Monasterio de Montserrat: el corazón espiritual de Cataluña

Son sólo 55 y ni siquiera todos ellos están aquí, pues tienen también 2 casas dependientes en el Pirineo Francés y Solsona, pero los monjes de la Abadía de Montserrat son el alma humana del corazón espiritual de Cataluña.

Y el corazón espiritual de Cataluña, la Abadía y Monasterio de Montserrat, late cada año con la fuerza de los cientos de miles de fieles, peregrinos y turistas que lo visitan. Encajonado entre las montañas, con un lateral que se asoma sin vértigo al vacío, el Monasterio de Montserrat es una visita imprescindible cerca de Barcelona, seas o no creyente.

De hecho, hay quien lo visita buscando respuesta a uno de los enigmas del Universo, pues se dice que en esta zona hay una frecuente actividad de OVNIs (Objetos Voladores No Identificados).

Sin embargo, no hay que irse a otra galaxia para buscar el origen del Monasterio, aunque sí que hay que tener una cierta dosis de fe.

Todo el conjunto de edificios que vemos hoy, se basa en el efecto de unas luces que vieron unos pastores en el año 880, durante varios días seguidos. Al buscar su origen, encontraron una capilla con la talla de una virgen que procedieron a levantar para llevar a tierras más llanas.

Continúa la leyenda diciendo que, de repente, el peso de la talla aumentó de manera desproporcionada y se quedó fija en un punto del que no se pudo mover. Tomado aquello como, otra, señal divina, en torno a ella se edificó una primitiva ermita.

No se sabe bien cómo, pero llegaron a convivir hasta cuatro ermitas del siglo IV (Santa María, San Acisclo, San Pedro y San Martín) de las que hay constancia histórica. Pero el germen del actual monasterio es desde 1025 la de Santa María, que albergaba la imagen de la Virgen de Montserrat, a la que se conoce popularmente por “La Moreneta” debido a su color negro.

La ermita fue creciendo, la importancia del culto fue aumentando desde 1082 y Santa María fue abadía no subordinada a otras en 1410. De importancia estratégica, el Monasterio fue incendiado por las tropas de Napoleón en el siglo XIX y se reconstruyó entre finales de ese siglo y principios del XX.

La Guerra Civil vio como se cerraba y su control pasaba a manos de la Generalidad de Cataluña. Durante la contienda fratricida, de sus antiguos inquilinos, 23 monjes fueron asesinados por sus creencias religiosas.

El presente siglo XXI ha sido más benévolo para la Abadía y Monasterio de Montserrat, con la calificación, en el año 2004, de Museo Internacional de Montserrat a las instalaciones que recogían piezas arqueológicas y de arte. Monet, Degas, Caravaggio y otras donaciones comparten espacio con artefactos y restos de arte religioso.

Y si hablamos de arte, aunque es inmaterial, tenemos que mencionar uno de los momentos más emocionantes que se pueden presenciar en la Abadía de Montserrat. Todos los días, excepto los sábados, la Escolanía de Montserrat canta a la una de la tarde para los casi mil fieles que se pueden congregar en el edificio.

Estos niños, de 9 a 14 años de edad, han sido elegidos por la pureza de sus voces, las «voces blancas», y es emocionante (insisto, seas creyente o no), escucharlos en directo. Por supuesto, para los fieles que han subido hasta la abadía tiene un valor añadido, pero el universal lenguaje de la música transmite sentimientos independientemente del idioma o del credo.

Aunque hice un intento de grabación con el móvil, es mucho mejor escucharles en alguno de sus vídeos en YouTube como este:

Los aproximadamente 52 niños de la Escolanía de Montserrat tienen parcialmente becados (80%) sus estudios, de manera que compaginan la formación académica con la musical.

Además de la formación, cuentan con manutención y alojamiento (voluntarios) en caso de que vivan lejos del centro.

No son los únicos, aparte de los monjes benedictinos, que se pueden alojar en terrenos del Monasterio. Se cuenta con un albergue (apartamentos Cel·les Abat Marcet) y hospedería (Hostal Abad Cisneros) de peregrinos para quienes deseen pasar la noche en un lugar tan especial para los cristianos.

Además de estos servicios, un lugar tan frecuentado cuenta con varios restaurantes y tiendas de souvenirs, para que los visitantes puedan llevarse a su casa un recuerdo de su paso por el santuario más importante de Cataluña.

Aunque probablemente el recuerdo más especial no sea un llavero, un imán o una postal, servirá para despertar en la memoria las sensaciones más emotivas de una visita al Monasterio de Montserrat.

Indispensable el ritual repetido y constante de pasear por la Plaza de Santa María, franquear la primera fachada, detenerse en el atrio y maravillarse ante la auténtica fachada de la Basílica.

Hay quien entonces hace cola para ver a la Virgen de Montserrat en la Sala del Camarín, hay quien entra primero en la basílica y busca un rincón en un banco para sentarse, a solas con su fe, cerrar los ojos y dejar que la gente a su alrededor se desvanezca como en una ilusión.

Sea cual se tu ritual, sea cual sea tu confesión o creencias, visitar el Monasterio de Montserrat es una opción recomendable, muy cerca de Barcelona, por sus vistas, su historia y su significado para Cataluña.