Cuando viajamos a una antigua ciudad de dimensiones minúsculas que está rodeada por el mar por tres de sus cuatro lados, es más que recomendable para nuestro bienestar mental buscar un alojamiento que no de a un patio interior. Si además podemos estirar un poco el presupuesto, cuando se viaja a Malta el lugar para darnos ese capricho es el Grand Hotel Excelsior, un establecimiento de cinco estrellas a pocos minutos de la entrada a la vieja Valletta y de la Fuente del Tritón, donde está la principal estación de autobuses de la isla.
A la entrada del hotel se accede bajando una cuesta, o ágilmente varios tramos de escaleras, puesto que su recepción se encuentra al nivel del mar. Y desde el lobby al líquido elemento, hay apenas 100 metros, ya sea a la pequeña playa privada del hotel o a la marina en la que pueden amarrar hasta 30 barcos.
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Mi habitación, de categoría “Deluxe Room Partial Sea View” (¿a que suena “grande”? pues según su página web tenía a mi disposición entre 33 y 38 m2 ) gozaba de unas vistas a la marina, como podéis apreciar en la foto, y al Puerto de Marsamxett, al otro lado.
No tenía previsto probar la calidad del servicio de habitaciones (el generalmente caro Room Service) pero cuando llegamos al hotel, casi a las once de la noche, su restaurante y cocina ya habían cerrado.
Varios compañeros del viaje* decidimos pedir unos bocadillos y sandwiches porque el estómago nos reclamaba calorías y al mirar la carta nos sorprendió el bajo precio de los mismos (después de todo, estábamos en un hotel de cinco estrellas).
El camarero que trajo la cena la entregó en la habitación a los pocos minutos, acompañada de un plato de patatas fritas (de bolsa) por cada sandwich o panini, como podéis apreciar en la foto tomada con el móvil.
Después de zamparme el mío en un tiempo casi récord y constatar la buena calidad del mismo (dadas las circunstancias), usar el servicio de habitaciones del Grand Hotel Excelsior es una opción perfectamente asumible en caso de “emergencia” (aunque recomiendo encarecidamente salir a descubrir la amplia oferta gastronómica de La Valletta).
De lo que no tengo dudas es de la variedad y calidad del buffet de desayuno del hotel, porque para eso (¿no dicen que es la comida más importante del día?) siempre reservo al menos media hora, por muy tentador que sea quedarse en la cama “cinco minutos más” después de un día de visitas y viajes.
Además de una variedad de quesos, carnes frías y los ingredientes necesarios para un contundente desayuno estilo inglés (aunque en mi caso no me emocionan las habas), cuenta con una zona en la que un cocinero prepara tortillas y huevos fritos “bajo demanda”.
En el buffet del desayuno está, naturalmente, incluido el café, de tipo americano. Os aviso que quien necesite un expresso para despertar, lo tendrá que pagar aparte así que tened eso en cuenta.
No es un pago, pero cuando hacéis el check in os van a efectuar un bloqueo de una cantidad de la tarjeta, de 50 euros por día, para cubrir posibles gastos durante vuestra estancia, una práctica habitual en muchos hoteles.
El Grand Hotel Excelsior, que según los comentarios de hoteles en Malta tenía una puntuación entre sus clientes de 8,7 sobre 10, tiene una planta con forma de estrella de tres puntas no proporcionadas, con un anexo en el que se encuentra la zona del buffet y otras dependencias comunes.
Su diseño exterior recuerda a la popa de un crucero, con una estructura rectangular que se va elevando hasta formar terrazas superpuestas, como las de los barcos de placer que recorren el Mediterráneo con miles de turistas a bordo.
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La decoración interior, al menos de mi habitación, es de tipo clásico, señorial, pero no resulta demasiado tradicional, en el sentido de anticuada. No es, eso queda claro, un hotel tipo boutique o un hotel de diseño. Sus clientes, aparentemente, valoran más la fiabilidad y la estética en que se puede confiar que los experimentos que a veces dañan a la vista.
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Mi habitación, en forma de L, contaba con un entrada en la que había un armario de considerables dimensiones, pegado al cual se encontraba el mueble con el mini bar. En lo alto había una pequeña botella de vino y cerca de ella otra de agua y un cartel que indicaba que era gratuita.
Recibidor Habitación Grand Hotel Excelsior en La Valletta, Malta (c) AvistuNo, no se refería a la botella de vino, sino a la de agua mineral, como pude comprobar cuando me cobraron 4 euros por haberme decidido a abrirla y sentarme en la terraza a tomarla disfrutando de las vistas y la tranquilidad de la noche.
Me lo tomé con filosofía cuando vi la nota al volver el día siguiente. Y aprendí la lección.
Enfrente del baño, como podéis ver, tenía un pequeño sofá adecuado – supongo – para calzarse cómodamente por ser de perfil bajo, aunque yo dejaba mis zapatos a la entrada. No me imagino a una pareja con uno de ellos sentado allí mientras espera que el otro (¿la otra?) termine de arreglarse.
En una esquina del baño – amplio y con bañera – había una báscula a la que tuve el buen sentido de no acercarme en ningún momento. Repasad la foto del desayuno y entenderéis el porqué.
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El Grand Hotel Excelsior en La Valletta ofrece una buena relación calidad precio si vamos a viajar a Malta, especialmente si lo hacemos acompañados, y realizamos la reserva con suficiente antelación.
Que pedazo hotel! Solo por la foto del desayuno merece la pena jaja
http://itsebcblog.blogspot.com