Tras sentirnos arrastrados por el pueblo de Les Baux necesitábamos respirar y emprendimos nuevamente la marcha por las carreteras de la Provenza francesa. Echando una ojeada al mapa nos decantamos por Saint Rémy de Provence. Se encontraba a escasos 10 kilómetros de distancia y parecía ser más grande que Les Baux cosa que nos aseguraba que, si había otra manada de turistas, al menos esta vez estarían más repartidos por sus calles.
Saint Rémy de Provence tiene un ilustre local entre sus habitantes. Se trata del profeta Nostradamus que nació y habitó en esta ciudad al sur de Francia durante el siglo XVI.
El pueblo ofrece un bonito paseo por sus calles del centro que están adornadas con muchas flores y goza de bastantes placitas con sus fuentes y terrazas para tomarse algo.
Una vez llegados al centro encontramos parking fácilmente en la misma calle y nos introducimos por la rue Hoche donde una pintura de Nostradamus en la pared nos llamó la atención. Subimos la calle y llegamos a la Casa de Nostradamus. Hoy en día solamente queda la fachada y una placa que conmemora el nacimiento de tan peculiar personaje en el año 1503.
Paseamos un rato, nos tomamos un menthe a l’eau en una de las tranquilas terrazas de Saint Remy y decidimos seguir vía hacia nuestro siguiente destino.
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Debíamos estar en Antibes al día siguiente donde nos esperaban unos amigos. Habíamos echo muchos planes que incluían Marsella, los pueblos de Provenza y la costa azul. No nos daba tiempo a todo así que sacrificamos para ese viaje la visita a Marsella y fuimos directos a Cassis, uno de los primeros pueblos que marcan la costa azul francesa. Tardamos algo más de una hora siguiendo una buena autopista.