El casco histórico de Bonifacio y su privilegiada posición sobre un acantilado es una de las estampas más famosas de la isla de Córcega. De lejos me pareció el casco antiguo que más historia y belleza aporta de entre todos los pueblos de Córcega. Bonifacio y Alguero son probablemente las dos únicas poblaciones en Córcega y Cerdeña cuyo centro histórico ha sido restaurado para el disfrute de los turistas y sus cámaras.
Llegamos a Bonifacio procedentes de Porto Vecchio tras haber pasado un par de días descansando en sus playas y realizando un trekking por la zona montañosa de Zonza. Apenas distan unos 30 kilómetros de un lugar a otro. No teníamos alojamiento reservado y subimos a la parte alta de la ciudad donde nos costó un buen rato encontrar aparcamiento. Tras dar unas cuantas vueltas no tuvimos suerte en el casco antiguo. Es recomendable reservar con antelación. Nos recomendaron bajar a la parte del muelle y dejamos el coche en un parking en la zona baja de la ciudad.
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Nos acercamos al Hotel du Roy d’Aragon y tuvimos suerte a la primera. Por 58 euros nos instalamos en una doble con baño interior más bien sencilla pero suficiente para una noche. El hotel se encuentra al inicio del paseo que se abre junto al muelle. Por él encontraréis tiendas de souvenires, supermercados, retaurantes y bares hasta llegar a la pequeña terminal de ferries que parten en dirección a Santa Teresa de Gallura en Cerdeña.
Bonifacio se encuentra al sur de la isla de Córcega y sus acantilados ofrecen una preciosa postal especialmente al atardecer. La historia de Bonifacio es longeva y se palpa en sus piedras. Ya Homero habló de ella en La Odisea y existen restos pre-neolíticos como La mujer de Bonifacio atestiguan la existencia humana en el lugar antes del 6,000 a.C.
Los muros y la ciudadela que hoy en día podemos observar y que tan bien mimetizan con la roca se construyeron durante el siglo XIII bajo el reinado de la república de Génova para defenderse de expediciones de la corona catalano-aragonesa, de franceses y otomanos.
Si os encontráis alojados en la parte alta de Bonifacio lo tendréis bien para muy fácil para visitar los edificios y lugares más emblemáticos de la ciudad. Si en cambio, os encontráis en la zona del muelle como nosotros deberéis subir una calle repleta de escalones. Cuando estas terminan, tenéis un descanso y podéis escoger entre visitar la naturaleza y los acantilados o seguir hasta el casco antiguo. Aprovechad la parada porque en esta zona tendréis las mejores vistas a los acantilados de Bonifacio. Se abre el mediterráneo a vuestros pies y tenéis estampas fotogénicas de los edificios de Bonifacio al límite del precipicio y el mar. Imprescindible pasarse por aquí durante el atardecer.
Durante la noche cenamos en uno de los restaurantes que se encuentran en el muelle. Vimos variados precios y en todos los casos los restaurantes estaban enfocados en el negocio turístico con la variable económica dependiendo del producto: pizzas, hamburguesas, pescado o cocina tradicional corsa.
Nos decantamos por un menú sencillo de 15 euros y disfrutamos de una buena sopa de pescado y un segundo con carne de cordero bastante sencillo.
Esa misma noche empezaban los clásicos de fútbol entre Barça y Madrid que tantas cuerdas vocales estropeó durante los últimos meses. No me lo quería perder así que pregunté por la zona y me indicaron un bar de deportes en el mismo muelle. No recuerdo el nombre pero si dais una vuelta por la calle fácilmente lo encontraréis.
En el bar, a excepción de un par de chavales, resulté ser el único interesado en ver el fútbol. La clientela se componía de jóvenes venidos de otros pueblos para trabajar en el mercado turístico que, a tenor de lo bien que se lo pasaban, parecían tener pocas ganas de que empezara la temporada alta. Como en todos los Barça – Madrid que he visto por el mundo -Tailandia, Indonesia, Jordania- hice nuevos amigos y el empate sirvió para echarnos unas risas y dejar el fútbol a otro lado para disfrutar de Bonifacio, su noche y la compañía.
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¡Impresionantes fotografías! Gracias por dejarnos descubrir Córcega de esa forma.
Nos apuntamos el destino para nuestro próximo viaje. ¡Enhorabuena por el blog!