La ciudad medieval de Brașov en Rumanía se encuentra a unas dos horas y media de distancia de Bucarest y, si disponeís de coche, significa una agradable escapada que puede hacerse en un mismo día.
Brașov se encuentra ya en la mítica región de Transilvania y la ciudad se encuentra rodeada de las montañas de los Cárpatos donde apenas la luz del sol es capaz de traspasar sus frondosos bosques. Junto con la cercana Sinaia, Brașov constituye una de las escapadas habituales del país ya sea en la época de invierno gracias a sus instalaciones de esquí como en verano para realizar senderismo y disfrutar de las agradables temperaturas de la zona.
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Brașov: la visita
Recorrer las calles del casco viejo de Brașov te ayuda a reconciliarte con el país si te has pasado unos cuantos días merodeando por las calles de Bucarest tragando humo y tus ojos se han acostumbrado a la visual gris de sus colosales edificios de hormigón. Caminar por el casco viejo de Brașov nos acerca a ciudades históricas del corazón de Europa como Bratislava o en menor medida con Viena.
Gracias a la ubicación de Brașov, las montañas y el verde nos rodean. En esta zona los osos habitan muy cerca de la ciudad y en varias ocasiones el más grande de los omnnívoros ha causado desgracias. De hecho, el año pasado un par de turistas fueron atacados y en algunas calles es habitual la presencia del oso en busca de comida entre las basuras. De todas maneras, mientras no os pongáis a realizar senderismo por la noche no debéis preocuparos por la presencia de osos.
La strada Republicii cruza la parte principal de la zona antigua de Brașov. Se trata de una amplia calle repleta de restaurantes, tiendas y terrazas donde compartiréis la jornada con locales y muchos rumanos procedentes de la capital. Las fachadas de las casas ofrecen una delicada arquitectura y sus tonos coloreados alegran el día incluso si tenemos mala suerte con las nubes.
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Esta calle principal termina en la plaza Sfatulu, el centro neurálgico de la vieja Brașov donde los fines de semana encontraréis varias paraditas donde comprar productos artesanales, gastronómicos y buenas muestras de Palinka o cualquier otro recuerdo del país. En varios locales encontraréis buen café para llevar y uno de los mejores pasatiempos es tomárselo en uno de los bancos de la plaza y dedicarse a contemplar a la gente bien ataviada circulando por la plaza en un día de fiesta.
Si echáis un vistazo a vuestro alrededor no os costará encontrar un gran cartel al estilo de Hollywood con las letras de la ciudad de Brașov labradas a lo alto de la montaña. Una curiosa y sorprendente copia americana en el corazón de Transilvania.
En la misma plaza Sfatulu se levanta la Casa del Consejo, una antigua edificación del siglo XIV bien remodelada que hoy en día alberga el Museo Histórico de Brașov.
A escasos metros de la plaza se levanta la Iglesia Negra, una de las catedrales góticas más grandes de esta zona al este de Europa. Los inicios de su construcción se remotan al siglo XIV y un incendio a finales del siglo XVII dejó una imborrable y oscura estampa en su fachada y en el nombre que ostenta hoy en día. Para entrar a la iglesia es necesario adquirir un billete y a principios de junio de este año nos salió por 8 lei.
Las Murallas de Brașov son uno de los reclamos del lugar gracias a su buen estado de conservación. Estas rodean gran parte de la antigua ciudad y van uniendo las antiguas puertas de Brașov. Nosotros visitamos la ciudad durante el día y nos comentaron que durante la noche la delicada iluminación les otorga un halo medieval de especial interés.
Si no os despistáis demasiado, encontraréis la calle más estrecha de Europa (sí, hay unas cuantas) a poca distancia de la Iglesia Negra. Se trata de La Strada Sforii (traducida como Rope Street), con sy 1.3 metros de ancho se postula como la más estrecha de todas y cuando uno pasa por ella tiene una cierta sensación de déjà-vu recordando otros lugares similares como en Praga o en Reutlingen en Alemania.
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Donde comer en Brașov
Cuando vas acompañado de locales te dejas llevar y habitualmente nunca fallan. En esta ocasión me llevaron a comer en un espléndido restaurante en la misma strada Republicii. Se llama Festival ’39 y se trata de un establecimiento de principios de siglo XX bellamente decorado a la época y con una suculenta carta a buenos precios. Tanto la decoración con cómodos sofás, fotografías antiguas, lámaras y librerías como los espléndidos platos me encantaron.
Alrededores de Brașov
Existe un agradable teleférico que sube hasta la cima de la montaña donde anteriormente ya habréis visto escrito el topónimo de la ciudad al más puro estilo hollywoodiano. Nosotros no lo hicimos por falta de tiempo pero se auguran espléndidas vistas a Brașov y mientras no volváis de noche tranquilos que los osos no se os van a acercar.
El Castillo de «Drácula»
Visité Brașov acompañado de dos amigos rumanos y ellos mismos me convencieron a abandonar la idea de visitar el Castillo de Bran, aclamado erroneamente como el Castillo de «Drácula». Ni tan siquiera el príncipe Vlad visitó el castillo pero, gracias a la ilusión sin límites de los turistas que acudían a Transilvanía en busca de vampiros, los locales se lo hicieron a medida para ambientar el lugar y convertirlo en una atracción turística donde más que vampiros lo que abundan por el perímetro del castillo son los borregos.
Sin embargo, si deseáis visitarlo podéis hacerlo desde el Parcul Central de Brașov subiendo al autobús número 12 hasta llegar a la estación de autobuses llamada Autogara 2. Desde ahí parten los autobuses que llevan directo al castillo en un trayecto aproximado de una media hora por 7 leis.
En lugar de este castillo de Bran nosotros optamos por visitar otro castillo en las inmediaciones, el de Peleș cuya visita contaremos en otra ocasión.
Cómo llegar a Brașov con transporte público
Si no disponéis de coche la forma más habitual para llegar a Brașov es a través del tren. Desde la capital existen unos 18 trenes diarios así como otras conexiones que nos dejan en Hungría (a través de Oradea) para llegar a Budapest o trenes nocturnos hasta Viena.
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Desde Bucarest la mejor opción son los trenes llamados InterCity (IC). Existen tres al día que conectan con Brașov. Son rápidos y cómodos pero si buscáis una alternativa más económica podéis subiros a un tren local (los llamados Regio) con también tres conexiones diarias desde Bucarest aunque obviamente la duración del trayecto es más larga por el número de paradas realizadas durante el recorrido.
Ey Quique! muy bueno lo tuyo! Recuerdas donde estan ubicadas las murallas de Brasov?
Seguro que sí Eduard! Me lo guardo para la próxima ocasión!
Pues cometiste un error si no viste el castillo de bran. Perquè independientemente de que estuviese allí vlad o no ęs precioso. Y el mercado que se monta alrededor es digno de ver. A nosotros también nos dio tiempo a ver el de peles… maravilloso
Patinazo con omnívoro. Corregido, gracias :)
Estas seguro de que un Oso es oviparo…????