Las vistas a Barcelona desde el Turó del Putxet

A pesar del aspecto uniforme que ofrece la estructura simétrica del Eixample, la ciudad de Barcelona disfruta de varias colinas en su interior, no solamente de las conocidas montañas de Montjuic y Collserola, donde podremos embobarnos con vistas de pájaro al centro de la ciudad y su litoral.

Una de esas colinas es el Turó del Putxet. A poca distancia de otras colinas como las que conforman el Turó de la Rovira, el Parc Güell o el Turó de la Peira, el Putxet se levanta a 178 metros de altura y se extiende entre los barrios de Vallcarca y Sant Gervasi.

5.2 hectáreas de verde se concentran en este parque. La inclinación del terrero se vence a través de escaleras y rampas aptas para discapacitados. A lo largo del parque el desnivel crea varias alturas donde existen terrazas sin desnivel con bancos, mesas para picnic, zonas para jugar a la petanca y al ping pong y espacios recreativos para los más pequeños.

Es un parque alejado de las masas turistas y donde apenas verás vecinos paseando al perro, alguna pareja y el habitual paseo del bebé en una zona alejada de coches y donde disfrutarás de unas vistas privilegiadas a Barcelona.

El origen del parque del Putxet se remonta a finales del siglo XIX cuando la burguesía catalana se instaló en las zonas altas de la ciudad para escapar de la masificación poco saludable del centro de Barcelona. En la década de los setenta del pasado siglo, el Ayuntamiento expropió los terrenos, reservados para espacio natural, y construyó este espacio verde abierto al público.

A lo largo de los diferentes caminos del parque Turó del Putxet veréis varias señales que os indicarán cada una de las salidas así como el mirador principal en la cima de la colina. No tiene pérdida y siempre podemos optar por escaleras o rampa.

A medida que ascendemos disfrutaremos de panorámicas a Barcelona de 360 grados. La cercanía con el centro, apenas estamos a unos 15 minutos andando del barrio de Gràcia, ofrece unas vistas muy próximas a la gran masificación del Eixample y podemos ver nítidamente el litoral desde Badalona hasta la montaña de Montjuic y el delta del Llobregat.

La colina está abierta a los cuatro puntos cardinales así que también podemos contemplar las cercanas colinas que nos quedan al este como el Turó de la Rovira y la montaña del Tibidado al norte. Su base circular ofrece diferentes entradas con caminos intercomunicados entre ellos y la cima del Putxet. Esta orografía nos permite asimismo optar por varios accesos al parque desde la zona urbana, entre las principales encontramos la entrada norte con la calle Marmellà al norte o por su lado más al sur a través de la calle Manacor.

A lo largo del parque encontramos una vegetación muy acorde con el clima mediterráneo con multitud de pinos, cedros, encinas y olivos. También abundan las mimosas, las palmeras y los cipreses.

Sin duda, una escapada fácil y amable a un rincón poco frecuentado donde podremos disfrutar de un paseo tranquilo y lejos del ajetreo del centro de Barcelona especialmente durante el verano. Como única pega diré que echamos de menos una terracita a modo de chiringuito en la cima del Turó del Putxet, una cerveza bien fresca nos hubiera sentado de maravilla.