La ascensión a la entrada principal de Machu Picchu bien se puede realizar en autocar desde Aguas Calientes (12 dólares por ida) o caminando.
Nosotros optamos por la segunda opción y nos lleevó aproximadamente una hora ascender el caminito de escaleras que va cortando la carretera mientras que la figura del Huyana Picchu nos va animando con su presencia.
Es conveniente llevar agua encima ya que arriba cobran las botellas de 600 cc por 10 soles. Una vez has pagado la entrasda correspondiente (120 soles para guiris, 80 para guiris estudiantes) te adentras con ansiedad en el recinto.Diciembre es temporada baja y no había mucha gente así que la sensación de júbilo al contemplar las ruinas incas de Machu Picchu con el Huyana Picchu al fondo fue fenomenal.
No agarramos guía y circulamos por el recinto a través de la información de la guía que llevaba bajo el bolsillo.
Para tener vistas de pájaro del lugar es imprescindible subir al Huyana Picchu. Únicamente dejan circular a un máximo de 400 personas al día. Llegamos a las 11:30 h y todavía faltaban un centenar más para cerrar el cupo.Es muy probable que en temporada alta los 400 lleguen mucho antes.
Se trata de una ascensión de unos 40 minutos a reitmo nmormal por escaleras y en fuerte pendiente. Las vistas a tus espaldas del Machu Picchu merecen el esfuerzo y el sudor con creces.
Tras unas vueltas más por Machu Picchu y algunos saltitos de rigor, decidimos partir temprano. Decidimos probar suerte con el tren ya que no teníamos claro si las manifestaciones en la zona de Santa María habían terminado.
La mayoría de visitantes a Machu Picchu acostumbran a llegar en tren y tienen ya sus billetes de retorno en su bolsillo. Los que realizan el camino del Inca se suman a la vuelta, así que no las tenía todas al llegar a la estación de trenes en Aguas Calientes.
Por fortuna el tren backpacker en dirección Olantaimbo todavía gozaba de plazas y costaba un precio especial de 23 dólares (eso de especial imagino que será por lo de temporada baja).
Lo más absurdo y frustrante es que en ese tren solamente dejan viajar a turistas extranjeros. Mi compañero de viaje, Juan Manuel, limeño de sangre y nacimiento, no se lo podía creer. Más tarde salía otro tren en el que únicamente podían subirtse peruanos de la zona. A ningún limeño le estaba permitido por su condición subir a ningún tren de Aguas Calientes ese mismo día. Juan Manuel no daba crédito.
Como solución tuvo que renegar de su condición peruana y convertirse en guri por un día y pagamos los 24 dólares.
Aproximadamente en hora y media llegamos a Olantaimbo donde nos esperaba una larga procesión de combis y buses ofreciendo sus servicios hacia Cuzco. Más o menos, se piden 5 soles para viajar en bus y 10 soles en combis. Tomamos la última opción y llegamos a Cuzco en un par de horas.