Para llegar a Innle Lake tomamos un bus desde Bagan que fue un auténtico infierno.
Hasta ese momento el transporte en Myanmar me había sorprendido de forma positiva con autobuses muy decentes con pantalla plana (aunque mejor que no la hubieran tenido porque nos clavaron unos vídeos musicales y series en burmés totalmente infumables a un volumen revienta-tímpanos).
El bus que nos llevó las 12 horas de trayecto (para recorrer menos de 300 Kms) entre Bagan e Innle era una cafetera enana con asientos tamaño birmano -son gentes pequeñas en general- sin apenas espacio entre asientos y con taburetes en el medio del pasillo donde cabía otra persona. El techo no sólo servía para llevar maletas, jaulas de gallinas y demás sino que además llevaba gente. Lo del aire acondicionado ni se pregunta. A las 4 de la mañana comenzó una travesía que nos dejó casi a las 5 de la tarde en Innle, tras parada en Kalaw, lugar que muchos utilizan como punto de comienzo de un trekking que te lleva a Innle.
Podéis parar en Kalaw y caminar por 2 o 3 días hasta llegar a Innle. Sin embargo todo el mundo nos comentaba que lo mejor del trekking era la comida. Cuando vimos el paisaje de baja montaña que rodea al lago nos alegramos de no haberlo hecho. Parece estar talado o quemado aunque quizás el trekking vaya por otro sitio.
El bus sale por 10.000K. Nos pareció razonable al principio pero después llegamos a pensar que era un exceso para el tipo de viaje que pasamos.
De todas maneras, es una experiencia que hay que vivir sí o sí en un país como Burma. Aunque había mayoría local, éramos como 9 o 10 turistas y todos teníamos la misma cara entre asombro y risa.
También salen buses directos desde Rangún -14 horas y 18.000K- o podéis incluso tomar un vuelo a Nyaungshwe. De hecho, si no os gustan este tipo de experiencias -enlatarse en un bus durante 12 horas- o tenéis prisa y no os asustan los aviones burmeses, quizá lo mejor sea volar.
Como último apunte recordaros que hay que pagar una tasa de 5 USD (o 5.000K, con lo que salís perdiendo) a la entrada del pueblo.
Mi consejo es que viváis la experiencia del autobús. ¡Real Burma!.
