Sitios raros donde haya dormido de viaje hay muchos, incluyendo un hotel cápsula en Japón, pero hasta que no hice mi segunda visita a Finlandia, nunca había tenido que dormir en una cárcel. Deja de fruncir el ceño, que no te favorece: no tienes que romper ninguna ley para dormir en la prisión de Katajanokka, en Helsinki, clausurada en el 2002 pero que en el 2007 volvió a abrir sus puertas para nuevos y respetables inquilinos.
Katajanokka es un barrio-isla muy céntrico y de alto standing en su zona más occidental, donde se encuentran edificios muy bien conservados de estilo Art Nouveau. La entrada a la isla se puede hacer peatonalmente a través de cualquiera de sus tres puentes, muy cercanos entre ellos, aunque el pequeño puente directamente bajo la imponente Catedral Ortodoxa Uspenski (la más grande de Europa Occidental) es el único exclusivamente peatonal.
Si venís en tranvía, la línea que os interesa es la número 4 que os deja frente a la puerta del hotel. Si venís en bicicleta, seguid el recorrido del tranvía. Si venís andando, bueno, si venís andando espero que no tengáis mucho equipaje aunque desde la Estación Central de Ferrocarril (donde os deja el autobús del aeropuerto de Helsinki) hay aproximadamente sólo 2 km de distancia.
El Hotel Best Western Premier Katajanokka está rodeado de un alto muro (lógico, al haber sido una cárcel) de ladrillo rojo. Al cruzar la puerta del mismo se aprecia mejor cómo es el edificio propiamente dicho, con forma de cruz y tres plantas de altura. Está formado por un conjunto de cuatro alas, tres de ellas de ladrillo rojo (construidas en 1888 por orden del Zar Alejandro III) y una de blanco inmaculado (que data de 1837, bajo el Zar Alejandro I).
Entre el muro y el edificio hay un parking frente al acceso a recepción y un jardín poblado, en temporada, de una serie de cajas de madera de 80 centímetros de altura y 1,2 metros de longitud. Su contenido varía de unas a otras: perejil, lechuga, mostaza, tomates, guisantes, cebolla, etc. Siguiendo la tendencia que impera en otras partes de Helsinki y en otras ciudades, el terreno ha sido cedido por el hotel a la Katajanokkaseura, una sociedad local de granjeros urbanos.
Cuando entramos y nos acercamos a recepción empezamos a ver que no es un hotel corriente pues en varias vitrinas aparecen souvenirs a la venta, como calcetines, gorros carcelarios o pijamas a rayas (nada baratos, por cierto).
Si a la izquierda de recepción se va hacia la parte más antigua del hotel, a la derecha – pasados los dos ascensores – está la extensión de la prisión, las tres alas de ladrillo rojo que se levantaron en 1888.
Conforme a un modelo llamado Filadelfia, inventado en EEUU a principios del siglo XIX, las celdas se distribuían a ambos lados de un ancho corredor central y a lo largo de varios niveles (tres en el caso de Katajanokka).
Se han mantenido las escaleras que unían cada planta con la siguiente pero estoy por apostar un buen fajo de euros a que la moqueta del suelo no estaba presente cuando era una cárcel.
Si durante ese tiempo había 164 celdas (de 7m2, sin retrete ni ducha), para las actuales 106 habitaciones del hotel muchas de ellas se han combinado para ofrecer la comodidad que uno espera de un Best Western Premier (el nivel más alto de los tres de la cadena). La distribución de habitaciones es de 36 Queen Room (17m2, cama de 150cm), 12 Twin Room (dobles, 20m2, dos camas de 100cm), 27 Premier Room (25m2, dos camas de 100cm, espacio para una cama adicional), 3 Junior Suite (me niego a describirlas más allá de que cuentan con sauna propia).
Yo me alojé en una de las habitaciones dobles y como podéis ver en la foto del collage (si, ya se que se nota que está hecho con el móvil), la puerta mantiene la estrechez de la de las celdas originales. Ahí se acaban los parecidos entre el alojamiento para un recluso y un huésped de pago.
Toda la habitación está cubierta por moqueta excepto en el baño, que en mi caso contaba con bañera (a la que había que subirse, pues estaba ligeramente elevada sobre el suelo) y ducha. Tanto el gel de baño como el jabón de manos venían en envases industriales, sólo una crema hidratante a la que no di uso venía en tamaño individual.
En la habitación hay gratuitamente Internet por WiFi y por LAN (dicen los más viejos de la web que aún circulan por ahí portátiles que necesitan una toma RJ45 para acceder a Internet). También es gratuito el te y el café dispuestos sobre el armario donde se guardan los vasos y copas, que usará quien quiera sufrir un infarto cuando vea que se pagan 6 Eur por un botellín de cerveza o 12 Eur por una mini (25cl) botella de vino del minibar.
Si preferís traer la bebida de fuera (frente a la parada de tranvía Katajanokan puisto, antes de la Catedral Ortodoxa, hay un pequeño supermercado), tenéis en la habitación una cubitera que podéis rellenar, gratuitamente, en una máquina de hielo a vuestra disposición en la planta baja. Si llegáis con tiempo, también podéis sacar todo el contenido del minibar y sustituirlo por vuestra compra líquida. Lo que sea menos llegar al punto de desesperación que convierte en tolerable el beber cerveza caliente. O abrir una botella del minibar.
Los muros son gruesos (recordad que estáis en una prisión) así que de ruidos del exterior que os impidan dormir no puedo hablar porque no escuché ninguno. Eso sí, i-m-p-r-e-s-c-i-n-d-i-b-l-e el llevar en el neceser un antifaz para dormir si, como es mi caso, os molesta la claridad. Este viaje a Helsinki fue a mediados de Mayo, y a las cinco de la mañana el sol se colaba a través de los bordes de las cortinas de las tres ventanas de la habitación como si fuera el puñetero mediodía.
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Como ventaja de despertarse pronto (el que no se consuela…) está el ir a primera hora a desayunar, cuando todo está más tranquilo (a partir de las 06:30am entre semana). El restaurante, oportunamente llamado Jailbird (en argot, recluso o ex-convicto) se encuentra en el sótano del hotel. Y como esto es el norte de Europa, aquí desayunan temprano así que olvidad la ventaja que comentaba antes.
En los años de la postguerra (mundial, que Finlandia sufrió varias guerras por aquella época), la comida de los reclusos era sencilla, sobre todo sopas y ocasionalmente algo de carne. Para desayunar, gachas y, una vez a la semana, patatas cocidas y arenque salado del Báltico.
Los desayunos de quien se aloje en el hotel son bastante más variados y suculentos. En el buffet hay productos vegetales, fruta, carne, queso, cereales, yogur, pan, tartas, gachas, pescado o, bajo demanda y sobre la marcha, puedes pedir tortilla francesa, huevos fritos o bacon.
Yo me convertí en fan de las salchichitas y albóndigas para prepararme para una mañana de paseos y visitas. Y como me gusta el dulce, la parte más sana de mi desayuno era un buen cuenco de yogur fresco y natural con bayas. Por cierto, si el ladrillo rojo y el estar en un sótano le dan un cierto ambiente carcelario, en el restaurante disponen de platos, vasos y cuencos de metal para quien quiera reforzar ese efecto.
Celda de Castigo Hotel Best Western Premier Katajanokka HelsinkiNo es efecto artificial lo que te puede poner la piel de gallina en el sótano del hotel si vas uno de los extremos del restaurante. Allí se ha conservado discretamente una celda de castigo donde los reclusos más conflictivos pasaban confinados parte de su tiempo de sentencia si causaban problemas.
Los graffitis de la pared te hacen pensar en lo estúpidos que somos los humanos, pues son de visitantes que decidieron dejar su huella en un lugar que les hubiera debido hacer reflexionar sobre la libertad de la que disponemos y el uso que le damos.
En otra zona, pasando la sauna y el gimnasio, se encuentra otra reliquia de aquella época, una celda comunal. Sólo si te agachas se puede acceder a ella y cuesta hacerse una idea de lo hacinados que debían sentirse las decenas de prisioneros que luchaban por un centímetro de espacio sobre aquel suelo rocoso.
Pero eso es cosa del pasado, así que no puedo dejar de comentar que en el sotano hay una sala de juegos infantil. Si váis a desayunar, comer o cenar con niños, allí no se aburrirán lo más mínimo.
Situado en un edificio con mucha historia, y bien peculiar, a pocos minutos a pie del centro de la ciudad, en una zona tranquila, el Hotel Best Western Premier Katajanokka en Helsinki es un alojamiento que recomiendo para una visita a la capital de Finlandia.
Y no, que yo sepa el espíritu de ninguno de sus anteriores inquilinos (ni del guarda que murió durante un bombardeo en la II Guerra Mundial) recorre de noche sus pasillos.
Best Western Premier Hotel Katajanokka
Merikasarminkatu 1A
00160 Helsinki
TEL. +358 9 686 45132 (Reservas)
SALES(ARROBA)BWKATAJANOKKA.FI
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Página Web Oficial del Hotel Best Western Premier Katajanokka (en inglés) en Helsinki.