Un avión de la TAP aterrizó de madrugada en una de las pistas de aterrizaje más corta del mundo. Nos encontrábamos a bordo y la oscura noche nos impidió observar la rápida maniobra que hizo el piloto para frenar en seco sobre el aeropuerto de Madeira.
Eran pasadas las 12 de la noche y, por lo que me había parecido ver a través de internet, las oficinas de alquiler de coche en el aeropuerto estaban ya cerradas a esa hora. Así que decidimos pedir un servicio de recogida en el hotel que habíamos reservado para no complicarnos demasiado en nuestra primera noche en Madeira.
Al recoger las maletas observamos que tanto Herz, Sixt y las demás compañías de coche seguían abiertas. Ya habíamos realizado el pago de 45 euros para que nos vinieran a recoger así que buscamos al conductor que nos llevaría a nuestro primer destino en la isla de Madeira.
Habíamos reservado con antelación un apartamento para cinco días en la zona cercana al Cabo Girao y llegamos desde el aeropuerto en taxi hasta el destino en apenas unos 30 minutos.
Quien haya visitado Madeira hace más de 12 años notará una gran diferencia con el estado actual de la isla. Gracias a fondos de la Unión Europea, se han realizado grandes infraestructuras y nuevas carreteras que facilitan la comunicación por la isla.
Del tamaño aproximado de Menorca, Madeira es un gran volcán de reciente creación con paredes verticales cayendo hacia el océano. Hace años, conducir por Madeira era peligroso, costoso y se tardaba un buen tiempo en cruzar la isla. Hoy en día, gracias a los múltiples túneles y autopistas las distancias se han recortado y se puede visitar y cruzar la isla en un solo día.
A través de buscadores encontramos unos apartamentos en un complejo turístico llamado Cabo Girao. Con una buena puntuación en Booking y solo 50 euros la noche nos pareció una opción acertada.
Probablemente este alojamiento no sea el lugar idóneo para gente con vértigo aunque la misma isla de por sí ya debería ser un handicap para todos aquellos que sufren de las alturas. Los apartamentos se encuentran a lo alto de los acantilados de Cabo Girao que se precipitan al océano desde 589 metros de altura. Las vistas desde el mismo apartamento son impresionantes y al llegar nos encontramos una botella de champán que nos daba la bienvenida en la habitación y una estupenda noche repleta de estrellas.
Los apartamentos forman un gran complejo que opera la compañía Holiday Property Bond. Durante nuestra estancia observamos que eramos los únicos que habían reservado el alojamiento de forma independiente ya que la mayoría de clientes se trataba de ingleses que venían con el típico all inclusive package. Nos dio igual. La verdad es que contar con los múltiples servicios del complejo e ir a nuestras anchas por Madeira nos resultó ser un gran acierto.
En Madeira lo interesante es tener un buen campo base y explorar la isla en coche de manera independiente. Y eso es lo que hicimos. En los Apartamentos Cabo Girao disfrutamos del spa, del servicio de préstamo de DVD’s, de alquiler de coche a precios similares que en cualquier otra agencia, de compras en el supermercado y todavía existían otros muchos servicios como la piscina climatizada, pistas de tenis o minigolf que no tuvimos tiempo de probar.
El apartamento que nos tocó se encontraba en la zona más alta del complejo y por tanto con las mejores vistas de la zona. Diría que ocupaba unos 60 metros cuadrados y las instalaciones eran modernas con un gran salón, una cocina bien equipada y una terraza con tombonas que ya me gustaría tener en casa.
Cabo Girao se encuentra en la zona sur de la isla y a pocos kilómetros de la fotogénica población de Cámara de Lobos. Nos pareció un lugar ideal ya que en apenas 5 minutos nos encontrábamos en la autopista, a apenas 25 minutos de Funchal y a poco más de media hora del aeropuerto.
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No sé si estuvimos de suerte a la hora de reservar pero sin duda, los 50 euros que pagamos por noche, los encontré una auténtica ganga digna para recomendar.
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