
Pasear con la canoa por los lagos de Suecia es una experiencia de contacto total con la naturaleza.
La región de Värmland -de la cual la capital es Karlstad– tiene un atractivo especial para los deportes al aire libre en los que la naturaleza y tú sois los principales protagonistas.
Aquél gris Miércoles de finales de Mayo realizamos un trekking por la zona cercana al Långbergets Sporthotell y dedicamos la tarde a una actividad que a mí personalmente me encanta: canoa en lago o río.
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Después de la caminata comimos en una horita y fuimos a nuestras habitaciones a preparar el equipaje. Nuestra próxima actividad del día sería la última que haríamos en los bosques de Värmland y dejaríamos la zona de Långberget nada más finalizarla.
Tomamos un par de caminos forestales y en cinco minutos estábamos aparcando a la vera de unos altos árboles. Descendimos un poco a pie para llegar a unas canoas metálicas cuyas proas, atadas entre sí, apuntaban a un lago de aguas tranquilas y un par de isletas en el medio.
El Sol intentaba abrirse paso entre unas nubes que le habían ganado la partida durante el resto del día.

Nuestra amiga Anna no perdía detalle con su cámara.
Decidimos las parejas, nos pusimos los chalecos, cogimos nuestros remos e Israel y yo fuimos los primeros en abordar la canoa e intentar entrar al lago. Risas mil. Al no llevar el calzado adecuado y estar toda la orilla totalmente cubierta de un fango negruzco, empujamos la canoa hasta que sólo una pequeña parte de ella estaba en el agua y nos metimos dentro esperando que los demás nos empujaran hasta que la embarcación se deslizara sola sobre el líquido.
No way, Jose. Maria lo intentó por un momento pero pesábamos una barbaridad y estábamos estancados en el barro. La imagen de los dos sentados, con los remos cruzados y los demás mirándonos como diciendo: “Salid de ahí, y empujar vosotros la barca y meteos en el barro…Cabro…”, no tiene precio. Tenían razón.
Al final es lo que hicimos y al poco, Israel y yo por un lado, y Maria y Javi Pantani por el otro, le dábamos a los remos y surcábamos las aguas del lago.
El Sol ganó la batalla y disfrutamos de un deporte que es realmente relajante y bonito. Ir en canoa o kayak te permite explorar orillas inaccesibles y acercarte a la naturaleza de una manera que pocos otros deportes lo hacen.

Que conste que en esta carrera les dejamos ventaja.
Además lo puedes hacer a tu aire, sin prisa ninguna, ya que , en casos como éste en el que estábamos en un lago sin ningún tiempo de corriente, tú eliges el ritmo al que quieres ir. Igualmente, reconozco que la descarga de adrenalina de bajar aguas rápidas es mil veces mayor.
Técnicamente hay que intentar coordinar el ritmo de remada entre los dos remeros, siendo el que va sentado detrás el que ejerce de timón. Para comenzar a aprender es mejor ir sentado delante y seguir las instrucciones del que tenga un poco más de experiencia.
Al principio lo normal es mirar al otro para apreciar su secuencia de remada, pero al poco rato ya los dos deben funcionar como uno solo sin mirarse.

A pesar de no ser una lago demasiado grande, seguíamos pareciendo pequeñísimos rodeados de tan bonita naturaleza.
Dimos unas cuantas vueltas por el pequeño lago, nos picamos en alguna carrera y después Isra y yo bordeamos la isla de mayor tamaño y vimos que había un corredor que accedía a otro tramo de río o lago. El tiempo no daba para más y no pudimos aventurarnos hacia ese lado pero luego nos comentaron que es posible ir pasando de un lago a otro y llegar hasta el río Klara, donde puedes alargar tu ruta los días que quieras.
A las 4.30 o 5 de la tarde dejábamos las canoas para poner rumbo a Karlstad, encarando la etapa final de un viaje inolvidable.
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Fotos ©Sofie Flensburg/Visitsweden
TFW
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Pues ya estás tardando, Juan Antonio! Es un gran deporte: sano, relajante y pleno contacto con la naturaleza.
chulo, chulo… Además debe ser una gran sensación remar en la tranquilidad de un lago apartado. Nunca he practicado remo y la verdad, me gustaría. Otra cosa a hacer…