El jueves comienza como todos los días temprano. Tras visitar los espectaculares templos de Angkor Wat procedo a cambiar de país y desplazarme de Camboya a Laos. Un camboyano menudo me recoge con todo el equipaje en el albergue y me lleva hacia donde sale la furgoneta en su moto.
En la furgoneta (sus famosas mini vans) vamos 7 personas, cada una con un destino diferente por lo que haremos una escala para que cada uno tome otro medio para llegar donde desee.
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La mini van, que a priori podía parecer un medio de transporte cómodo, resulta ser todo lo contrario. Asientos estrechos con respaldos cortos, junto con una carretera llena de baches y continuos adelantamiemtos de bics y motos con su correspondiente aviso sonoro por medio del claxón hace que sea imposible dormir un rato. Así pues llegamos al punto de la escala a las 5 horas y tras dos más de espera en un punto perdido de Camboya nos recoge otra mini van a todos los viajeros con destino Laos.
A partir de este punto las condiciones de la carretera empeoran, a lo que se une un fuerte lluvia. El conductor trata de guiar la furgoneta por medio de la sinuosa carretera repleta de agujeros y elevaciones. Los dos carriles ya no son ni orientativos, nos desplazamos de izquierda a derecha evitando los obstáculos que aparecen sin superar los 40 kilómetros por hora. La situación ha cambiado y el resto de medios de transporte nos adelantan ahora a nosotros.
Tras varias cansadas horas de trayecto llegamos a la frontera con Laos. Ahí comienza de nuevo el juego de los visados y los pasaportes. Misma estrategia que la seguida en el paso previo de entrada en Laos.
El cielo esta totalmente oscuro y la lluvia no nos permite proseguir el viaje con lo que tenemos que refugiarmos durante 50 minutos en un restaurante.
Cuando amaina el temporal, volvemos a dividirmos entre los diferentes destinos dentro de Laos, Pakse a un lado y Don Det a otro.
Este nuevo trayecto dura unos 40 minutos y llegamos al puerto para coger el barquito a Don Det. Sin embargo el conductor afirma que el servicio ha cerrado ya y nos ofrece un lugar para hospedarnos que conoce.
Consciente ya de como funcionan estos asuntos, tras varias insistencias y un rato de regateo consigo transporte a Don Det a un precio razonable, sabiendo que tengo un lugar ya reservado al que tengo que llegar.
El dolor de cuello y el cansancio del viaje merecen la pena al poder presenciar la puesta de sol en el barco de pescadores que me transporta a Don Det.
Una vez localizado y discutido el precio del alojamiento, ceno algo y planeo el próximo día, que comenzará también temprano.
El sol y el calor me despiertan antes de lo esperado y no me encuentro solo, tengo dentro de la mosquitera un visitante sin invitación invadiendo mi espacio personal.
La zona del Mekong esta plagada de mosquitos y otros insectos así que me tendré que acostumbrar pronto ya que, al fin y al cabo, el que está invadiendo su hábitat sin invitación soy yo.
Hoy pretendo recorrer a pie la isla de Don Det y Don Khon, volver para evitar las lluvias a la habitación, ver la puesta de sol, cenar y preparar el viaje hacia Vang Vieng.
A las 8am emprendo el viaje por los camino de tierra hacia el sur, equipado con agua, crema solar, repelente para mosquitos y cámara. Hace un día soleado lo que hará el trayecto más bonito pero a la vez sufrido.
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La isla de Don Det, una de las famosas «4000 islas», formadas por el Mekong en la frontera entre Laos y Camboya, esta repleta de arrozales. También me cruzo con grupos de niños correteando, varios guesthouses, Bungalows con vistas al Mekong y familias cocinando o alimentando a los animales.
La isla de Don Khon es más grande y tiene la población concentrada en torno a 3 puntos: dos al norte y uno al sur. La isla se encuentra totalmente cubierta de frondosa vegetación, árboles cuyos troncos crecen de formas imposibles, campos de arroz y multitud de animales que campan con libertad sin inmutarse al paso de los pocos visitantes que atravesamos hoy la Isla.
En el punto situado más al sur hay un servicio de barcas para ir a otros puntos de la zona y varios comercios con bebidas y comida a precios relativamente (para ser un sitio turístico) baratos.
Finalmente decido hacer una parada y comer algo en Don Khon, al lado del puente que une las dos islas, ya que al pasar he visto dos mujeres laosianas comiendo ahí unos noodles con huevo y verduras. Y..¿quién mejor que un local para conocerse sitios de comida? Así que sin consultar la carta pido amablemente con gestos que me copie la comanda de las señoras (los noodles y un te) lo que resulta ser un acierto.
Tras la comida me dirijo al hostal, ya que se avecina lluvia, donde aprovecho para preparar los próximos días (lo que me permiten los constantes cortes de electricidad) y descansar un rato. Cuando cesa de llover me dirijo a la parte norte de la Isla a ver la puesta de sol y posteriormente a comprar el billete y cenar algo por la zona.
El próximo día comienza más tarde que los anteriores, aprovecho para descansar pues va a ser largo. Preparo el equipaje y me dirijo hacia el embarcadero al norte para ir a la estación de autobuses. Ahí tras una espera de una hora una mini van nos lleva hasta Pakse (dirección norte). Como anteriormente, dormir algo se hace difícil.
A las 3 horas llegamos a Pakse donde nos anuncian que nuestro autobús nocturno (sleeping bus) sale dentro de 4 horas, tiempo suficiente para buscar un cajero para sacar kips (máximo 1,000,000) y visitar rápidamente algo de la ciudad.
Llama la atención las banderas Laosianas acompañadas la bandera Comunista en las casas y la propaganda militar en muchos edificios oficiales. En la calle hay poco tráfico y todo lo que se pueden ver con pequeñas motos y grandes coches 4×4 circulando.
Finalmente nos transportan desde la agencia de viajes hasta la estación a coger el sleeping bus. A priori tiene buena pinta, aire acondicionado, camas medianamente espaciosas, almohadas y mantas. Sin embargo pronto descubro que las camas son compartidas entre dos personas, con lo que mi compañero (un viajero inglés de unos 30 años) y yo hacemos malabares para poder estar medianamente cómodos. Además el olor de las almohada hace difícil conciliar el sueño. Así pues consigo descansar algo a intervalos de 30 minutos hasta llegar Vientiane, donde finaliza el trayecto del bus y una mini van nos debe recoger a la media hora. Sin embargo no llega hasta dos hora y media más tarde y emprendemos la última parte del viaje que durará 4 horas más. Finalmente y tras 26 horas desde que salimos de Don Det llego a Vang Vieng, muy cansado, hambriento y con la necesidad imperiosa de una ducha.
La tarde la aprovecho dando un paseo por Vang Vieng, reponiendo fuerzas y descansando en el jardín del albergue leyendo un rato.
Mañana comienza una etapa nueva de mi viaje por Asia, un proyecto de voluntariado cerca de Vang Vieng a lo largo de dos semanas. Así intentaré conocer de primera mano como es el modo de vida de la gente local, aportaré algo al desarrollo del país y creceré definitivamente en lo personal por la experiencia vivida.
Recordando testimonios de viajeros que he tenido el placer de encontrarme en esta semana y sus experiencias con actividades de este tipo, estoy bastante emocionado de comenzar este nuevo apartado de mi experiencia en Asia. Tengo que confesar que es la primera vez que me enfrento a un proyecto de este tipo con lo que espero estar preparado para afrontarlo de la mejor manera posible. Así pues, durante las dos próximas semanas iré narrando mi día a día en Laos pero desde una perspectiva diferente.
Presupuesto de viaje
Reserva tu viaje con las mejores herramientas por orden de prioridad:
Bus Siem Reap/Don Det – 17$
Bus Don Det/Vang Vieng – 250,000kip
Hostal Don Det – a partir de 35,000kip
Noodles o arroz Don Det o Pakse- 15,000-20,000 kip
Maravilloso destino!! Igual escribo acerca de los lugares que he tenido la oportunidad de visitar así que les dejo el link de mi blog para todo aquél que quiera leer más de lugares maravillosos!
Pedazo de fotos y pedazo de lugar… ;)
Besotes