Rio de Janeiro: visita al Pan de Azúcar

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Río de Janeiro ofrece muchas posibilidades al viajero. Aunque he comenzado con las atracciones turísticas de mayor renombre como el Cristo del Corcovado o ahora el Pão do Açucar, también merecen mención especial las zonas del centro y el barrio de Santa Teresa donde puedes ver un Río más auténtico y brasileiro que escapa a los ojos de muchos turistas.

Estando alojados en Copacabana sólo tuvimos que caminar una cuadra para tomar el bus 511 en dirección a Urca, una de las zonas más caras de la ciudad. Preguntadle al conductor o a la persona que cobra los billetes -sí, en Brasil hay una persona que conduce y otra que cobra que imagino tiene que ver con la creación de puestos de trabajo a toda costa- y con una sonrisa os dirá que os avisará en la parada.

Menos de media hora después y por menos de 1 Euro, el bus nos dejaba a 20 metros de la entrada al lugar donde debíamos tomar el bondinho -o teleférico de cabina- que te lleva hacia las cimas de las dos rocas que parecen salidas de la nada en la costa de la ciudad. El precio, comparado con el coste de la vida en Río, es algo elevado -44 Reais para extranjeros y la mitad para locales- pero son cosas que debes hacer y pagar si estás en Río.

En un primer tramo de subida, te dejan en la cima de una elevación algo menos alta que el famoso Pan de Azúcar. Desde allí ya se divisan unas buenas vistas de la costa carioca y en un día soleado pero con niebla amenazando en las alturas -como el que tuvimos nosotros- puede ser incluso mejor punto de observación que tu segunda parada. Tomamos algunas fotos, nos comimos un helado contemplando las vistas en tumbonas al sol y al poco iniciamos la última ascensión con el segundo bondinho.

Las nubes habían aprovechado nuestro parón en la primera plataforma y habían tomado parte de la cima del Pan pero aún así conseguimos tomar alguna foto de calidad y contemplar la playa de Copacabana, desde la que habíamos partido. También dispone de terrazas y un pequeno bar en el que sirven bebidas, helados y otros refrigerios.

Desde allí, mis amigos fueron hacia Santa Teresa y el centro de la ciudad, pero yo, por problemas de salud tuve que tomar el bus de vuelta a nuestro apartamento. Os escribo ésto después de más de dos semanas de viaje en las que no hemos parado apenas y hemos hecho y visto mil cosas. Con este ajetreo, no hay quién escriba! Os intentaré ir poniendo al día. Hoy me encuentro en Campo Grande y mañana comenzaremos la aventura por el famoso Pantal de Brasil, la extensión pantanosa más amplia del mundo y habitat natural para cientos de especies de pájaros y otros animales. Un abrazo desde Brasil

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