
Aunque para cuando se publique este artículo andaré ya por tierras europeas, aún tengo muchas cosas que contaros sobre el viaje de 8 meses alrededor del Mundo que acabo de finalizar. Así que, que sepáis que podréis viajar conmigo por unos meses más estando yo sentado en un sofá viendo cómo me reintegro a la sociedad después de ésta, mi tercera aventura.
Podéis acompañarme en el sentimiento o recomendarme a gente que esté ofreciendo trabajos bien pagados, que no sean monótonos y con muchas vacaciones para seguir con el tema de los viajes. ¡Venga joer, que no es tan difícil!. ¡Todo el mundo a mover sus hilos!.
Mientras espero la llamada os voy a contar nuestro paso por Cairns, punto de desembarco en Australia.
Cairns es una ciudad realmente agradable que se encuentra en el Noreste de el país-continente que es Australia.
Llegamos a principios de Mayo -finales del Otoño austral- y la temperatura era perfecta, rondando los 26 grados. Para los que lo pasen mal con el calor extremo -entre los que me incluyo- no os recomiendo visitarlo en Verano salvo que queráis sufrir buscando una sombra cada 3 minutos.
La ciudad tiene un diseño de ciudad pequeña costera. Un centro de 4 calles lleno de tiendas de souvenirs, agencias de viaje y buceo, tiendas de deportes, centros de masajes -los chinos y coreanos son los amos del mambo aquí- restaurantes y bares de todo tipo, heladerías, etc…etc… Recuerdo que al pasear por allí pensamos que estábamos de vacaciones en un lugar tipo Alicante pero de arquitectura mucho más plana y anglosajona. Además parece que no curraba ni el tato porque todos los días había gente de paseo.
Durante todo el día -aunque se acentúa a partir del atardecer- el paseo marítimo se convierte en un desfile sinfín de gente haciendo deporte. Esta es una característica típica de australianos y australianas, lo que ha hecho que sean una especie de He-Mans y She-las y, con una población mucho menor que la americana, sean capaces de plantar cara en todos los Juegos Olímpicos a las grandes superpotencias del atletismo.
Tienes máquinas para realizar ejercicios y lo mejor es la piscina pública que se encuentra en uno de los extremos de la costa, al lado del mar y a la altura de bares y restaurantes. O sea, que te pegas tu carrerita con una toallita en la mano y acabas pegándote un baño en la piscina.
Pero una de las cosas que más nos gustó es el sistema de barbacoas gratuitas. Era nuestra primera ciudad en Australia y no lo habíamos visto nunca.
El tema consiste en una simple placa de metal sobre una construcción de ladrillos que guardan el combustible. Pulsando un botón durante unos segundos la plancha comienza a calentarse y en pocos minutos puedes empezar a poner la carne.
En una ciudad como Cairns, con mucha vida nocturna y temperatura ideal, esto es un éxito total. Todas las noches -incluyendo días entre semana- estaban casi todas llenas con gente joven con birra fresca, familias con los enanos e incluso parejas a su bola. Me pregunto si ésto tendría éxito en España porque las condiciones de costa y temperatura las tenemos y a la gente nos gusta tanto un churrasquito como a nadie. Lo curioso sería ver cuánto duran sin que las rompamos. Es lo que tenemos.
El tema del alojamiento en hostales no es ningún problema porque la oferta es muy amplia.
En verano hay mucha más demanda pero en Mayo no tuvimos ningún problema y pudimos dormir por 15 AUD, lo más barato que conseguimos en las 3 semanas que pasamos en el país.
También es un buen lugar para aquellos que quieran buscar trabajo temporal para sacar algo de dinero y seguir viajando. Lo malo es que a los españoles no les dan el visado para esto pero muchos países sudamericanos sí tienen acuerdos con el gobierno australiano.
El principal atractivo que autoproclaman ellos mismos es la posibilidad de bucear en la Gran Barrera de Coral. Os escribí un artículo sobre ello.
Por todo lo que os he contado, Cairns es una ciudad en la que te puedes imaginar viviendo, sobre todo para gente como yo, que se haya criado en ciudades de tamaño medio cerca del mar.
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