hacer calor en Irlanda (no es un comentario irónico) que, además se llena de escolares buscando perfeccionar su nivel de inglés. Mientras lo segundo no influye en la comodidad de la habitación, lo primero, si. Por el calor, la ventana estaba entreabierta pero apenas llegaron sonidos de la calle (y, creedme, para eso soy muy sensible).

Vi que había radiadores, así que me imagino que tendrán trabajo que hacer durante el invierno. De las otras dos preocupaciones habituales cuando uno duerme fuera, puedo decir que el WiFi llegaba bien a mi móvil y que había al menos dos regletas con tipos de enchufes (ojo, tipo irlandés de tres clavijas) y cargar vuestros cachivaches electrónicos.

¿Qué es lo que no se incluye en el precio de la habitación? Toalla, plancha, secador de pelo y taquilla (no confundir con la sala, que es gratuita, donde se guardan maletas). Todo eso son extras que se pueden solicitar en Recepción por unos euros, y que no se pueden contratar al hacer la reserva.

En el Spire Hostel de Dublín encontré un alojamiento limpio, moderno, céntrico y lleno de ambiente juvenil. Este hostel se encuentra a sólo un minuto del Spire, el polémico pero ya aceptado monumento a la modernidad de una ciudad que ha pasado por todo tipo de fortunas en su existencia. Y donde viví varios años, por cierto.