La vida nocturna lisboeta se focaliza sobre todo en uno de los más viejos distritos de la ciudad: el Bairro Alto de Lisboa.
Se puede acceder desde el centro -la Plaza del Comercio, por ejemplo- dándose un buen paseito de unos 15 minutos cuesta arriba o tomando la mezcla entre tranvía y funicular que te lleva desde la Avenida da Liberdade.
El Bairro Alto está plagado de restaurantes de todo tipo y pequeños pubs que ofrecen grandes ofertas en todo tipo de bebidas exóticas como kaipirinhas y mojitos, cócteles y cervecitas. En la mayoría escucharás música latina, pero también los hay de corte punk, heavy metal, gótico y hip hop estando casi todos repletos de gente que al poco buscarán un poco de aire fresco en la calle, provocando que haya aún más vida y ambiente en las calles que en los mismo pubs. También te ofrecerán hierba y todo tipo de drogas en la mayoría de sus esquinas cuando los policías -muy presentes en la zona- miren para otro lado.
Nosotros nos pasamos por allí el viernes para cenar y las calles rebosaban vida. Entramos en un restaurante de comida portuguesa en el que cenamos bastante bien e incluso habría sido muy económico si no fuera porque caimos en la trampa del novato. Tened cuidado porque parece ser que es algo habitual. Pedimos nuestros platos principales y la bebida y, para aliviar la espera, el camarero nos trajo algo que no habíamos pedido: unas cuantas aceitunas negras, 4 trozos pequeños de distintos quesos y un poco de pan con mantequilla. Como teníamos bastante hambre probamos un poco de todo. Pues bien, el precio de esa «entrada» que no pedimos ascendió a 20 euros, casi lo mismo que costaron los platos que sí habíamos pedido. A juzgar por las caras de enfado, creo que a los italianos de la mesa de al lado les salió aún peor la broma.
Otra de las noches cenamos en una de las callejuelas que bajan de la Avenida da Liberdade hacia la Plaza do Comercio y nos sirvieron lo mismo pero aquí ya nos avisaron de cómo funcionaba la cosa: sólo pagas lo que toques, y a un precio mucho más normal. En estas calles también proliferan los pequeños restaurantes y su mayoría están especializados en pescado. Sus relaciones públicas te asaltarán para que ocupes una de sus mesas.
No intentéis comer por el Bairro Alto al mediodía porque la zona está dedicada por entero a la noche y encontraréis prácticamente todos los restaurantes cerrados.
Os recomiendo que probéis el pescado que Lisboa y, concretamente, sus típicas sardinas. Se puede comer bien y barato, es cosa, como siempre, de buscar un poquito e intentar salirse de la típica ruta turística.
El Barrio Alto no es el mejor ejemplo para este fin pero si os apetece una buena marcha después de cenar, sin duda lo mejor es hacerlo allí.
La verdad es que encantó la zona por el gran parecido que tiene con el Barrio de Alicante. El casco antiguo atestado de pequeños pubs que fue mi «casa» durante tantos fines de semana y al que aún vuelvo siempre que estoy por mi ciudad.