
Siempre me ha dado la sensación que la Plaza del Rei en Barcelona está situada estratégicamente en un lugar secundario del centro de la ciudad para que pase desapercibida y su maravillosa presencia sea admirada por solo unos cuantos privilegiados.
De hecho la plaza del Rei se encuentra a muy pocos metros de la Catedral de Barcelona, cuya plaza es la más abierta del Gótico y donde confluyen grandes vías. La plaza del Rei da la espalda a la Catedral y únicamente las separa las rocas monumentales que atestiguan la historia de la ciudad desde la Edad Media.
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Son dos las calles que dan a la plaza terminando en un callejón sin salida. La Baixada de Santa Clara, cuyo nombre evoca el sadismo con el que los romanos de Barcino ajusticiaron la osadía de Santa Clara lanzándola calle abajo en un barril lleno de cristales rotos, y la calle del Veguer.
Sin duda, el conjunto monumental que se abre en la Plaza del Rei de Barcelona es uno de los mejores ejemplos de arquitectura medieval de la ciudad. Se encuentra muy bien conservado y la iluminación nocturna es una maravilla reservada para los pocos turistas que se acercan a la plaza a esas horas.
Aunque el aforo es ciertamente limitado, de vez en cuando hacen conciertos en la misma plaza y os aconsejo que acudáis alguna vez. Recuerdo un gran Vinicio Capossela y la plaza entera se embriagó con Il ballo di San Vito en una noche mágica y espléndidamente iluminada.

El edificio del Palacio Real Mayor domina la escena de la plaza con su elevada torre de Martí l’Humà. El palacio se empezó a construir durante el siglo XI aunque realmente ganó protagonismo a partir del siglo XIII cuando los condes de Barcelona lo usaron como residencia así como los reyes de la Corona de Aragón posteriormente.
Visualmente el Palacio Real Mayor es gótico en su mayor parte aunque en sus cimientos y en algunos detalles también podremos observar las partes construidas durante épocas visigodas e incluso algunas bases romanas. El mismo palacio está formado por cinco edificios cuyas diferencias podemos verlas claramente desde el exterior.
El conjunto monumental está presidido por el Salón del Tinell, justo en el corazón de la plaza. Se levantó a mediados del siglo XIV con su característico abanico de arcos en media punta. Inicialmente servía como sala de ceremonias del Palacio aunque durante la historia ha ido teniendo diferentes cometidos. Durante el siglo XVI sirvió como Real Audiencia, más tarde pasó a ser la sede de la Inquisición, a principios del siglo XVIII las monjas del convento de Santa Clara construyeron una iglesia en su interior y a tras la Guerra Civil Española fue restaurado y hoy en día el Ayuntamiento de Barcelona lo usa como espacio para realizar exposiciones o conciertos.
El edificio que se encuentra a nuestra izquierda al entrar a la plaza se trata del Palacio del Lloctinent. Se levantó a mediados del siglo XVI y sirvió como Archivo General de la Corona de Aragón durante los siglos XIX y XX.
A la derecha del Salón del Tinell se levanta la capilla real de Santa Ágata. Construida a principios del siglo XIV sobre la antigua muralla romana de la ciudad. En su interior cobija el valioso retablo del Condestable elaborado por el artista Jaume Huguet en el siglo XV.
Por encima de estas tres construcciones se levanta la alargada silueta de la torre-mirador del rey Martí l’Humà.
La Casa Clariana-Padellàs cierra la plaza del Rei y hoy en día alberga una de las sedes del Museo de Historia de Barcelona. Además de poder visitar el Palacio Real Mayor con sus edificios ya mencionados también podremos admirar los interesantes restos arqueológicos de la época romana en la antigua Barcino con un subsuelo de unos 4.000 metros cuadrados situados debajo de la misma plaza. Este edificio no ha estado siempre en esta misma plaza, como ha sido siempre habitual en Barcelona, este palacio gótico se mudó piedra a piedra desde su antigua localización a la plaza del Rei a principios del siglo XX.

Cuando pasees por esta plaza siempre conviene recordar la historia e imaginarse qué sucedía años atrás en el espacio que ahora mismo estás contemplando. Es obvio que no podemos atesorar en la mente todas y cada una de las anécdotas que sucedieron en ella así que conviene quedarse con una. Personalmente, yo me quedo con la moda de las ejecuciones en público.
Pasear por un lugar histórico y pensar en ejecuciones es algo que en cierta manera todo el mundo tiene presente cuando visita París por el legado de la Revolución Francesa pero no tanto en otras ciudades europeas cuando esta era una práctica judicial extendida en todo Occidente.
Concretamente en Barcelona, durante la época romana las ejecuciones se realizaban en las vías principales de la entrada de la ciudad. De esta manera, ya daban aviso a maleantes antes de que ni siquiera pusieran un pie en ella. En la Edad Media las cosas cambian y las ejecuciones se convierten en un espectáculo a pie de calle en el mismo corazón de la ciudad. Había cinco horcas en Barcelona -la quinta en Trinitat Vella y de ahí procedente la famosa expresión catalana la quinta forca para designar un lugar muy lejano-. Una de estas horcas se encontraba en la Plaza del Rei y estaba reservada para la ejecución en público de las clases nobles.
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Así que cuando pasees por la Plaza del Rei recuerda que hace unos cuantos siglos aquí se les cortaba la cabeza a los más pudientes, aristócratas, nobles y todo especimen de alta cuna que hubiera cometido un acto contra la justicia. Imagínate el show que se montaría si estas prácticas estuvieran todavía vigentes hoy en día.
Datos Prácticos
Cómo llegar:
Metro: L4 Línea amarilla en la parada Jaume I.
Autobuses urbanos: 17, 45, 120 y V17.
Bus Turístico: Parada Barrio Gótico.
Ubicación:
Dirección: Plaza del Rei, s/n