Esta tarde me han llevado por sorpresa a un lugar inesperado. Vivo en Barcelona desde hace más de cinco años y siempre había pensado que las mejores vistas de la ciudad se obtenían desde el Tibidado o desde los locales pijos y caros de la zona alta como el Altàntic o el Mirablau. Andaba equivocado. En el corazón de Barcelona existen cuatro montes medio olvidados con privilegiadas vistas a la ciudad: el turó del Carmel, el turó del Guinardó, el Turó de la Peira y el turó de la Rovira.
Precisamente en este último -a 262 metros de altura- podréis disfrutar de unas vistas de Barcelona de 360 grados que abrirán de golpe los poros de la ciudad y la veréis como nunca la habéis visto antes.
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La diferencia con los conocidos miradores del Tibidabo o Montjuic es que desde el turó de la Rovira nos encontramos muy cerca del centro y la altura engaña y parece que en cualquier momento nos podamos caer sobre los pináculos de la Sagrada Familia o de bruces sobre el cercano parque Güell. Sorprende ver las calles, como la de Padilla, tan bien definidas sesgando la horizontal de la ciudad de cuajo hasta llegar al mar.
Aquí no encontraréis turistas. Al menos yo no los vi. Afortunadamente las guías de viaje o la oficina de turismo de Barcelona todavía no ha visto el reclamo turístico que este sitio podría ofrecer. Una rampa cubierta en cemento cubre los últimos metros hasta llegar a un depósito de agua y alrededor podréis ver los cimientos de las antiguas barracas que se agolpaban en las laderas del monte durante la postguerra. Eran pobres pero tenían unas vistas que los ricos de Pedralbes o Sant Gervasi jamás soñarían. Por el camino veréis restos de botellones, chumberas -algunas incluso tuneadas con divertidos grafitis-, plataformas de cañones antiaéreos de la guerra civil, vecinos de visita y otros sacando el perro. Esos serán vuestros únicos compañeros en este reencuentro tan especial con Barcelona.
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Al este veréis de muy cerca la Meridiana, Sant Adrià, Santa Coloma, Badalona, Montgat, Tiana, Masnou, Can Ruti, el monte de Sant Mateu e incluso Mataró. En una noche clara se pueden albirar incluso las luces del faro de Calella. En frente reconoceréis el corazón de Barcelona como si tuvierais un mapa en vuestras manos -no hace falta que os comente los edificios más emblemáticos de Barcelona, ya los reconoceréis por vuestra cuenta- y al oeste, tras la montaña de Montjuic, un resplandor sobre el agua nos señala el estanque de Remolar justo al lado del aeropuerto del Prat. Al norte el barrio de Horta, el Carmel, el Vall d’Hebrón, el Tibidabo, Singuerlín, los árboles que hoy en día circundan el Besos y mucho más.
Juan Marsé es un ilustre vecino del barrio y ya hablaba en sus novelas de las espléndidas vistas del turó de la Rovira y el Carmel. Afortunadamente, poca gente lee literatura en este país y el lugar ha permanecido solamente en el conocimiento de vecinos y curiosos.
Tuve mis dudas antes de escribir este post. Pienso que hay lugares que merecen permanecer en el secreto del corazón de la ciudad. Que circulen de boca en boca entre vecinos pero que no traspasen la frontera viral y se conviertan en un reclamo que transforme la magia medio cutre y fantástica que hoy mismo ofrece. Si algún gurú del SEO me explica qué puedo hacer para que los robots de los buscadores eliminen esta entrada de su rastro que me lo expliquen y lo haré gustosamente. Las vistas desde el turó de la Rovira tienen un toque especial que fácilmente se esfumaría al perder su anonimato.
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Y la pista final: para llegar al turó de la Rovira, debéis seguir la carretera del Carmel y girar a la derecha por la calle Mühlberg. Aparcad donde podáis en esa misma calle y subid la rampa hasta llegar a la cima del monte.
pues vente al barrio de roquetes y veras lo que son vistas a barcelona subete al mirador de torre baro y veras lo que son vistas a barcelona haz una paronamica y compara
Para que los buscadores no encuentren el post (que sí lo encuentran, así he llegado yo aquí), lo mejor sería borrarlo y no dejar rastro…(o por lo menos, cambiarle el nombre a las fotos), yo también tengo disonancias cognitivas con este lugar. Por una parte, a mis personas más queridas las he llevado alguna vez, pero tampoco me fío mucho de que no se vuelva chiringuito de turistas…hace poco lo «reformaron», y al principio me dolió un poco…aunque la verdad es que está mucho más limpio y agradable; hay algo más de gente, pero mayormente del barrio. Mucha gente sabe que existe, pero -afortunadamente- lo difícil es llegar; el camino es largo, cansado y complicado de encontrar. Para mí, el lugar más hermoso que esconde Barcelona!
Hace tiempo que había leido este post, pero como últimamente no paso por BCN, no tuve la oportunidad de ir a descubrir este rincón.
Realmente te lo agradezco INMENSAMENTE!!
Yo viví toda la vida en la ciudad Condal, y conozco muchos (muchísimos!!) rincones desde los que disfrutar de vistas increibles, pero este, realmente mé dejó impresionadísimo!!
Y sí… ojalà siga siendo el rincón escondido que es! ;-)
Un saludo!
He pasado varias veces por la zona pero no recuerdo haberme parado nunca en el turó a disfrutar de las vistas, en cuanto pueda me acerco, gracias :D
En cuanto a lo de que los buscadores se olviden de esta página es senzillo, sólo hace falta que en el archivo robots.txt de tu web (http://www.viajablog.com/robots.txt) añadas esto al final:
Disallow: /las-mejores-vistas-de-barcelona/
¡Y listo! En cuanto vuelvan a «visitar» el blog lo verán y dejarán de mostrar esta entrada en los resultados ;)
Prometo guardar el secreto, pero no puedo prometer que no me pasaré por allí. Tiene que ser un lugar magnífico al caer la tarde, con las primeras luces artificiales.
Hola Sandra! Pues precisamente ibamos a ir al Bar Delicias que nos habian hablado muy bien pero no se a quien se le ilumino la cabeza y acabamos en el jardi que esta un poquito mas abajo. Aunque la terraza esta bien, tanto la comida como el servicio es un desastre… la proxima en el Bar Delicias! Sin duda! Gracias!
Ya me imaginé que te referías a esta zona ayer en Twitter. Yo sí la conocía ;-) Mi marido trabaja en la biblioteca El Carmel-Juan Marsé y se conoce muy bien el barrio. Y además leemos a Marsé, jejeje.
Venga, una recomendación, otro día que vayas tómate una tapa de mejillones en el Bar Delicias (ctra Carmel/Mühlberg), que además sale nombrado en Últimas tardes con Teresa