La capital de Laos me pareció un lugar donde descansar unos días como parada obligatoria si vienes de algún otro país asiático, pero poco más.
Vientiane es una pequeña ciudad de 250.000 habitantes a orillas del Mekong desde donde puedes divisar Tailandia en los días más claros.
Llegamos al aeropuerto procedentes de Hong Kong tras pasar por Singapur, tomar un bus a Kuala Lumpur, dormir unas horas allí y volar a nuestro destino en Laos. Para bajar del aeropuerto al centro tenéis pocas opciones ya que hay una especie de monopolios de taxistas y furgonetas que os cobrarán entre 6 y 7 USD por persona.
Si vais en temporada alta, os aconsejo que reservéis vuestro alojamiento con anterioridad porque nos costó un tiempo encontrar un hostal con habitaciones disponibles y los precios pagados en el sitio son algo superiores a los que podéis encontrar en buscadores de hostales en la red.
Al final nos alojamos en The Orchid, un hostal que daba al río y que cobraba 170.000 Kips (1 euro= 10.900 kips) por una habitación doble con aire acondicionado, tele, baño y wifi. Los hay por mejor precio pero es de los pocos sitios que encontramos que no estaban llenos.
La vida turista -y local- de la capital se da en 3 ó 4 calles cercanas al Mekong a partir de la caída del Sol, cuando las temperaturas bajan y uno puede salir a la calle sin derretirse.
Multitud de restaurantes, cafeterías y algunos bares salpican estas estrechas calles llenas de turistas extranjeros con camisetas de Tailandia o Vietnam, pantalones de pescador y atuendo hippie. No faltan tampoco los primeros signos de turismo sexual, tan ámpliamente extendido por esta zona de Asia. Vimos a bastantes hombres que llegaban a los 60 acompañados por jóvenes locales en los bares frente al Mekong.
El golpe de calor tras venir de una China más bien fría, me dejó fuera de combate por un par de días pero pudimos recorrer los escasos puntos de interés que hay en la ciudad como el Arco del Triunfo, réplica de los colonizadores franceses.
Para los amantes de los templos budistas os aconsejo tomar un plano de la ciudad y pedir que os señalen los más importantes en cualquiera de las oficinas de turismo de la zona.
La forma más entretenida y eficaz de recorrerse la ciudad es en bicicleta. No hace falta que alquiléis una mountain bike ya que es una ciudad bastante plana y asfaltada. Podéis encontrarlas hasta por 8.000 Kips el día en varios sitios, siendo 10.000 el precio medio.
Hay un parque de Buda que está a una media hora de la ciudad. Todas las agencias organizan excursiones al lugar a unos precios muy asequibles aunque también podéis probar suerte con un tuk-tuk.
Al anochecer el paseo del Mekong se llena de vida con chavales recién salidos de la escuela haciendo deporte, ligando y pavoneándose con las motos, los típicos mercadillos de lámparas, bolsos, y demás artesanías asiáticas y las hordas de extranjeros que regresan de su recorrido diurno chopados de sudor o salen de las terrazas del bar en el que han pasado las horas de calor tomándose algo fresco.
Nos paseamos arriba y abajo y cenamos en varios restaurantes con buena comida a buen precio. Casi todos los locales tienen wi-fi gratis para sus clientes.
Cuando hubimos recuperado las fuerzas tomamos un bus hacia Vang Vieng, a unas 5 horas al norte de la capital.
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Sinceramente, una ciudad que no me gustó mucho y en la que sólo nos quedamos el tiempo justo.