Australia es un país diferente.
No siendo colonizado por los europeos hasta finales del siglo XVIII y principios del XIX conservó su estado virgen mucho más tiempo que Sudamérica, y su lejanía del resto de tierras continentales ha creado una diferenciación natural en fauna y flora que hace que, sólo por ello, merezca la pena ir a explorarlo.
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Su fauna terrestre es muy variada aunque las dos especies que se llevan la palma y el corazón de los visitantes son los canguros -símbolo nacional- y los koalas.
Nosotros tuvimos la inmensa suerte de ver ambos en estado salvaje. Es una de las grandes ventajas de alquilar tu propio coche para moverte por allí.
Lo de los canguros fue realmente emocionante. Llevábamos ya casi una semana en el país y no habíamos visto ninguno. Después de nuestro paso por las Blue Mountains sin ver ninguno pusimos rumbo Sur hacia Melbourne y una mañana preciosa, cerca de una playa espectacular que encontramos por casualidad (Bingie Point), encontramos una manada de unos 50 ó 60 canguros en las tierras de una de las múltiples granjas de la zona.
Era la primera vez que veíamos este animal en estado salvaje y fue a lo grande. Ahí estaban todos. Unos tirados, otros más alerta sobre sus dos patas traseras -siempre tiene que currar alguien mientras los demás duermen- y mirando con curiosidad lo que hacíamos.
El Sol deslumbraba y no conseguíamos sacar una buena foto desde el camino de tierra con la Canon de Tati, así que decidí saltar la valla y utilizar mi pequeña cámara, que no es muy buena, pero graba vídeos. Cómo no, justo a punto de saltar vino un tío con una furgoneta y se puso a hablarme. No me pilló por un pelo pero resultó ser un fan de España, así que bien. Finalmente salté y comencé a acercarme poco a poco a los canguros.
canguros en australia
Cuando estuve ya más cerca y era obvio que saldrían por patas -nunca mejor dicho- en cualquier momento, me pegué un sprint con la cámara en mano y grabándolos como podía. El resultado no será para un premio de National Geographic pero a nosotros nos gustó.
A partir de ese día vimos canguros muchas veces más aunque nunca en una manada tan grande como aquella y, a veces, tristemente muertos atropellados a un lado de la carretera.
Esta es una cosa a tener muy en cuenta y que no me canso de repetir: tratad de evitar conducir de noche en Australia. Las carreteras se llenan de animales y es casi imposible esquivarlos. Es bastante inseguro.
La anécdota más curiosa nos ocurrió en la costa Oeste del país cuando pasamos, por la noche, por un lugar que se llamaba “Kangaroo Point”. Nuestras luces iluminaron el cartel verde anunciando el desvío a la derecha para el mirador de Kangaroo Point y justo en el cartel, levantado sobre sus dos patas, había un canguro grandísimo. En la oscuridad parecía que era de mentira y lo habían puesto allí para promocionar el lugar, pero al poco, como percibiendo nuestras dudas, se puso a saltar como una bestia y se perdió en la oscuridad de la noche.
El otro animal que deleita a niños y mayores es el koala.
Y es que te tiene que gustar este tío. Un animal que se tira todo el día durmiendo y comiendo. Para mí que su origen es español y además inventó la siesta y bebe sangría.
Nos pasamos un sitio en el que parecía habitar y pensábamos que ya no los veríamos porque no son tan comunes como los canguros.
De nuevo la suerte nos sonrió porque, estando en la espectacular Great Ocean Road, tomamos un desvío para visitar un faro del siglo XIX. Eran 15 kilómetros de carretera rodeada de eucaliptus. Mirábamos hacia los árboles sin conseguir ver nada hasta que divisamos un coche parado y la gente fuera tirando fotos a los árboles. Nos paramos y nos indicaron hacia dónde teníamos que mirar.
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Los tíos están bastante camuflados y cuando se ponen en las ramas más altas son realmente difíciles de ver mientras conduces.
Hicimos mil fotos pensando que no veríamos muchos más pero a partir de ese lugar la carretera continuaba adentrándose en lo que parecía ser una reserva natural de koalas. Había decenas de ellos.
Tuvimos la coña de encontrarnos con un par que comían como cerdos en ramas bajas y probé a tocarles el pelaje. Son tan suaves como los peluches y el tío ni se inmutó y siguió comiendo hojas como un campeón, con tranquilidad, seleccionando las mejores sin prisa.
Al estar su dieta compuesta de hojas -de eucalipto sobre todo pero no exclusivamente- no consiguen mucha energía y se pasan todo el día sobados. De hecho su expresión es como la mía cuando veía los documentales de la 2 después de comer…”El león se acerca a la zebra…zebra..zeb…zzzzzzzzzzzzzzzzzz”.
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También vimos delfines, mantas, wompats, possums…y muchísimos pájaros hermosos, pero estos dos se llevan la palma sin lugar a dudas.Australia es un país diferente.
que comentario tan cursi y a la vez tan bueno
Qué monos los koalas!
jejeje
Me recuerdan a la serie de Mofli que veía cuando era pequeña
Que majos los koalas, jejeje. El problema no es que sólo coman hojas, es que las hojas de eucalipto tienen muy poco alimento y además son algo tóxicas, con lo que sus digestiones son largas y pesadas (y que mejor forma de hacer la digestión que sesteando!!).