El sistema de transporte en Medellín es bastante más organizado y funcional que el de Bogotá, siendo su principal baza el sistema de Metro.
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El Metro tiene un trazado de unos 32 kilómetros repartidos en cuatro líneas que recorren la ciudad de Sur a Norte, Centro a Oeste y Norte a Noroeste. Curiosamente, y a diferencia de la mayoría de los Metros del Mundo, no tiene ninguna parte subterránea. Nosotros nos alojábamos a menos de 10 minutos caminando de una de las estaciones de la línea que va de Sur a Norte y era el medio que utilizábamos siempre para bajarnos al centro de la ciudad.
El billete sale por unos 1400 pesos (unos 0.45 Euros al cambio de Mayo 2009).
Las alternativas son las que puede ofrecer cualquier ciudad de grandes dimensiones: el bus y el taxi.
Los buses no los probamos porque por el día nos movíamos en metro y por la noche preferíamos hacerlo en taxi.
Los taxis funcionan bastante bien y de hecho tuvimos mucha suerte y los taxistas nos dieron bastantes consejos, sobre todo de la vida nocturna. Tienen un contador normal y algunos pueden ser compartidos. Son los llamados colectivos, donde cada uno va a un destino distinto y paga su parte del trayecto. Eso sí, tened cuidado cuando cerréis la puerta no sea que lo hagáis demasiado fuerte porque a mí me cayó una buena bronca del primer taxista que nos cogió nada más llegar a la ciudad. ¡¡¡Si es que los españoles siempre van cerrando la puerta a golpes!!!, me dejó caer el tío nada más subirme a su coche. Yo intenté hacerle una broma para rebajar la tensión pero el tío hablaba totalmente en serio y nos limitamos a quedarnos en silencio los 10 minutos que duró el trayecto. Fue el único borde que nos encontramos.
El precio de los taxis rondan los 25.000 pesos para unos 20 minutos de trayecto en horas de la noche.
La manera más segura de contratarlos es por teléfono.
En cuanto al alojamiento. Existen varios hostales por la Zona Rosa -nombre común para la zona de marcha nocturna en casi todas las ciudades del país- y nosotros nos quedamos en uno de ellos. La verdad es que no nos comimos mucho la cabeza y fuimos a por una de las recomendaciones de la Lonely Planet. El Black Sheep es de dueño neozelandés aunque todo el personal es mayoritariamente colombiano.
El lugar está muy bien aunque, al estar en la Lonely, no es indicado para aquellos que busquen tener compañeros de habitación colombianos y mezclarse a fondo con la gente del país. La mayoría de sus inquilinos serán europeos, americanos o australianos aunque los precios no son mucho más altos que el de los otros hostales y las condiciones son de las mejores que vimos por el país. Internet, servicio de lavandería, patio interior, pantalla plana enorme con nosecuantosmil canales -aunque no la vimos ni un día- y habitaciones -tanto dobles como con literas- y baños bastante decentes por unos 24.000 pesos la noche (unos 8 Euros, para la doble). Además está situado en muy buena zona: a un paseito de menos de 5 minutos de la marcha y con tiendecitas donde poder comprar algo de comida, cafeterías para tomar el desayuno y un pequeño parque con pista de futbito incluida.
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