Lo reconozco: soy un tío de deportes de colección Primavera-Verano.
Intenté el esquí un par de veces en España y consideré que lo mejor, sin duda alguna, eran las noches de farra con los amigos. Conseguí hacer la cuña y soltarme un poco más en los últimos días pero el tema de llevar tanto equipo a cuestas, ir con más capas que una cebolla y, aun así, pasar frío…No fue lo mío.
Este año, sin embargo, estando en Alicante con tiempo libre y ganas de hacer cosas, estuve mirando con un amigo la opción de esquiar en otro lugar de Europa. Algo diferente y que no sea sólo esquiar porque sé que no me llenaría del todo. Descubrimos una gran opción: Polonia.
Aunque el país del Este es cada vez menos desconocido para el turista español, sí lo son aún todas las variantes que puede ofrecer.
Los activos más conocidos de Polonia suelen ser las ciudades como Varsovia y Cracovia, resaltando su valor histórico y la sensación de dar un salto hacia atrás en el tiempo.
Es por tener en la mente este estereotipo de Polonia por lo que me sorprendí de las cosas que me contaba mi amigo Manu sobre las posibilidades naturales que tiene el país.
Me convenció con sus argumentos y muy probablemente esta primavera -en Invierno puede ser un poco heavy para mí- me vaya una semanita a disfrutar de un híbrido de viaje en el que se combina el esquí, la visita cultural, un poco diversión nocturna y exploración de la cultura popular. Un cóctel que suena de lujo.
Aprovechando las nuevas conexiones que Ryanair ha creado entre España y Cracovia, el punto de partida es esta famosa ciudad polaca. Allí te recogen para llevarte a la estación de esquí de Kasprowy, en Zakopane, a una hora de Cracovia.
Alojamiento en cabañas rústicas -he visto las fotos y son una pasada- y la posibilidad de realizar esquí -o snowboarding- nocturno por pistas iluminadas son dos de los mejores activos de esta estación.
El tercer día de viaje es para probar las nieves de Bialka. Una estación que puede hacer las delicias de los más experimentados y que también ofrece esquí nocturno y el extra de piscinas termales para acabar el día con un bañito relajante.
Al día siguiente, en la estación de Nosal, se combina esquí con trineo tirado por caballos y cenita tradicional junto al fuego. Fijo que el vodka no va a faltar así que olvidaros del frío.
Después se deja un poco de lado el esquí para realizar visitas culturales a Zakopane y Cracovia y explorar el fantástico Parque Nacional del Valle de los Cinco Lagos, declarado reserva de la biosfera por la Unesco. Lo podréis hacer a pie o con esquíes.
Una iniciativa muy interesante en la que deseo lo mejor a mi amigo Manu.
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Zakopane es un pueblito de cuento. No tuve la suerte de verlo con nieve, pero sin duda debe ser increible… Una buena opción para realizar deportes de invierno, sin duda!