Hace más de tres semanas mandé mi pasaporte con los datos que me pedían a la embajada de Siria para que me sellaran el visado. Tras esperar pacientemente observé que la fecha de mi viaje se acercaba y decidí llamar a la embajada en Madrid para ver cómo estaba el asunto. Os relato la conversación que tuve con ellos:
– Hola buenos días. Mandé mi pasaporte para sellar el visado hace unas tres semanas y todavía no me ha llegado.
– Espere un momento, por favor. Le paso con Visados.- contestó con voz cansina la chica que atiende siempre la línea telefónica de la embajada.
– Buenos días.- me contestaron con brevedad.
– Buenos días. -contesté y seguidamente le expuse nuevamente el caso al señor que se encontraba tras la línea.
El hombre me pidió los datos y se puso a buscar entre sus archivos.
-Sí, aquí lo tenemos.- contestó al cabo del rato.
– A que se refiere con «aquí lo tenemos»? ¿No piensan mandarme el pasaporte de vuelta?.- no salía del asombro al ver la parsimonia del hombre y la tranquilidad con la que me estaba diciendo que mi pasaporte se encontraba a unos 600 km de distancia y no pensaban hacer nada para acortar la infranqueable distancia.
– Usted no nos mandó una carta y un sello para que le mandáramos el pasaporte de vuelta.- parecía tan obvio que no me salían excusas en ese momento. No me dijeron nada la primera vez que llamé a la embajada y ahora recordaba otros casos en los que sí es necesario mandar una carta y un sello para que los funcionarios de la embajada manden el pasaporte de vuelta. Apenas llegaba a un euro pero ese mísero euro me aturdía con una montaña de problemas ante mí.
-En ningún caso me dijeron que tenía que mandar un sello y un sobre… Vivo en Barcelona, ¿qué puedo hacer ahora?.- pregunté atemorizado y tratando de buscar posibles soluciones al problema.
– Usted debe venir a recogerlo o mandar un fax de autorización a una persona conocida para que venga a buscarlo por usted.- aclaró el funcionario repitiendo probablemente una diaria letanía.
Tras concretar los datos un rato más observé que sólo aceptaban recogidas de pasaporte de 2 a 2 y media de la tarde. Otra razón más para hacerse funcionario, pensé…
Empecé a pensar a quién conocía en Madrid y seguidamente llamé a mi buen amigo Dani de mi etapa por Irlanda a ver si me podía hacer el favor del siglo e ir a buscar el pasaporte por mi. Imagino que a nadie le hará ninguna gracia meterse con el coche por el centro de Madrid en un día laboral. Sin embargo, lo hizo y desde aquí le mando un enorme abrazo y le prometo un pedazo de cena de reconocimiento la próxima vez que coincidamos!
El pasaporte está en camino y espero recibirlo mañana con su flamante y peleado visado para entrar en Siria.